Bibliotecas y mi colección de libros

Lema

Libro de Proverbios, 8 20, de la Biblia. "Yo camino por la senda de la justicia, por los senderos de la equidad."

sábado, 11 de marzo de 2017

404.-La biblioteca de Augusto Pinochet Ugarte.-a

  

Don Augusto José Ramón Pinochet Ugarte.


  

Augusto Pinochet



 (Valparaíso, 25 de noviembre de 1915 – Santiago de Chile, 10 de diciembre de 2006) fue un militar, académico y  político  chileno que encabezó el gobierno militar entre los años 1973 y 1990.
Asumió en 1973 el cargo de comandante en jefe del Ejército de Chile. El 11 de septiembre de ese año, dirigió un golpe de Estado que derrocó al gobierno de Salvador Allende. Desde ese momento, Pinochet asumió el gobierno del país, primero bajo el cargo de presidente de la Junta Militar de Gobierno (que ocupó hasta 1981), al que se sumó el título de jefe supremo de la Nación el 27 de junio de 1974, que le confería el poder ejecutivo. El 16 de diciembre del mismo año asumió el cargo de presidente de la República, que sería ratificado al promulgarse la Constitución de 1980. Su gobierno terminaría tras la derrota en el Plebiscito  de 1988 y su  reemplazo por don Patricio Aylwin en 1990. Pinochet se mantendría como comandante en jefe del Ejército hasta el 10 de marzo de 1998, y al día siguiente asumiría el cargo de senador vitalicio. Falleció en Santiago de Chile, 10 de diciembre de 2006)

  

Las declaraciones de Augusto Pinochet, pronunciadas en entrevistas y discursos, lo retratan mejor que cualquier descripción de terceros.


 Sobre los miembros del Gobierno de Allende
"Los ponemos en un avión y en el camino los van tirando para abajo" (a un subalterno suyo, tras el golpe del 11 de septiembre de 1973).
 Sobre la motivación de sus actos: 
Asumió la responsabilidad política de sus actos y los justificó "por amor a la patria" (el 25 de noviembre de 2006). 
Sobre la trascendencia de su gobierno
"Creo que ningún suceso político, desde el nacimiento de Chile a la vida independiente, tendrá tanta trascendencia como el 11 de septiembre". 
Sobre la firmeza de su mando
"Gracias a Dios, creo que tengo los pantalones amarrados con fierro". 
"Esto no ha sido nunca una dictadura. Ha sido una dictablanda". 
Sobre su autoridad
"Yo no acostumbro a amenazar. Sólo advierto una vez. El día que me toquen a alguno de mis hombres se acabó el estado de derecho". 
"Con los años, me van a estar pidiendo que vuelva el gobierno militar".
 "En este país no se mueve una hoja sin que yo lo sepa". 
"La mentira se descubre por los ojos y yo muchas veces mentía, por eso usaba anteojos oscuros".
 Sentencias políticas: 
"Soy democrático, pero a mi manera".
 "El diálogo es un juego que tienen los comunistas. A mí no me interesa".
 "Pluralismo: ¿Sabe cómo llamo yo a eso? Beatería política".
 Sobre los derechos humanos:
"Miren, qué economía más grande (al descubrirse sepulturas con dos o tres cadáveres en cada una)". "Yo no conozco eso de los derechos humanos. ¿Qué es eso?".
 "Los derechos humanos son una invención, muy sabia, de los marxistas".
 "Entre asegurar los derechos de unos 10.000 disociados o garantizar los de diez millones, no tuvimos duda". 
Sobre la religión:
"Soy católico, apostólico y romano, pero no ingenuo". 
"Yo obtengo mi fuerza de Dios".
 "El demonio es manejado por Moscú". 
"En los orígenes de la religión católica estuvieron San Pedro y San Pablo. Estos dos caballeros se pelearon seis años y casi llegaron a las trompadas. Ahora, si esos santos varones no pudieron ponerse de acuerdo, calcule para nosotros". 
Sobre la economía:
"Soy el general de los pobres".
 "Hay que cuidar a los ricos para que den más". 
"Tratamos de hacer de Chile un país de propietarios y no de proletarios". 
"De cada diez chilenos, uno tendrá automóvil, de cada cinco, uno tendrá televisor y de cada siete, uno tendrá teléfono".
"Lamento no haber ayudado más a la clase media. ¡Es que no teníamos recursos entonces!" (1995).
 Sobre hechos y figuras del exterior como Fidel Castro:
 "Un hombre de mucho carisma. Es valiente Fidel Castro. Político ...con una manita de hierro. Lo mantiene la fuerza. Fusiló hasta a su amigo íntimo. Yo le habría dado cadena perpetua o expulsado del país, pero él lo fusiló".
Sobre el Ejército alemán:
 "Se ha convertido en un grupo de marihuaneros, o sea melenudos, homosexuales y sindicalistas". 
De Martín Balza (ex jefe de las Fuerzas Armadas argentinas, primero en reconocer institucionalmente las atrocidades cometidas durante la dictadura que gobernó Argentina entre 1976 y 1983):
 "No estuvo bajo ninguna bala... nosotros sí".
 Sobre EEUU:
"Ellos nunca han ganado una guerra. La Segunda Guerra Mundial la ganaron los rusos; la de Corea la ganaron los rusos; en Vietnam ganó Rusia; en Nicaragua ganó Rusia. ¿Y en Irán quién ganó? Good bye". 
Sobre la perestroika:
"Son los principios leninistas, envasados en otro papel". 
Cuando estuvo detenido en Londres por orden de busca y captura de la Justicia española:
 "Díganles a mis amigos que me saquen de aquí" (nueve días después de ser detenido en Londres, el 18 de octubre de 1998). 
Sobre sus sentimientos:
"Reflexionando y meditando, soy bueno. No tengo resentimientos, tengo bondad". 
En su despedida del Ejército:
"Gracias, Patria Mía, he sido tu soldado y ello me hace feliz".
 Sobre el perdón a sus víctimas:
"¿Pedir perdón? Que lo pidan ellos". 
En su 91º cumpleaños:
"Cerca del final de mis días quiero manifestar que no guardo rencor a nadie, que amo a mi patria por encima de todo, que asumo la responsabilidad política de todo lo obrado"

"Lucy..."


Nota: Esta fue su última palabra, dirigida a su mujer en su lecho de muerte el 10 de Diciembre de 2006

"Respetaré, y haré respetar este resultado, en consonancia con mi norma de conducta invariable como Jefe del Estado."


Nota: Declaraciones aceptando el resultado del Plebiscito de 1988, en que se impuso la opción "No".

No me acuerdo, pero no es cierto. No es cierto, y si fuera cierto, no me acuerdo."


Nota: En respuesta sobre si él como Presidente de la República era jefe directo de la DINA. (16 de Noviembre del 2005).

"Yo no amenazo, no acostumbro amenazar. Sólo advierto una vez. El día que me toquen a alguno de mis hombres se acabó el estado de derecho."
Nota: 14 de octubre de 1989.
Fuente: Agencia Efe, reproducido en prensa internacional como Las Provincias.

Tratamos de hacer de Chile un país de propietarios y no de proletarios."

"La Geopolítica es una rama de las ciencias políticas que, basada en los conocimientos geográficos, históricos, sociológicos, económicos, estratégicos y políticos; pasados y presentes, estudia en conjunto la vida y desarrollo de una masa humana organizada en un espacio terrestre, analizando sus múltiples y recíprocas influencias (sangre suelo) para deducir sus objetivos y estudiar sus proyecciones, con el fin de lograr en el futuro un mayor bienestar y felicidad en el pueblo."
Fuente: Pinochet Ugarte, Augusto. Geopolítica. Barcelona Empresa Industrial Gráfica. Santiago, Chile. 1992 pág. 52

"No queremos nosotros aceptar plazos ni parlamentos, que significa diálogo, significa debilidad. Todo ese montón de jetones que hay ahí, el señor Tohá, el otro señor Almeyda, todos estos mugrientos que estaban echando a perder el país, debes pescarlos presos y el avión que tienes dispuesto tú, arriba, y sin ropa, con lo que tienen, pa’ fuera.”
Nota: 11 de septiembre de 1973, el día del golpe, según grabación captada de las comunicaciones militares.

"En Chile no se mueve una hoja sin que yo lo sepa".
Fuente: Agencia Efe, reproducido en prensa internacional como Las Provincias.

"Seré senador vitalicio, y me iré a vivir a Valparaiso"

"Ya no hay que pensar en la defensa huevones, sino en atacar"
Academia de Guerra Militar de Ecuador, 1965


  

Biblioteca de  Augusto Pinochet.


  

Pinochet fue uno de bibliófilos mas importante del siglo XX en Chile, teniendo una de las biblioteca privada mas importante del país.
Escritorio presidencial
Entre los 55 mil libros que Pinochet atesoró en forma compulsiva y adquirió a punta de regateos y con fondos fiscales y privados se encuentra parte de la biblioteca privada del ex presidente José Manuel Balmaceda, una carta original de Bernardo O’Higgins y una particular edición sobre prócer don Manuel Rodríguez con un timbre de la biblioteca del Instituto Nacional. El valor monetario y patrimonial de la biblioteca de Pinochet estaba valorada US$ 2.840.000 en año  2006. 
Tasación de biblioteca.
biblioteca privada

Unos cinco peritos bibliográficos examinaron la biblioteca privada de Pinochet, encabezados por experta doña  Berta Inés Concha Henríquez y don Hernán Gonzalo Catalán Bertoni, que se encontraba en las residencias de Los Boldos en Santo Domingo, La Dehesa y El Melocotón, además de las Bibliotecas de la Academia de Guerra del Ejército y de la Escuela Militar, a las que el general Pinochet donó cuantiosas volúmenes poco antes de retirarse de la comandancia en Jefe del Ejercito.

Biblioteca privada.

De acuerdo con el resultado de ese informe pericial, el equipo de expertos bibliográficos trabajó 194 horas en terreno y otras 200 dedicadas a pesquisas e investigaciones tendientes a determinar el valor monetario y patrimonial de los volúmenes y su mobiliario. El estudio persiguió cuantificar los montos que el general invirtió en este rubro, a partir de dineros que en su gran mayoría se suponen provenientes de fondos de gastos reservados asignados a la Presidencia de la República, a la Casa Militar y a la comandancia en jefe del Ejército.
El informe establece que los libros adquiridos por el general Pinochet son cerca de 55 mil volúmenes , cuyo valor global fue estimado en US$ 2.560.000. (2006) A este monto se suman los valores del mobiliario, encuadernación y transporte de publicaciones editadas en el extranjero, todo lo cual fue tasado en US$ 52.000, US$ 75.000 y US$ 153.000, respectivamente. El estudio trasciende las consideraciones económicas.
Tras dar cuenta de la existencia de piezas únicas, primeras ediciones, antigüedades y rarezas, algunas que ni siquiera se encuentran en la Biblioteca Nacional, el informe concluye que “las bibliotecas objeto del peritaje contienen obras y colecciones de altísimo valor patrimonial”.
Libros valiosos.
Entre las muchas obras antiguas que atesoró don Augusto Pinochet, se cuenta una primera edición de la Histórica Relación del Reino de Chile, fechada en 1646; dos ejemplares de La Araucana que datan de 1733 y 1776, respectivamente; un Compendio de Geografía Natural y otro de Historia Civil, impresos en 1788 y 1795; un Ensayo Cronológico para La Historia General de La Florida, de 1722; una Relación del Último Viaje de Magallanes de la Fragata S.M. Santa María de la Cabeza, de 1788; y un libro de viajes a los mares del sur y a las costas de Chile y Perú, publicado en 1788 .
Además, el general compro  una parte de la biblioteca privada de José Manuel Balmaceda, incluida una edición a las honras fúnebres del ex Presidente chileno, en cuyo interior se encuentra una tarjeta de la viuda de éste; una carta original de Bernardo O’Higgins y una particular edición sobre Manuel Rodríguez que lleva el timbre de la biblioteca del Instituto Nacional.
"En términos generales, es una biblioteca cara por los volúmenes, muebles y encuadernaciones. Cara por las piezas únicas, por sus colecciones relevantes y, en algunos casos, por su valor documental”, sostiene Berta Concha, editora y librera."
Carta de O Higgins

-Encontramos por ejemplo una biografía de Francisco Franco que Manuel Fraga Iribarne dedicó a Pinochet. También un ejemplar dedicado al mismo por Manuel Contreras. Esos elementos le dan un innegable valor agregado.
¿Sabía el general qué tenía exactamente y cuál era su valor monetario y patrimonial?
 ¿Contaba con asesoría profesional?
¿Consultaba o leía con cierta regularidad las piezas más preciadas de su biblioteca?
El informe pericial no responde esas preguntas. Tampoco parecen saberlo con precisión los comerciantes de libros, colaboradores y familiares de Augusto Pinochet que prestaron testimonio para esta investigación.
Al menos en público no se caracterizaba por demostrar una gran cultura, todo lo contrario.
 El general proyectaba ser un hombre básico, de conceptos elementales, pero hay señalar que estudio en Academia de Guerra de Chile, donde egresó como Oficial especialista de Estado Mayor. Además fue profesor de esa institución educación superior, debiendo tener una elevada preparación académica. Sus propios amigos y conocidos reconocen que era profundamente desconfiado, acostumbrado a compartimentar información y guardarse opiniones y sentimientos.
Una cosa es segura. El hombre que llegó a ser dueño de una de las colecciones bibliográficas más valiosas del país, con una inversión total que se calcula en 4 millones de dólares (si se le agrega el valor de la biblioteca napoleónica con sus bustos), tenía un aprecio particular por sus libros. Ese aprecio quedó de manifiesto la mañana del martes 17 de enero, a poco de iniciarse el primer peritaje en la casa de Los Boldos.

Ex libris de Pinochet

Compulsivo y tacaño.

Dos años y medio antes de ser objeto del primer peritaje bibliográfico, don Augusto Pinochet apareció sorpresivamente por una antigua galería comercial de calle San Diego, en el centro de Santiago. Sin previo aviso, acompañado de su escolta, llegó a visitar a su más fiel y entrañable librero.
En ese entonces Juan Saadé tenía tantos años como Pinochet, que iba para los 90, y aún estaba al frente de la librería de viejos que había fundado en 1941 con el nombre de La Oportunidad. Decía conocer a su cliente predilecto desde que éste era subteniente y solía comprarle libros de historia y geografía de Chile con cheques a plazo. Una vez que quedó instalado en el gobierno, el general de Ejército comenzó a pagar con cheques al día a nombre de la Presidencia de la República. La afición a los libros fue creciente y antecede a la toma del poder.
En su declaración jurada de bienes, realizada el 21 de septiembre de 1973, declaró poseer una biblioteca particular por un valor de 750 mil escudos, correspondientes a poco más de 6 millones de pesos de la actualidad (US$12.000). De esa época se conservan antiguos ejemplares que llevan el timbre del teniente o ayudante mayor Augusto Pinochet Ugarte. También esas primeras ediciones rústicas de Geopolítica (1968) y Campaña de Tarapacá (1972), dos libros de su autoría que tuvieron una cierta repercusión en el mundo militar.
Desde joven fue aficionado a los libros, en particular a los de historia, guerra y geografía. De eso no parece haber dudas. Pero lo que resulta irrebatible, porque las cifras son demoledoras, es que a contar del Golpe de Estado, su biblioteca personal experimentó un sorprendente y sostenido incremento, producto no sólo de regalos propios del cargo.
Luis Rivano es vecino de la librería de Juan Saadé y aún guarda cientos de fotocopias con portadas de libros usados que ofrecía con sostenida regularidad al general Pinochet. En su mayoría son textos de ciencias sociales, muchos de ellos de marxismo y política de las décadas de los ‘60 y ‘70, que se salvaron de la hoguera en los días posteriores al Golpe de Estado.
Cuando el general se interesaba por algún título, cosa bastante frecuente, marcaba con un visto bueno la fotocopia de la portada para que Rivano se lo hiciera llegar a través de algún oficial encargado especialmente del tema. De esta forma llegaron a sus manos títulos como Si Yo Fuera Presidente, de Tancredo Pinochet; El Movimiento contra la Tortura Sebastián Acevedo, de Hernán Vidal; El Gran Culpable, de José Suárez Núñez; El Guerrillero, de Chelén Rojas; Teoría Secreta de la Democracia Invisible, de José Rodríguez Elizondo; y El Mercurio y su Lucha contra el Marxismo, de René Silva Espejo.
El procedimiento fue el mismo con otros libreros de viejos de las Torres de Tajamar, en Providencia. Uno de ellos, que pide guardar reserva de su nombre, recuerda que el general era un comprador compulsivo y de gustos muy definidos. Pedía todo lo que hubiese de Napoleón Bonaparte. Absolutamente todo. Era su gran obsesión. Casi tanto como Ortega y Gasset.
También los libros de línea, como enciclopedias, diccionarios y atlas. Los libreros de las Torres de Tajamar sabían qué ofrecerle y esperar de él: aunque era un cliente leal, que compraba de manera sistemática, a veces desenfrenada si estaban de por medio sus preferidos, solía adjudicarse rebajas unilaterales.
Era ratón para pagar”, refrenda Octavio, hijo de Luis Rivano, que trabaja en Providencia y tuvo la osadía de devolver a La Moneda un cheque por $80.000 que el general había cancelado a cambio de un ejemplar de La Independencia de Chile, editado por Santos Tornero. “Yo sabía que el libro era bueno y que a él le servía, entonces por una cuestión de prestigio de librero insistí en que me pagara lo que valía”.

Al poco tiempo Octavio Rivano recibió un sobre con el mismo cheque por $80.000 y un adicional en dinero en efectivo. No se habló más del asunto.

La colección de Pinochet.

La última vez que Francisco Javier Cuadra se reunió con Pinochet fue hacia comienzos de 2006. Cuadra le contó que había conocido a la familia de Fernando Vega, un ex ministro de Fujimori que posee la colección más importante de textos antiguos sobre Chile. Pinochet le contó que hace no mucho había muerto Juan Saadé, su librero de toda la vida, y le pidió que le recomendara el suyo. Cuadra y Pinochet, a decir del primero, hablaban este tipo de cosas, incluso cuando ambos ocupaban oficinas en La Moneda y las urgencias eran otras.
El ex vocero de gobierno sostiene que en esa época, mediados de los ‘80, el general permanecía atento al proceso político soviético por medio de libros de actualidad sobre el tema que leía en francés. “Estaba al tanto de las últimas publicaciones sobre marxismo, si salía un libro nuevo, él tenía que tenerlo”. Dice Cuadra que para estas y otras materias modernas, se abastecía a través de editoriales y librerías que solían enviarle catálogos con novedades. Dice también que compraba bastante en librerías especializadas del extranjero.

A este respecto, la investigación judicial por las cuentas del Riggs ha indagado en las compras de libros y otros objetos de uso personal que llevaron a cabo los agregados militares por encargo de Pinochet y a costa de los fondos públicos. En la resolución que el juez Cerda dictó en octubre último, se lee:
 “Algunos de los pedidos eran ejecutados por los oficiales del Ejército de Chile que oficiaban como agregados en las misiones de Washington y Madrid o en las diversas agregadurías”.
Como se va viendo, las fuentes de abastecimientos fueron múltiples.
Hubo muchos regalos, por cierto. Algunos de importancia patrimonial, como el Compendio de Historia Civil del Abate Molina que el almirante Merino compró a Luis Rivano con motivo de un cumpleaños del general. Ese ejemplar de 1795 permanece en la casa de La Dehesa, sujeto a embargo judicial, y fue tasado en US$ 1.500. En una categoría similar está el Epistolario de Diego Portales obsequiado por Cuadra.
Hubo ese tipo de gestos y también compras directas y de montos considerables que el general realizó a costa de dineros públicos.

Un gerente editorial de la época, que aún sigue ligado al negocio y pide reserva de su nombre, fue citado hasta los mismos salones de La Moneda para que expusiera colecciones y textos de línea, en especial sobre historia. Como era un proveedor nuevo, hubo que dejarle en claro que al general no le interesaba en lo más mínimo la ficción. Para qué decir la poesía. El único texto propiamente literario que conservó en la biblioteca de Los Boldos se titula El Rigor de la Corneta y es un clásico de la literatura militar chilena.
Cuando el librero llegó a la casa de gobierno, fue instruido para que dispusiera los textos en una sala contigua al despacho presidencial y se mantuviera en silencio en una esquina, dispuesto a responder las preguntas que pudiera formularle el general. Así lo hizo, pero cuando éste apareció, acompañado de un pequeño séquito, no le dirigió la palabra, siquiera una mirada. Revisó los textos -entre los que se contaban un libro de música con tapa de madera, varias enciclopedias y una historia taurina y otra de castillos españoles- y se limitó a hojearlos y a dictarle a un asistente sus preferencias.
La ceremonia no duró más que unos pocos minutos. El librero se retiró en silencio con sus cosas y al día siguiente, siguiendo instrucciones, regresó a La Moneda para dejar la factura y cobrar un cheque girado a nombre de la Presidencia de la República.
Mediante este conjunto de prácticas, Pinochet llegó a acumular una cantidad impresionante de libros de todo tipo. Incluido el manuscrito original del Diario Militar de José Miguel Carrera que hace un par de años fue devuelto al Museo Militar. Pero todo eso, a entender de la perito Berta Concha, no hace necesariamente una buena biblioteca.
Aunque tiene muy buenas cosas, y se nota que tuvo una asesoría detrás, es una biblioteca muy poco organizada, sin un gran orden, con un afán por atesorar por atesorar. Hay una cantidad de obras de referencia, enciclopedias casi escolares, que develan un escaso conocimiento y una escenografía del poder. Después de leer al personaje a través de su biblioteca, mi conclusión es que este señor miraba con mucha fascinación, temor y avidez el conocimiento ajeno a través de los libros. Quien mandó a quemar libros forma la biblioteca más completa del país. Eso es interesante. De alguna forma conoce la dinámica y el poder de los libros”.
De cualquier modo, el de Pinochet fue un proyecto en grande, megalómano, al borde del delirio, que no se fijó límites en gastos y procedimientos.
De acuerdo con el informe pericial, “no menos de un 5 por ciento (2.750 ejemplares) han sido especialmente encuadernados en piel”, lo que supone una inversión de $ 41.250.000 pesos. Lo que no precisa ese informe es que el trabajo realizado a piezas de todo tipo, desde valiosas colecciones completas de Benjamín Vicuña Mackenna a vulgares ediciones rústicas o simples revistas, fueron realizadas por Abraham Contreras, el más prestigioso encuadernador que ha tenido el país.
Como los grandes coleccionistas, el capitán general también tuvo la ocurrencia de marcar varios de sus ejemplares con un ex libris o sello de propiedad que mandó a fabricar a la Casa de Moneda de Chile. El sello tiene el diseño de una mujer alada que levanta una llama de la libertad al tiempo que sostiene un escudo con las iniciales de Augusto Pinochet Ugarte. La idea surgió casi a la par con el proyecto de ampliación de la biblioteca de El Melocotón, en el Cajón del Maipo, que en los ‘80 movilizó recursos y personal de CEMA Chile. La modesta casa de piedra, que originalmente estaba destinada a los escoltas, quedó convertida en un lujoso espacio de 80 metros cuadrados al que muy pocos tuvieron acceso. Rodrigo García Pinochet fue uno de ellos.
El nieto del general recuerda que la biblioteca de El Melocotón era “como un lugar sagrado, un verdadero santo santorum” al que se introducía un poco a escondidas de su abuelo cuando lo acompañaba los fines de semana.
 “Era muy receloso de sus libros, siempre los ordenaba personalmente y llevaba una férrea contabilidad de los mismos”.
Tan cómodo y a sus anchas se sentía el general en El Melocotón, que según su nieto, pensaba pasar ahí sus últimos días.
Todo cambió a partir de esa tarde de domingo 7 de septiembre de 1986, cuando regresaba a Santiago en compañía de su nieto. Tras salvar milagrosamente de una emboscada de aniquilamiento, en un hecho que dejó cinco escoltas muertos, nueve heridos y un libro llamado Operación Siglo XX (de Patricia Verdugo) que llegó a la biblioteca del general, la casa de El Melocotón comenzó a ser objeto de un progresivo abandono.



  

La dispersión de Biblioteca.

Napoleón 
En septiembre de 1989, ya resignado a dejar el gobierno y atrincherarse en la comandancia en jefe del Ejercito, Augusto Pinochet Ugarte inauguró la biblioteca de la Academia de Guerra del Ejército que lleva su nombre y reúne cerca de 60 mil títulos, la mitad de los cuales fueron donados por él.
Napoleón
Ahí están varios de los textos de ciencias sociales que durante años le vendieron libreros Juan Saadé y Luis Rivano. También varias de las enciclopedias y libros de línea y divulgación que el general adquirió de manera frenética. 
Hay piezas valiosísimas en términos patrimoniales, algunas como el Ensayo Cronológico para la Historia General de La Florida (1722), de Gabriel Cárdenas, tasado en más de tres mil dólares y que ni siquiera se encuentra en la Biblioteca Nacional. 
Hay cosas extrañas, como una horripilante versión de Martín Fierro forrada en cuero de vaca y dedicada por Raúl Matas hijo al “estimado Presidente”. 
Escritorio presidencial de Pinochet

Hay cosas dignas de atención, como una reproducción del despacho que el general ocupó en La Moneda. Cosas históricas como una firma de Manuel Contreras en el libro de visitas ilustres. Y también una de las más completas colecciones de libros que analizan el régimen militar.
Napoleón 

El fondo bibliográfico aportado por Pinochet a la mayor biblioteca del Ejército se calcula en cerca de 29.729 títulos, poco más de la mitad de lo que aún se mantiene en poder de la familia entre las residencias de Los Boldos y Los Flamencos. En El Melocotón no quedan más que 200 libros sin mayor valor.
Napoleón 
Una importante colección relativa a Napoleón Bonaparte, , además de once esculturas en miniatura del mismo personaje, permanecen en la bóveda del museo de la Escuela Militar, a la espera de que el juez Cerda levante su embargo o determine otra cosa. Suman 887 volúmenes y fueron donados en septiembre de 1992 por su entonces comandante en jefe. Hay además, 633 títulos de diferentes temáticas que fueron a parar a la Fundación Pinochet y 37 que se encuentran en la biblioteca central de la Universidad Bernardo O”Higgins.
Napoleón 
En el penúltimo caso, que no ha sido objeto de la investigación del juez Cerda, varios de los libros recibidos son relativamente recientes, en apariencia sencillos, sin mayor valor agregado. No hay grandes colecciones, rarezas ni antigüedades. Sin embargo, por razones diversas, tuvieron una significación especial para el hombre que los donó pensando en “la juventud chilena”, a poco de su retorno de Londres.
Entre esos 633 libros, hay una autobiografía de Erich Bauer, almirante de la marina del Tercer Reich, que aparece subrayada en la definición que entrega el autor sobre el vicealmirante Von Ingenohl: 
Resultaba difícil adivinar su pensamiento íntimo, pues no descubría jamás sus planes a los ojos de los demás de manera abierta”.
Hay también marcas del lector en El Libro Negro del Comunismo. Crímenes, Terror y Represión, donde se subraya que las víctimas de los regímenes de la órbita soviética “ya se acercan a la cifra de cien millones de muertos”, y una dedicatoria que el autor de Estrategia y Poder Militar, Fernando Milia, capitán de la marina argentina, escribe en noviembre de 1976 “al señor general Augusto Pinochet, reconocido geopolítico ayer y pilar antimarxista hoy, con todo mi respeto intelectual”.

Análisis de biblioteca de Pinochet.
La biblioteca privada de Pinochet, tiene la mejor colección de marxismo en república de Chile, con una gran colección de libros sobre el tema.
Su libro preferido  era "El arte de la guerra" de Sun Tzu", un texto sobre estrategia, Pinochet siguió al pie de la letra los consejos del estratega y filósofo de los Reinos Combatientes en China.
Entre el año 1979 y el 1981, comienza ya a comprar una cantidad enorme de libros, de manera sistemática, compulsiva, tanto a nivel de distribuidores extranjeros, agregados culturales y los libreros chilenos más insospechados: los libreros de San Diego, los libreros de las Torres de Tajamar, los libreros que no tienen librería, le vendieron libros a Pinochet, directa, o indirectamente.
Incluso libreros de izquierda, que no son pocos, le vendieron libros a Pinochet, como Ricardo Bravo, que estuvo con Pinochet en su oficina vendiéndole y hablando de libros.



Biblioteca personal.

Tengo el libro sobre la biblioteca de Pinochet, en mi colección.

Fotografías de biblioteca de Pinochet
Itsukushima Shrine.

3 comentarios:

  1. que sorpresa de pinochet era mas intelectual que aparentada

    ResponderEliminar
  2. En el libro "La secreta vida literaria de Augusto Pinochet" de Random House Mondadori, el autor habla que don agusto pinochet tenia mayor colección de las obras sobre marxismo en república.
    Pinochet le gustaba conocer a su enemigo.

    ResponderEliminar