Bibliotecas y mi colección de libros

Lema

Libro de Proverbios, 8 20, de la Biblia. "Yo camino por la senda de la justicia, por los senderos de la equidad."

sábado, 7 de diciembre de 2013

177.-GRANDES DISCURSOS - CLÁSICOS JACKSON - VOL XIX - AÑO 1960 a

Luis Alberto Bustamante Robin; Jose Guillermo Gonzalez Cornejo; Jennifer Angelica Ponce Ponce; Francia Carolina Vera Valdes;  Carolina Ivonne Reyes Candia; Mario Alberto  Correa Manríquez; Enrique Alejandro Valenzuela Erazo; Gardo Francisco Valencia Avaria; Alvaro Gonzalo  Andaur Medina; Carla Veronica Barrientos Melendez;  Luis Alberto Cortes Aguilera; Ricardo Adolfo  Price Toro;  Julio César  Gil Saladrina; Ivette Renee Mourguet Besoain; Marcelo Andres Oyarse Reyes; Franco Gonzalez Fortunatti; Patricio Ernesto Hernández Jara;  Demetrio Protopsaltis Palma;   Paula Flores Vargas; Katherine Alejandra Del Carmen  Lafoy Guzmán;



CLÁSICOS JACKSON - VOLUMEN XIX: GRANDES DISCURSOS. SELECCIÓN, ESTUDIO PRELIMINAR Y NOTAS POR MARIANO GÓMEZ.

W. M. JACKSON, INC. EDITORES - BUENOS. AIRES - ARGENTINA AÑO 1960,  448 PÁGINAS / PESO: 800 GRAMOS / FORMATO: 14,5 CM x 21 CM

La oratoria es considerada un arte complejo, surgido de inexcusables necesidades y particularmente desarrollado durante aquellos periodos ascensionales de la Historia en que, vencida ya la barbarie y abierto el combate contra nuevas servidumbres, los pueblos alcanzan, al par que conciencia de su propio genio, los primeros afanes de dignificación personal y colectiva.








Dinarco

 (Δείναρχος, Corinto, ca. 361 a. C. - ca. 291 a. C.) fue el último de los diez oradores áticos, hijo de Sóstrato (o, según la enciclopedia bizantina Suda, de Sócrates). En lo concerniente a los aspectos generales de su vida, dependemos de la obra de Dionisio de Halicarnaso: Sobre Dinarco, cap. 2, 3 y 9. Dinarco nació en Corinto, pero se marchó a Atenas para estudiar retórica con Teofrasto.

A partir de 336/365 trabajó siempre con mucho éxito como logógrafo—un escritor de discursos para los tribunales. Al ser extranjero residente en Atenas (meteco), no pudo desarrollar una carrera política ni tampoco le estuvo permitido hablar directamente en los tribunales. Tras la Guerra Lamiaca y con los grandes oradores de la época, Demóstenes e Hipérides, ya fallecidos, Dinarco se quedó solo y ejerció la supremacía en esa actividad tan lucrativa. Durante el gobierno de su amigo y protector Demetrio de Falero, alcanzó su máximo encumbramiento y los años 317-317 fueron los más prósperos de su vida. En la caída de Demetrio Faléreo en (307/306) y la restauración de la democracia por Demetrio Poliorcetes, Dinarco, sospechoso por su riqueza y quizá aún más por su amistad con "los que abolieron la democracia" (FGrH, 328 F 66), fue condenado a muerte y tuvo que exiliarse a Calcis en Eubea. Dionisio conocía 87 de los discursos atribuidos a Dinarco y de 60 de ellos confirmó su autoría. Sólo poseemos tres considerados auténticos por los especialistas: Contra Demóstenes, Contra Aristogitón, y Contra Filocles, todos ellos relacionados con las investigaciones de la desaparición del dinero depositado en Atenas para Hárpalo en (324/323 adC) por el Areópago, el cual después de consultar, informó que nueve hombres habían recibido sobornos de Hárpalo, (el tesorero fugitivo de Alejandro), y designó fiscales para el caso. Dinarco escribió para uno o más de los fiscales los tres discursos antedichos.

Tres discursos incluidos en la lista de Dionisio de Halicarnaso se encuentran en el corpus de Demóstenes (Orationes 45, 46 y 58), pero los especialistas no creen que puedan atribuirse a Dinarco. Las simpatías de Dinarco fueron en favor de una oligarquía ateniense bajo control macedonio; pero ello podría recordar que él no era ciudadano ateniense. Esquines y Démades no lo tuvieron como excusa. En el asunto de Hárpalo, Demóstenes era sin duda inocente, y, probablemente, fue otro de los acusados. Sin embargo, Hipérides, el más ardiente patriota, estuvo del mismo lado que Dinarco. Bajo la regencia de su viejo maestro, Demetrio de Falero, Dinarco ejerció gran influencia política. Dinarco señala el declive de la oratoria ática. Demostró ser poco original excepto en una cierta habilidad para el uso de metáforas nueva. Imitó a sus precedesores, sobre todo a Demóstenes (Hermógenes, Id.ii.11 lo llama krítinos Dēmosthénēs, "un Demóstenes de bagatela"), pero no desarrolló un estilo propio. Conocía la técnica de la composición en prosa y dominaba todos los trucos del oficio de orador.
Fue competente hasta cierto punto, pero su obra es descuidada y falta de gusto. El orden de sus discursos resulta incoherente. Sus frases son largas y sin forma, de algunas figuras retóricas, e.g. epanalepsis y asíndeton, hace un uso desmesurado, y su invectiva es tan sumamente exagerada que pierde todo su significado. Sobre el 292, gracias a las negociaciones de su amigo Teofrasto, pudo regresar a Atenas. Ya prácticamente ciego, se quedó a vivir en casa de su amigo Próxeno, a quien al poco tiempo denunció para recuperar un dinero que se le había extraviado en la casa, la única vez que Dinarco estuvo en los tribunales. Éste es el último dato de su vida que conocemos. Dinarco murió en Atenas hacia el 291.



Hipérides.

 (Υπερείδης, Atenas, c. 389 a. C. - Peloponeso, 322 a. C.): político y orador ateniense, uno de los diez oradores áticos.

Discípulo de Platón e Isócrates, según una tradición nunca confirmada, fue un gran orador, político y abogado, que, entre otras muchas actividades, colaboró con Demóstenes en su oposición a la supremacía macedonia.
En el 343 a. C. denunció ante el pueblo a Filócrates, responsable de la paz del mismo nombre, por corrupción, pero Filócrates huyó antes del juicio por miedo a la más que probable sentencia desfavorable. Tras la derrota de Atenas en Queronea (338 a. C.), participó en la defensa de la ciudad por medio de su famoso y controvertido decreto por el cual se concedía la libertad a los esclavos y la amnistía a desterrados, así como otra serie de medias de carácter excepcional, encaminadas a enfrentar un eventual ataque de Filipo II, que, no obstante, nunca llegó a producirse. Murió asesinado por orden de Antípatro, regente de Grecia tras la muerte de Alejandro Magno, en castigo a su promoción de la Guerra Lamiaca, con el objeto de librar a Grecia y, especialmente, a su patria Atenas, del dominio macedonio.
Como orador fueron famosos sus discursos en memoria de los caídos en la mencionada Guerra Lamiaca (323 a. C.) y en defensa de la hetera Friné, acusada por Eutias, un galán desdeñado por ella, de haber hecho una sacrílega parodia de los misterios de la diosa Deméter, hecho castigado con la muerte; como no conseguía persuadir a los jueces, se cuenta que Hiperides desnudó el busto de la mujer ante ellos. Los jueces, sobrecogidos de temor religioso por el asombroso parecido de la hetera con la diosa Afrodita, decretaron su absolución.




Demóstenes.

 (en griego, Δημοσθένης: Dēmosthénēs) fue uno de los oradores más relevantes de la historia y un importante político ateniense. Nació en Atenas, en el año 384 a. C. y falleció en Calauria, en el año 322 a. C.

Sus dotes de oratoria constituyen la última expresión significativa de las proezas intelectuales atenienses, y permiten el acceso a los detalles de la política y la cultura de la Antigua Grecia durante el siglo IV a. C. Demóstenes aprendió retórica mediante el estudio de los discursos de oradores anteriores. Pronunció sus primeros discursos judiciales a los veinte años de edad, cuando reclamó a sus tutores que le entregaran la totalidad de su herencia. Durante un tiempo, Demóstenes se ganó la vida como escritor profesional de discursos judiciales y como abogado, redactando textos para su uso en pleitos entre particulares.
Demóstenes se interesó por la política durante esa época, y fue en el 354 a. C. cuando dio sus primeros discursos políticos en público. Dedicó sus años de plenitud física e intelectual a oponerse a la expansión del reino de Macedonia. Idealizaba a su ciudad y luchaba por restaurar la supremacía ateniense y motivar a sus compatriotas para oponerse a Filipo II de Macedonia. Buscó preservar la libertad de Atenas y establecer una alianza contra Macedonia en un intento sin éxito de impedir los planes de Filipo de expandir su influencia hacia el sur, conquistando las ciudades-estado griegas. Dos años antes de la muerte de Filipo, Demóstenes tuvo un papel capital en el levantamiento de Atenas y Tebas contra el rey macedonio y su hijo, Alejandro III, en la batalla de Queronea, si bien sus esfuerzos no tuvieron éxito cuando la revuelta se encontró con una enérgica reacción macedonia. Más aún: para prevenir una revuelta similar contra su propio líder, el sucesor de Alejandro, el diádoco Antípatro, envió a sus hombres para que acabaran con Demóstenes. Demóstenes, sin embargo, se suicidó con el fin de evitar caer en manos de Arquias, confidente de Antípatro.
El llamado Canon Alejandrino, compilado por Aristófanes de Bizancio y Aristarco de Samotracia, reconoce a Demóstenes como uno de los 10 mayores logógrafos y oradores áticos. Según Longino, Demóstenes "perfeccionó al máximo el tono del discurso idealista, pasional, abundante, preparado, rápido".​Cicerón le aclamó como "el orador perfecto" al que no le faltaba nada y Quintiliano le alabó dirigiéndose a él como "lex orandi" ("la norma de la oratoria") y diciendo de él que "inter omnes unus excellat" ("se encuentra solo entre el resto de oradores").




Licurgo.

 (en griego antiguo Λυκοῦργος, Lukoúrgos; 396 a. C.–323 a. C.), fue un orador ático que nació en Atenas alrededor del 396 a. C., y que fue hijo de Licofrón, quien perteneció a la aristocrática familia sacerdotal de los Eteobutadas. No debe confundirse con el legislador espartano, del mismo nombre.

En la escena política, jugó un papel tras la derrota ateniense en la Batalla de Queronea (338 a. C.) frente al ejército del rey macedonio Filipo II. Tenía entonces 52 años, y se ignora lo que hizo antes de esta fecha, en la que se le concedió una magistratura durante un periodo de cuatro años. Fue reelegido dos veces: estuvo en total 12 años dirigiendo las finanzas públicas. Se ocupó con un rigor absoluto de éstas, del ejército, y de la construcción de edificios públicos. Atenas le debe, entre otras cosas, el acondicionamiento del gimnasio del Liceo y del Teatro de Dioniso. Intentó exaltar el patriotismo del cuerpo cívico contra Macedonia.



Esquines.

 (en griego, Αἰσχίνης) fue un político y orador ateniense nacido en el 389 a. C. y muerto en Samos en el 314 a. C. Fue uno de los diez oradores áticos.

Esquines fue un duro rival de Demóstenes, con el que se enfrentó política y judicialmente. Esquines representaba la facción pro-macedonia de Atenas, mientras que Demóstenes reclamaba la guerra contra Filipo.

No están claros los datos concernientes a su parentesco y a sus primeros años, aunque parece probable que sus padres, aunque pobres, fuesen respetables. El padre de Esquines fue Atrometos, un profesor de letras de la escuela elemental. Su madre, Glaucotea, asistía en los ritos religiosos de iniciación para los pobres. Después de ayudar a su padre en la escuela, pasó un tiempo como actor, y sirvió en el ejército, en el que se distinguió. También ocupó varios puestos de alguacil en tribunales, y en particular en la Boulé.
Entre las campañas en las que participó Esquines, se encuentra la de Fliunte en el Peloponeso (368 a. C.), la batalla de Mantinea del año 362 a. C., y la campaña de Foción en Eubea (349 a. C.). La caída de Olinto (348 a. C.) llevó a Esquines a la arena política, y fue enviado en una embajada para levantar al Peloponeso contra Filipo II de Macedonia.
En la primavera del 347 a. C., Esquines se dirigió a la asamblea de los Diez Mil de Megalópolis (Arcadia) instándoles a unirse y defender su independencia ante Filipo. Sin embargo, en el verano del mismo año formó parte de la embajada de paz enviada a Macedonia, momento en el que parece que Filipo logró ponerlo completamente de su parte.
Sus dilatorias durante la segunda embajada (346 a. C.), que había sido enviada para ratificar los términos del tratado de paz entre Atenas y Macedonia, hicieron que fuese acusado por Demóstenes y por Timarco de alta traición. Esquines contraatacó acusando a Timarco de haber perdido el derecho de hablar frente al público como consecuencia de sus relaciones en la juventud, que le habían dejado una reputación de prostituto (Timarco había sido el erómeno de muchos hombres en la ciudad portuaria del Pireo).
Esquines tuvo éxito: Timarco fue condenado a la atimia y fue destruido políticamente, según Demóstenes. Este comentario fue más tarde interpretado por el Pseudo Plutarco en sus Vidas de los Diez Oradores como que Timarco se había ahorcado tras abandonar la asamblea, si bien ese hecho es discutido por algunos historiadores modernos.
Este discurso, Contra Timarco, es considerado muy importante por la gran cantidad de leyes atenienses que cita, y por la luz que arroja sobre la construcción de relaciones homosexuales entre los hombres de esa época. En particular, es un documento muy valioso que muestra la permisividad que existía entre los atenienses a la hora de contemplar las relaciones homosexuales entre hombres adultos y muchachos. Muestra que dichas relaciones eran permitidas siempre y cuando estuviesen basadas en el deseo y en la persuasión, tal y como Esquines describe sus propias relaciones con jóvenes, sus discusiones con ellos y los poemas que les dirige, a la vez que lo utiliza para evitar que dichas relaciones puedan usarse en su contra. Por otra parte, las relaciones que estaban basadas en acuerdos financieros en los que el joven vendía sus favores a cambio de dinero (que era de lo que se acusaba a Timarco), no eran aceptadas y, por el contrario, eran condenadas.
Como consecuencia de su exitoso ataque a Timarco, Esquines fue absuelto de los cargos de traición que éste le había imputado.
En el 343 a. C., Demóstenes renovó sus ataques contra Esquines en su discurso titulado Sobre la Falsa Embajada. Esquines replicó con otro discurso homónimo y logró una vez más ser absuelto de las acusaciones. En el 339, siendo uno de los delegados atenienses (pylagorae) en la anfictionía, pronunció un discurso que desencadenó la Cuarta guerra sagrada.
En un intento de venganza, Esquines buscó imputar la culpa de estos desastres a Demóstenes. En el 336, cuando Ctesifonte propuso que su amigo Demóstenes fuera galardonado con la Corona de Oro por sus distinguidos servicios al estado, fue acusado por Esquines de haber violado la ley al proponer dicha moción. El tema siguió en discusión hasta el 330, momento en que los dos rivales pronunciaron los discursos Contra Ctesifonte y Sobre la Corona. El resultado fue una completa victoria de Demóstenes.
Esquines se exilió de forma voluntaria y se fue a vivir a Rodas, en donde abrió una escuela de retórica. Más tarde se mudó a la isla de Samos, donde murió a la edad de setenta y cinco años.
Sus tres discursos, que en la antigüedad recibieron el apodo de "las tres gracias",​ se sitúan al nivel de los de Demóstenes. Focio menciona nueve cartas escritas por Esquines a las que denomina "las nueve musas"; las doce que están publicadas bajo su nombre (Hercher:4​ Epistolographi Graeci, París, 1873) no son genuinas.




Iseo de Atenas. 

(en griego antiguo Ἰσαῖος, Isaĩos, ca. 420 a. C. - 340 a. C.) fue uno de los diez oradores áticos. Se especializó en escribir discursos para ser leídos frente a los tribunales.
En la antigüedad había 64 discursos con su nombre, pero solo unos 50 eran reconocidos como auténticos según Plutarco, y solo se conservan once, aunque se conocen otros fragmentos y los títulos de 56 que se le han atribuido. Los once que se conservan tratan de disputas por herencias, tema que parece que Iseo conocía muy bien. También escribió un libro sobre retórica titulado ἰδίαι τέχναι que se ha perdido, y que citan Plutarco y Dionisio de Halicarnaso. Unos pocos de estos se han conservado hasta nuestros días. Usaba el estilo simple de Lisias, utilizándolo como medio de argumentación en complejas cuestiones de orden jurídico.
En tiempos de Dionisio de Halicarnaso ya no se conocía ningún detalle de la vida de Lisias, dado que Hermipo, que había escrito un listado de los discípulos de Isócrates, no lo menciona.



Isócrates.

 (griego antiguo Ἰσοκράτης, Isokrátês) (Atenas, 436 a. C. - ibíd. 338 a. C.) fue orador, logógrafo, político y educador griego, creador del concepto de panhelenismo.
Nació en el año 436 antes de Cristo, en el demo de Erquía, en el Ática, durante la octogésimosexta Olimpiada, bajo el arcontado de Lisímaco de Mirriunte.​ Era hijo de Teodoro y Hedito, y tenía dos hermanos, Telesipo y Diomnesto, y una hermana, Ánaco. Su padre poseía esclavos que fabricaban flautas, quizá también otros instrumentos musicales, y este comercio le aseguró una fortuna que le hizo pertenecer a una clase media pudiente; sabemos esto porque poetas cómicos como Aristófanes le recordaron de continuo este humillante oficio. Los tres hermanos recibieron una excelente educación gracias a su desahogada situación económica, que además permitió a Isócrates ser corego.
Asistió en Atenas a los debates y discusiones de Sócrates y los cursos de Terámenes y, también, Gorgias, que estuvo en Atenas en 427 a. C. en calidad de embajador tras un viaje a Tesalia.​ También se cuentan entre sus maestros a Pródico de Ceos y a Tisias de Siracusa.
Isócrates se transformó en un seguidor en los aspectos formales de Gorgias y en los ideológicos de Sócrates. Platón lo alabó en su diálogo Fedro.​ Y como perdió la herencia paterna en la guerra contra Esparta (la guerra del Peloponeso), y dada su sólida formación académica, optó por trabajar en la enseñanza para poder sostenerse económicamente. De este modo, dirigió una escuela de oratoria en la isla de Quíos,​ y al volver a Atenas, hacia el año 403 a. C., trabajó como logógrafo escribiendo discursos judiciales y políticos por encargo; no inició una carrera política, ya que era tímido, de complexión menuda y débil y con poca voz. Sin embargo, fundó en el año 392 a. C. una importante escuela de oratoria que se hizo muy famosa, no solo por la eficacia de su instrucción, sino también por el hecho (emanado de su formación socrática y platónica) de incluir en su plan de estudios la educación ética del ciudadano, en lo que se distinguió claramente de sus principales competidores, los sofistas, cuya falta de referentes éticos atacó. La finalidad de esta reforma educativa era, en el fondo, propiciar una regeneración política, pues Isócrates perseguía la unificación de Grecia como única forma de evitar la invasión de los persas (es la idea central de su famoso Panegírico, compuesto el año 380 a. C.).
El ciclo de estudios de su escuela duraba entre tres y cuatro años y la relación que sostenía con sus estudiantes era íntima y afectuosa, en lo que ayudaba su reducido número (un máximo de nueve) para ejercer una influencia directa en cada uno y dedicar todo el tiempo posible a su formación como hombres políticos. Su propósito era recuperar el esplendor de la cultura griega creando una nueva juventud por medio de la educación (paideía) con la intención de reformar la ciudad-estado por medio de sus futuros líderes. Éstos, como factor multiplicador, actuarían como los guías y educadores del resto de la ciudadanía, pues esa era la única forma de consolidar instituciones fuertes y políticamente tan sanas como los ciudadanos que las formaran; esta fue la semilla del posterior humanismo occidental. De forma más concreta, Isócrates puso sus esperanzas de regeneración al principio en el proyecto político de Filipo II de Macedonia.
Su escuela empezaba a ser víctima de su propio éxito. Llegó a contar con cien alumnos que pagaban mil dracmas cada uno; él mismo estaba muy solicitado como orador: Plutarco refiere que, por ejemplo, Nicocles de Chipre le pagó la crecidísima suma de veinte talentos por sus discursos πρὸς Νικοκλέα. De esta forma recuperó su posición económica personal y fue llamado a ejercer la trierarquía (liturgia muy onerosa para quien la ejercía) y al final, aunque se excusó el 355 a. C., tuvo que ocuparla en el 352 a. C. En su discurso περὶ ἀντιδόσεως πρὸς Λυσίμαχον se hace referencia a este hecho.
Durante unos años vivió con una hetera ateniense, pero más tarde se casó con Platana (Plathane), viuda del orador Hipias de Elis, y adoptó a su joven hijo Afareo. Según Diógenes Laercio, Aristóteles de Sicilia, un retórico griego, escribió un panegírico sobre él y su obra.
Su estilo es fluido, de frase compleja y abundante en antítesis. Educó a los oradores Hipérides, Iseo y Licurgo; sus enseñanzas son también patentes en oradores posteriores como el griego Demóstenes o el romano Cicerón. Se conservan de él 21 discursos y 9 cartas. Los críticos alejandrinos le asignaron el cuarto lugar entre los oradores griegos, aunque fue sin duda alguna el más influyente.
Isócrates aborrecía la filosofía platónica diciendo: 
"Desapruebo la paideía llegada a nuestros días, a saber la geometría, la astronomía y la discusión de cuestiones litigiosas. La joven generación encuentra en esto un gran placer. En los ancianos nadie lo sentirá más que como algo insoportable".
Falleció víctima de un ayuno voluntario por la pérdida de la independencia de Grecia tras la Batalla de Queronea, el año 338 a. C..




Lisias

 (Λυσίας, Atenas, 458 - 380 a. C.) fue uno de los diez oradores áticos.
A pesar de haber nacido en Atenas, fue meteco y nunca gozó del derecho de ciudadanía ya que su padre, Céfalo, era de Siracusa. En el año 404 a. C., el régimen oligárquico de los Treinta Tiranos privó a Lisias y a su hermano Polemarco de todas sus posesiones. Cuando mataron a este último, Lisias huyó a una población vecina.
Regresó a Atenas en el año 403 a. C., tras la derrota de los Treinta Tiranos y el restablecimiento del gobierno democrático. Emprendió entonces acciones legales contra Eratóstenes, el tirano responsable de la muerte de su hermano.Platón alude a Lisias y a su familia en la República y en el Fedro.
Lisias se ganó la vida como logógrafo, escribiendo discursos para los litigantes y transformándose en la figura más destacada de la oratoria judicial ática. Su biografía se refleja en la doble vertiente de su obra: por una parte, dedicado a la enseñanza de la retórica y a escribir discursos por encargo; y, por otra, consagrado a la tarea política de la restauración de la democracia en Atenas y a la persecución de los tiranos mediante sus discursos. Llegó a escribir 233 discursos, de los que sólo se ha conservado una treintena. Los más conocidos son Contra Eratóstenes (Κατὰ Ἐρατοσθένους), Defensa en el juicio contra Simón (Πρὸς Σίμωνα ἀπολογία) y Sobre el asesinato de Eratóstenes (Ὑπὲρ τοῦ Ἐρατοσθένους φόνου ἀπολογία).
Tenía un talento incomparable para adaptar sus discursos al carácter de sus clientes. Los rasgos más destacados de su estilo, como demuestran las obras que de él se conservan, eran la pureza, la sencillez y la claridad.




Andócides

 (Ανδοκίδης, ca. 440-390 a. C.) fue uno de los primeros oradores áticos, miembro de una antigua familia aristocrática ateniense que se hacía descender del dios Hermes. Fue acusado de haber tomado parte en la mutilación de los hermas en 415 y de haber profanado los misterios de Eleusis.



Antifonte o Antifón.

 (Atenas o Ramnunte, ca. 480 a. C. - 411 a. C.) fue un orador, filósofo y matemático griego. Hay cierta controversia sobre si este Antifonte (Ἀντιφῶν) del demos ateniense de Ramnunte (Ática) es o no el mismo que "Antifonte el sofista", que vivió en Atenas probablemente en las últimas dos décadas del siglo V a. C.
Es el orador ático cuyos discursos son los más antiguos en su género que conservamos. Amiano Marcelino en sus Res gestae lo incluye entre los grandes oradores del ágora y los tribunales y afirma que, según la tradición, «fue el primero que recibió una recompensa por defender una causa». Ganó gran reputación escribiendo discursos por encargo para que los pronunciaran otros (en Atenas se exigía que los litigantes se defendieran en persona), oficio que recibió el nombre de logógrafo (término que significa "compositor en prosa" y que también designaba a los historiadores). Se conservan de él los discursos Contra su madrastra, por envenenamiento, Sobre el asesinato de Herodes y Sobre el coreuta, además de unos modelos retóricos, las tres Tetralogías. Como orador destaca por la sutileza de sus argumentaciones, que descansan en el empleo de evidencias, testimonios y pruebas, a la vez que en los llamados 'argumentos de verosimilitud'. Su lengua literaria, el ático antiguo, integra abundantes poetismos y jonismos. Tampoco carece de fuerza narrativa.
Nacido en el seno de una familia aristocrática. Pertenecía a la escuela sofista, manteniendo que todo es uno para el λογος, de tal suerte que nada existe de manera individual para los sentidos ni para el conocimiento humano. El mundo de la verdad lo identificaba con la naturaleza y el mundo de la apariencia (el humano) con lo falso. Fue un gran retórico y escritor de discursos políticos. Antifonte fue contemporáneo de Sócrates, con quien debió tener largas discusiones.
Así, naturaleza-verdad-bondad se convierten en la aspiración del hombre. Igualmente, en esa aspiración por la naturaleza, la ley humana puede ser transgredida pues no representa verdad. Defensor de la φυσις physis frente al νομος nomos entre los sofistas, consideró a la ley como una convención humana artificial, muchas veces contraria a la propia naturaleza y perjudicial. Las leyes son mudables, como la voluntad humana, por eso la justicia está sometida a vaivenes. Así la transgresión de la ley humana en secreto no comporta pena.
Para algunos se trata de una crítica del formalismo de la ley humana, siempre artificiosa y contraria al buen sentido de la naturaleza. Construir la propia humanidad representará para Antifonte el alcanzar la libertad y la igualdad humanas, superando los apetitos individuales. En su obra La Verdad o Sobre la Verdad dirá:
Respetamos y veneramos a los que son de padres nobles, y no respetamos ni veneramos a los que no son de noble casa. En esto nos tratamos unos a otros como bárbaros, puesto que por naturaleza somos todos de igual manera en todo, bárbaros y griegos.
En este razonamiento se ha visto el humanismo naturalista de Antifonte. Además de Sobre la verdad, destaca su Tetralogía.



Biblioteca Personal.

Tengo un libro en mi colección privada .- 






Itsukushima Shrine.

A Peep at the Barrister’s Profession, 1883.



“Los de afuera no tienen idea del trabajo nervioso que es la conducción de un caso… El camino de un abogado está plagado de trampas y trampas. “
Outsiders have no idea what nervous work the conduct of a case is…The path of a lawyer is beset with snares and pitfalls.“


The below advice for those contemplating a call to the Irish Bar was published on 17 February 1883 as part of Flags of Ireland’s ‘Peeps at the Profession.’ Times have changed, but quite a few of its observations remain relevant today…El siguiente consejo para quienes estén considerando llamar al Colegio de Abogados de Irlanda se publicó el 17 de febrero de 1883 como parte de 'Peeps at the Profession' de Flags of Ireland. Los tiempos han cambiado, pero algunas de sus observaciones siguen siendo relevantes hoy en día...
“The first thing a young barrister does is to take unto himself a wig, gown and brief bag. The outfit costs something like seven guineas. He puts himself into the wig and gown, but he has to wait (sometimes a long while) for the solicitors to put something into the brief-bag. Meantime, he stays its stomach with newspapers, books and parcels of sandwiches. It is curious how seldom it strikes anyone, least of all those who see it oftenest, how foolish a custom this is of barristers wearing, and being compelled to wear, wigs and gowns; how utterly incongruous in this matter of fact nineteenth century. Suppose the doctors refused to visit a patient, or feel a pulse, or prescribe a draught, until they had arrayed themselves in funny wigs of curly horsehair and strangely fashioned bedgowns of black bombazine?

By the way, those gowns have a lot of eccentric tags and tassels which are a puzzle to the most inexperienced wearer.  This long flap that falls over the shoulder was erst a sword-sheath in the old times, when the Templars were prompter with their weapons than their tongues; this triangular tag supported a purse, and this an inkhorn. They remain as memorials of their former usefulness.

Let us follow the novice from the underground cellar, where he daily dons the regalia of the profession – the Library.  The Library is sacred to the profession of the bar.  Not even solicitors can pass its portals. Now and again ladies flit like sunbeams through this gloomy temple of law, gazing at the crowd of men in strange costume bent over big books or broad papers with the same kind of timid curiosity that one regards the animals feeding at the zoo.  An entrance fee of three guineas and an annual subscription of two guineas gives the barrister the freedom of the Library, a privilege not lightly to be underrated. 



“Lo primero que hace un joven abogado es llevarse una peluca, una bata y un maletín. El traje cuesta unas siete guineas. Se pone la peluca y la toga, pero tiene que esperar (a veces mucho tiempo) a que los abogados pongan algo en el maletín. Mientras tanto, se cuida el estómago con periódicos, libros y paquetes de bocadillos. Es curioso cuán rara vez se da cuenta de nadie, y menos aún de aquellos que lo ven con más frecuencia, cuán tonta es la costumbre de que los abogados usen y se vean obligados a usar pelucas y togas; Qué absolutamente incongruente en este hecho del siglo XIX. Supongamos que los médicos se negaran a visitar a un paciente, a tomarle el pulso o a recetarle un medicamento, hasta que se hubieran puesto extrañas pelucas de crin rizada y batas de cama de bombazina negra de extraña confección.

Por cierto, esos vestidos tienen muchas etiquetas y borlas excéntricas que son un enigma para el usuario más inexperto. Esta larga solapa que cae sobre el hombro fue antiguamente una funda de espada en los viejos tiempos, cuando los Templarios eran más rápidos con sus armas que con su lengua; esta etiqueta triangular sostenía un bolso y ésta un tintero. Permanecen como monumentos conmemorativos de su antigua utilidad.

Sigamos al novicio desde el sótano subterráneo, donde diariamente viste las insignias de la profesión: la Biblioteca. La Biblioteca es sagrada para la profesión de abogado. Ni siquiera los abogados pueden pasar por sus portales. De vez en cuando, las damas revolotean como rayos de sol a través de este sombrío templo de la ley, mirando a la multitud de hombres con trajes extraños inclinados sobre grandes libros o papeles anchos con la misma tímida curiosidad con la que se observa a los animales comiendo en el zoológico. Una entrada de tres guineas y una suscripción anual de dos guineas dan al abogado la libertad de la biblioteca, un privilegio que no debe subestimarse fácilmente.
Apart from its legal advantages, the Library is a wonderful place for social and political anecdote and gossip.  The conversation is generally focused around the three great fires with which the spacious rooms are heated.  A pleasant atmosphere of social equality and kindliness pervades the place. The veriest tyro can appeal in his perplexities to the most eminent leader with the perfect certainty of courteous and kindly assistance.

Some men display in the Library a power of concentrated attention that is little less than miraculously.  Amid the babble of constant conversation, amid the incessant and stentorian shouting of names by the porter who gives voice to the desires of the crowd of eager solicitors at the door, those men work as composedly as in their own silent studies, track an intricate line of argument from authority to authority, or draft a complicated deed in which a slip might mean the forfeiture of an estate for a client.

The first sensation of a young barrister on entering the library is one of blank dismay. He is appalled by the multitude of law books. Ten lives of more than patriarchal length, devoted exclusively to the work, would not suffice to read a tithe of them. Yet in any one of those ten thousand volumes, and in that alone, may be contained the proposition of law of which he is in quest. It is a curious system, this of English law, and I doubt if it Is generally understood. Apart altogether from the long series of statues, confused and contradictory, stretching back to the earliest times, every decision of every judge became and becomes law the moment of its delivery. Those decisions are contained in the ten thousand volumes of reports already mentioned, and each ‘moment times a new one.’  The ideally perfect lawyer should know them all.



Además de sus ventajas jurídicas, la Biblioteca es un lugar maravilloso para la anécdota y el chisme social y político. La conversación se centra generalmente en torno a los tres grandes fuegos con los que se calientan las amplias habitaciones. Un ambiente agradable de igualdad social y amabilidad impregna el lugar. El más principiante puede apelar en sus perplejidades al líder más eminente con la perfecta certeza de una asistencia cortés y amable.

Algunos hombres despliegan en la Biblioteca un poder de atención concentrada que es poco menos que milagroso. En medio del murmullo de conversaciones constantes, en medio de los incesantes y estentóreos gritos de nombres del portero que da voz a los deseos de la multitud de ansiosos abogados en la puerta, esos hombres trabajan con tanta serenidad como en sus propios estudios silenciosos, trazan una intrincada línea de argumento de autoridad a autoridad, o redactar una escritura complicada en la que un desliz podría significar la pérdida de un patrimonio para un cliente.

La primera sensación de un joven abogado al entrar en la biblioteca es de total consternación. Está horrorizado por la multitud de libros de derecho. Diez vidas de duración más que patriarcal, dedicadas exclusivamente al trabajo, no bastarían para leer un diezmo de ellas. Sin embargo, en cualquiera de esos diez mil volúmenes, y sólo en él, puede estar contenida la proposición de derecho que busca. Es un sistema curioso el del derecho inglés, y dudo que sea generalmente comprendido. Aparte de la larga serie de estatutos, confusos y contradictorios, que se remontan a los tiempos más remotos, cada decisión de cada juez se convirtió y se convierte en ley en el momento de su emisión. Esas decisiones están contenidas en los diez mil volúmenes de informes ya mencionados, y cada “momento multiplica uno nuevo”. El abogado idealmente perfecto debería conocerlos todos.
 It is probable that there are very few questions on which diametrically opposite decisions may not be discovered. Great case lawyers, as they are called, have their notebooks and memories stocked with conflicting decisions, so that they can expound the law in favour of whichever side they happen to be engaged upon.

It is a very popular delusion that the young aspirant to legal honours is very anxious for his first brief.  He is more afraid of it than anxious for it, and it is not infrequently a white elephant to him when it comes.  Outsiders have no idea what nervous work the conduct of a case is. The simplest matter is as bristling over with law points as the fretful porcupine himself. The path of a lawyer is beset with snares and pitfalls. The discovery of some mouldy old case, the neglect of any one of the ten-thousand-minute precautions may result in defeat and disaster. There is no such thing as certainty in law.

It would be amusing, if it were not provoking, for a barrister to be asked offhand, as he constantly is, by some of the public for his opinion on some complex question of law, just as he would be asked for the solution of a sum in simple arithmetic. I was on one occasion requested by a lady to explain the legal result of a long line of settlements of an estate.  To evade the question, I suggested that perhaps it might be advisable to see the settlements before expressing an opinion. ‘Oh’ replied my fair interrogator, ‘it would be inconvenient to get them just at present, but I can tell you anything of importance that is in time.’  It is worth remembering that the ablest and most erudite judges, after the most careful consideration and elaborate discussion, frequently come to directly opposite conclusions upon any complicated question of law.”

Even if the young novice does succeed in getting a brief and winning his little motion or little case, if he passes successfully through the terrible ordeal of his first address to a court or jury, his fortune is not so immediately and so completely made as novel writers would have us imagine. The attention of the civilized world is not concentrated on his success. He is not besieged by a crowd of anxious clients and eager solicitors. On the contrary, everything goes on much the same as before. If he wishes to reach eminence he must patiently climb. Now and again, by some special success, he may at most leap up two steps at a time on the ladder that reaches to distinction.


Es probable que haya muy pocas cuestiones sobre las cuales no se puedan descubrir decisiones diametralmente opuestas. Los grandes abogados de casos, como se les llama, tienen sus cuadernos y memorias llenos de decisiones contradictorias, de modo que pueden exponer la ley a favor de cualquier lado en el que estén involucrados.

Es una ilusión muy popular que el joven aspirante a honores legales esté muy ansioso por recibir su primer informe. Le tiene más miedo que ansiedad, y no pocas veces es para él un elefante blanco cuando llega. Los de fuera no tienen idea del trabajo nervioso que supone llevar un caso. El asunto más simple está tan plagado de puntos legales como el mismo puercoespín inquieto. El camino de un abogado está plagado de trampas y peligros. El descubrimiento de algún caso viejo y mohoso, el descuido de cualquiera de las precauciones de diez mil minutos pueden resultar en derrota y desastre. En derecho no existe la certeza.

Sería divertido, si no fuera provocador, que a un abogado le pidieran de improviso, como ocurre constantemente, su opinión sobre alguna cuestión jurídica compleja, del mismo modo que se le pediría la solución de un problema jurídico. suma en aritmética simple. En una ocasión, una señora me pidió que le explicara el resultado legal de una larga serie de acuerdos sobre una herencia. Para evadir la pregunta, sugerí que tal vez sería aconsejable ver los asentamientos antes de expresar una opinión. "Oh", respondió mi justo interrogador, "sería inconveniente conseguirlos ahora mismo, pero puedo decirle cualquier cosa importante que llegue con el tiempo". Vale la pena recordar que los jueces más capaces y eruditos, después de las más cuidadosas la consideración y la discusión elaborada, frecuentemente llegan a conclusiones directamente opuestas sobre cualquier cuestión complicada de derecho”.

Incluso si el joven novato logra obtener un escrito y ganar su pequeña moción o su pequeño caso, si supera con éxito la terrible prueba de su primer discurso ante un tribunal o un jurado, su fortuna no se hace tan inmediata y completamente como lo hace la novela. los escritores nos harían imaginar. La atención del mundo civilizado no se concentra en su éxito. No está asediado por una multitud de clientes ansiosos y abogados ansiosos. Al contrario, todo sigue igual que antes. Si desea alcanzar la eminencia, debe escalar pacientemente. De vez en cuando, gracias a algún éxito especial, puede a lo sumo subir dos escalones a la vez en la escalera que lleva a la distinción.

The Bar is divided into two great classes. The distinction is more marked in England. But it prevails here too. There is the Equity Bar and the Common Law Bar. By way of a broad popular definition, it may be said that the Equity barristers are the orators, and the Common Law barristers are the talkers. The Equity men are great framers of pleadings and drafters of affidavits. It may be well to explain that the public generally are under a very natural delusion as to the legal meaning of the word pleading.  You hear people say they have heard a barrister pleading very eloquently in court. You cannot hear a pleading. A barrister pleads on paper. The pleading is in the written statement of the case relied on by either party to an action. It shows what is to be fought out between the parties and clears the field for battle. In Equity, the battle is fought on sworn written statement. In Common Law, generally by oral statements on oath in open court, and subject to the test of cross examination. 

The Equity men are distinguished by erudition and acuteness and have a wonderful faculty for marshalling their paper battalions in the most imposing and formidable way. There is not much glory to be had in Equity, but the profit is considerable. Now and again in a great Equity suit in which there are innumerable parties, although there is no real conflict of evidence or of interest, it is amusing to see counsel for each one of the several parties every time the case is called pop up one after another like the notes of a pianoforte, mention for whom they appear , and sit down again.  Each pop means at least two guineas for the barrister and twice as much for the solicitor. Besides, reputations are certainly often very cheaply obtained at the Equity side of the bar. A very eminent judge is said to have described the majority of Equity leaders as ‘pompous fiddlers with affidavits’ and it is pretty certain that some of them acquire their reputation for ‘wisdom, gravity and profound conceit’ by simple, ponderous stupidity, and ‘therefore only are reputed wise for saying nothing.’

The Common Law men, on the other hand, live their lives out more in the fierce light of public opinion. It is theirs to conduct cases; to address juries, and to cross-examine witnesses. s This is the rarest and most important power of all. For one barrister who can cross-examine you will find ten that can speak. It is cross-examination that wins cases. It is cross-examination that drives a truth or falsehood home to the mind of the jury. The speech can at most only clinch the nail after it is driven. It is a wonderful power, truly. As to its practical and paramount importance for elicited truth or exposing falsehood there can be no difference of opinion. Everyone remembers how the lying and libidinous Elders in the Scriptures were put to confusion by the brief cross-examination of the youthful Prophet, and every other day in our law courts we witness cross-examination made the medium of triumphs of truth as signal as the triumph of the chaste Susannah, of exposures of falsehood as sudden and as withering as the exposure of her perjured accusers.


El Colegio de Abogados se divide en dos grandes clases. La distinción es más marcada en Inglaterra. Pero aquí también prevalece. Existe el Colegio de Abogados de Equidad y el Colegio de Abogados de Derecho Común. A modo de definición popular amplia, se puede decir que los abogados de equidad son los oradores y los abogados de derecho común son los conversadores. Los hombres de Equity son excelentes redactadores de alegatos y redactadores de declaraciones juradas. Tal vez sea bueno explicar que el público generalmente se engaña de manera muy natural en cuanto al significado legal de la palabra alegar. Se oye decir a la gente que ha oído a un abogado alegar muy elocuentemente ante el tribunal. No puedes escuchar una súplica. Un abogado alega por escrito. El alegato se encuentra en la exposición escrita del caso en el que se basa cualquiera de las partes en una acción. Muestra lo que se debe luchar entre las partes y despeja el campo para la batalla. En Equidad, la batalla se libra mediante declaración escrita jurada. En el Common Law, generalmente mediante declaraciones orales bajo juramento en audiencia pública y sujeto a la prueba del contrainterrogatorio.

Los hombres de Equity se distinguen por la erudición y la agudeza y tienen una maravillosa facultad para organizar sus batallones de papel de la manera más imponente y formidable. No hay mucha gloria en Equity, pero el beneficio es considerable. De vez en cuando, en un gran juicio de equidad en el que hay innumerables partes, aunque no existe un conflicto real de pruebas o de intereses, es divertido ver a los abogados de cada una de las partes cada vez que se llama al caso, aparecer uno tras otro. otro como las notas de un pianoforte, menciona para quién aparecen, y vuelve a sentarse. Cada pop significa al menos dos guineas para el abogado y el doble para el procurador. Además, la reputación se obtiene a menudo a muy bajo costo en el lado de la equidad. Se dice que un juez muy eminente describió a la mayoría de los líderes de Equity como "violinistas pomposos con declaraciones juradas" y es bastante seguro que algunos de ellos adquieren su reputación de "sabiduría, gravedad y profunda vanidad" por una simple y pesada estupidez, y " por eso sólo se tiene fama de sabios por no decir nada.

Los hombres del Common Law, por otra parte, viven sus vidas más a la luz feroz de la opinión pública. A ellos les corresponde llevar los casos; dirigirse a los jurados e interrogar a los testigos. s Este es el poder más raro e importante de todos. Por un abogado que pueda interrogar, encontrará diez que puedan hablar. Es el contrainterrogatorio el que gana los casos. Es el contrainterrogatorio lo que hace que una verdad o una falsedad lleguen a la mente del jurado. El discurso, a lo sumo, sólo puede clavar el clavo después de clavarlo. Es un poder maravilloso, de verdad. En cuanto a su importancia práctica y primordial para obtener la verdad o exponer la falsedad, no puede haber diferencia de opinión. Todo el mundo recuerda cómo los Ancianos mentirosos y libidinosos de las Escrituras fueron confundidos por el breve interrogatorio del joven Profeta, y cada dos días en nuestros tribunales somos testigos de que el interrogatorio se convierte en medio de los triunfos de la verdad como una señal como la triunfo de la casta Susannah, de exposiciones de falsedad tan repentinas y fulminantes como la exposición de sus acusadores perjuros.
No lie, however skillfully concealed, however elaborately disguised, can escape the search of a skilful cross-examination.  The cross-examining counsel tracks the shifty perjurer with the certainty of a sleuth hound. He does what Hamlet defied the king’s spies to do. He plays upon him. He seems to know all his stops.  He sounds him from his lowest note to the top of his compass. He plucks out the heart of his mystery.

All barristers, to whichever side of the profession they belong, keep their faces fixed steadily towards the bench. Hundreds drop out of the race every year. But those few who are endowed with exceptional perseverance or speed hold on doggedly to the end, safely leap the dangerous fence of the inner bar, and arrive at last at the goal of their ambition. At the foot of the bench, I will leave the profession. It is dangerous to look at or write about a judge.”
Ninguna mentira, por más hábilmente ocultada y elaboradamente disfrazada que sea, puede escapar a la búsqueda de un hábil contrainterrogatorio. El abogado que lo interroga rastrea al astuto perjuro con la certeza de un sabueso. Hace lo que Hamlet desafió a hacer a los espías del rey. Juega con él. Parece conocer todas sus paradas. Lo hace sonar desde la nota más baja hasta la más alta de su compás. Arranca el corazón de su misterio.

Todos los abogados, cualquiera que sea el lado de la profesión al que pertenezcan, mantienen la cara fija hacia el estrado. Cientos de personas abandonan la carrera cada año. Pero aquellos pocos que están dotados de una perseverancia o velocidad excepcionales aguantan tenazmente hasta el final, saltan con seguridad la peligrosa valla de la barra interior y llegan por fin a la meta de su ambición. Al pie del banquillo dejaré la profesión. Es peligroso mirar o escribir sobre un juez”.
Traje judicial irlandés, 1500-1925
Irish Judicial Costume, 1500s-1925

he Lord Chancellor, Lord Chief Justice and Master of the Rolls


From the Irish Independent, 17 August 1925, this entertaining and informative account of historic Irish judicial costume, inspired by the then ongoing discussion as to the robes to be worn by the judiciary of the Irish Free State:

Del Irish Independent, 17 de agosto de 1925, este entretenido e informativo relato de la histórica vestimenta judicial irlandesa, inspirado en la discusión en curso en ese momento sobre las túnicas que debe usar el poder judicial del Estado Libre de Irlanda:
“The question of what kind of judicial costume will be adopted in our High Court has been, and is to-day, the subject of much speculation.  That some special garb will be decided on may be taken for granted, for it will be admitted that even the best-looking judge seems lacking in the chief asset of dignity when he takes his seat with nothing to distinguish him from his fellow-man, in addition to his morning coat “thoroughly shrunk”, his black tie, and maybe his snuff box and quill pen.


The official dress of the judges has remained practically unchanged for centuries.  When a certain Lord Lieutenant gave a fancy ball at the Castle, at which all the guests were to be arrayed in the costumes of the reign of Charles II, the late Lord Justice Barry observed that he and his brethren might congratulate themselves on the trifling cost of their ball costumes.  They had merely to purchase little black silk skull caps, edged with white satin, and red heels to their boots.  In a scarce but interesting volume called “Dugdales Origines Judicials” it is recorded that the provision for the wardrobe of the judges in the days of good Queen Bess included ‘five ells of thick woollen cloth each for their gowns in riding their spring circuits’ and further on ‘forty skins of miniver for their summer circuit gowns.’



The custom was in Hilary and Michaelmas Terms to wear black cloth robes, trimmed with ermine; in Easter and Trinity Terms purple trimmed with ‘sad coloured silk’ and at Nisi Prius a plain black silk.  The ‘full’ ermine robes were ponderous in all conscience.  The judge first buttoned himself up in a close scarlet jacket, then he put on a scarlet gown with hanging sleeves, trimmed in front with ermine, and with gigantic ermine cuffs, for all the world like an old lady’s winter muff.  He was then girdled with wide silk sash like a cummerbund, and over his head was thrown the hood, which covered the whole of his judicial chest with scarlet, like a red robin, whilst at the bank hung a bag of ermine, with a long and wide red tail attached.



So complicated were the details of these very theatrical costumes, with the full-bottom wig super-added for State occasions, that many judges and their train-bearers regarded the putting on of the full regalia as a bad job.  They certainly presented a motley and amusing spectacle thus arrayed, and with their skirts tucked up, in the grand procession over the red cloth across the central hall of the old Four Courts at the opening of term.  Some of them in those far back days irresistibly suggested a lot of old women going to the laundry.




The gold collars were generally purchased by the Chiefs from their predecessors, and they were valued at £200 or £300. 
“La cuestión de qué tipo de traje judicial se adoptará en nuestro Tribunal Superior ha sido, y es hoy, objeto de mucha especulación. Se puede dar por sentado que se decidirá alguna vestimenta especial, porque se admitirá que incluso el juez más atractivo parece carecer del principal activo de la dignidad cuando ocupa su asiento sin nada que lo distinga de sus semejantes. además de su chaqué “completamente encogido”, su corbata negra y tal vez su tabaquera y su pluma.

La vestimenta oficial de los jueces se ha mantenido prácticamente sin cambios durante siglos. Cuando cierto Lord Lieutenant dio un elegante baile en el Castillo, en el que todos los invitados debían vestirse con los trajes del reinado de Carlos II, el difunto Lord Justice Barry observó que él y sus hermanos podrían felicitarse por el insignificante costo. de sus trajes de baile. Sólo tuvieron que comprarse pequeños gorros de seda negra, ribeteados de raso blanco, y tacones rojos en las botas. En un volumen escaso pero interesante llamado “Dugdales Origines Judicials” se registra que la provisión para el guardarropa de los jueces en los días de la buena Reina Besa incluía 'cinco varas de tela de lana gruesa cada una para sus vestidos en sus circuitos de primavera' y más adelante 'cuarenta pieles de miniver para sus vestidos de circuito de verano'.

En los términos de Hilario y Miguel era costumbre llevar túnicas de tela negra, adornadas con armiño; en Pascua y Trinidad, púrpura adornado con "seda de color triste" y en Nisi Prius, una seda negra lisa. Las túnicas de armiño "completas" pesaban en toda conciencia. El juez se vistió primero con una ajustada chaqueta escarlata, luego se puso un vestido escarlata con mangas colgantes, adornado por delante con armiño y con puños gigantes de armiño, que parecía un manguito de invierno de anciana. Luego lo ciñeron con una amplia faja de seda a modo de fajín, y sobre su cabeza le echaron la capucha, que cubría todo su arcón judicial de color escarlata, como un petirrojo rojo, mientras en el banco colgaba una bolsa de armiño, con una larga y una ancha cola roja adjunta.

Tan complicados eran los detalles de estos trajes tan teatrales, con la peluca de fondo completo agregada para ocasiones estatales, que muchos jueces y sus mozos de tren consideraron que ponerse el traje completo era un mal trabajo. Ciertamente ofrecieron un espectáculo abigarrado y divertido así ataviados y con las faldas recogidas, en la gran procesión sobre el paño rojo a través del salón central de los antiguos Cuatro Patios al comienzo del semestre. Algunos de ellos, en aquellos tiempos lejanos, sugerían irresistiblemente que muchas ancianas fueran a la lavandería.

Los jefes generalmente compraban los collares de oro a sus predecesores y estaban valorados en £ 200 o £ 300. 
The ‘black cap’ is the one survival in our courts as a distinct item of the old costume.  It was generally known to the learned as the ‘Erasmus’ cap, but is really just like an ordinary college ‘mortar board’, deprived, however of every vestige of stiffening and with the front of the cap cut away – in short, little more than a square of black cloth, varying in size, according to the individual taste.

La «gorra negra» es la única que sobrevive en nuestras cortes como elemento distintivo del antiguo traje. Los eruditos la conocían generalmente como la gorra "Erasmus", pero en realidad es como un "birrete" universitario común y corriente, sin embargo, sin ningún vestigio de rigidez y con la parte delantera de la gorra cortada; en resumen, poco más. que un cuadrado de tela negra, cuyo tamaño varía según el gusto de cada uno.
Buying a new set of robes was an unheard-of-thing by a judge, no matter how long he adorned or encumbered the bench, and the result was that some of the robes became very worn out and tarnished. In one instance well remembered, his lordship’s original black robes had become somewhat chameleon-like, changing from brown to green as the light fell upon it.  Every trace of fur had departed, and there were ink stains and splashes everywhere.  It was amusing and pathetic to see the old man raise his arm, and, in the stately stereotyped form of his own, say ‘that while he sat on the bench he should always preserve the judicial ermine unspotted.’



It is anticipated that under the forthcoming new rules the judicial costume will combine simplicity with dignity.

JS Hall.”

Comprar un nuevo conjunto de túnicas era algo inaudito para un juez, sin importar cuánto tiempo adornara o sobrecargara el estrado, y el resultado fue que algunas de las túnicas se desgastaban y empañaban mucho. En un caso bien recordado, la túnica negra original de su señoría se había vuelto un tanto camaleónica, cambiando de marrón a verde a medida que la luz caía sobre ella. Todo rastro de pelaje había desaparecido y había manchas de tinta y salpicaduras por todas partes. Fue divertido y patético ver al anciano levantar el brazo y, en su majestuosa forma estereotipada, decir "que mientras estuviera sentado en el estrado siempre debía preservar el armiño judicial sin mancha".


Se prevé que, según las próximas nuevas normas, el traje judicial combinará sencillez y dignidad.

Salón JS ”.



Irish Judges of 1865
Jueces irlandeses de 1865


From the Cork Constitution, 16 January 1865:
Lord Canciller Brady, a través de  la Constitución de Cork, 16 de enero de 1865:


Sir Maziere Brady, 1st Baronet, (20 July 1796 – 13 April 1871)





THE IRISH JUDGES

DUBLIN, JAN 12. – Hilary Term opened at the Four Courts yesterday with the customary formalities, which are too well known to require description.  All the judges, even the youngest of them, looked venerable in their grand wigs.  The people can hardly persuade themselves that the very quiet looking gentlemen they saw walking in the streets are the same personages they see on the bench clothed in the majesty of justice, and in the estimation of the multitude the majesty would undoubtedly be very much lowered if the judge appeared without his wig and robes.

The visitor going the round of ‘the Hall’ first enters the Court of Chancery.  There he beholds the Lord Chancellor, Maziere Brady, in his place, hale and vigorous, strongly built, and looking earnest and determined.  He may be observed daily during Term walking home with his umbrella under his arm, evidently caring more about his health than his dignity.  Yet it is 40 years since he was called to the bar.  He has filled his present office since 1856, having previously been Chief Baron of the Exchequer from 1840, so that it is 25 years since he was elevated to the bench.



“ LOS JUECES IRLANDESES

DUBLÍN, 12 DE ENERO. – Hilary Term se inauguró ayer en los Cuatro Tribunales con las formalidades habituales, que son demasiado conocidas para requerir descripción. Todos los jueces, incluso los más jóvenes, lucían venerables con sus grandes pelucas. La gente difícilmente puede convencerse de que los caballeros de aspecto muy tranquilo que vieron caminando por las calles son los mismos personajes que ven en los tribunales vestidos con la majestad de la justicia, y en la estimación de la multitud, la majestad sin duda se rebajaría mucho si El juez apareció sin peluca ni toga.

El visitante que recorre 'el Salón' ingresa primero al Tribunal de Cancillería. Allí contempla  al Lord Canciller, Maziere Brady , en su lugar, sano y vigoroso, de complexión fuerte y con aspecto serio y decidido. Se le puede observar diariamente durante el trimestre caminando a casa con el paraguas bajo el brazo, evidentemente preocupándose más por su salud que por su dignidad. Sin embargo, han pasado 40 años desde que fue llamado a la abogacía. Ha ocupado su cargo actual desde 1856, habiendo sido anteriormente Barón Jefe de Hacienda desde 1840, por lo que han pasado 25 años desde que fue elevado al cargo.

Lord Justice Blackburne



Associated with the Chancellor in the Court of Appeal is the Lord Justice Blackburne, who was called to the Bar in 1805, and has been consequently 60 years in the profession, of which period 19 years have been spent on the bench.  He was Chief Justice of the Court of Queen’s Bench from January 1846 to March 1852, and was appointed Justice of Appeal – a new office – in 1857, having been Lord Chancellor about nine months. This gentleman was called to the bar in 1819, 46 years ago.

Asociado con el Canciller en el Tribunal de Apelaciones está el  Lord Justice Blackburne , que fue llamado al Colegio de Abogados en 1805 y, en consecuencia, lleva 60 años en la profesión, de los cuales 19 años los han pasado en el tribunal. Fue presidente del Tribunal Supremo de la Corte de la Reina desde enero de 1846 hasta marzo de 1852, y fue nombrado juez de apelación (un nuevo cargo) en 1857, después de haber sido Lord Canciller unos nueve meses. Este caballero fue llamado a la abogacía en 1819, hace 46 años.




Lord Presidente del Tribunal Supremo de la Reina, Thomas Langlois Lefroy.


We next enter the Court of Queen’s Bench.  Justices O’Brien, Hayes, and JD Fitzgerald are all comparatively young.  In their midst sit their Chief, one of the most remarkable instances on record of judicial longevity.  The Lord Chief Justice of the Queen’s Bench is said to be now in his 90th year, but he has as yet given no sign of his intention to retire.  It is affirmed by his numerous friends and admirers that his perception is still quick and keen, and his judgment clear.  This is admitted to be wonderfully true even by those who are not his friends; but they say it is true only for two or three hours after his coming into court in the morning, and that in the afternoon his intellectual powers visibly fail, and he does not seen so capable of grasping a subsequent or of following a chain of argument, and this is said to be a matter of frequent and anxious observation by barristers who practice in court.  He was called to the bar in 1797 and has been incessantly engaged in his profession for the long period of 69 years. 

A continuación entramos en el Tribunal del Banco de la Reina. Los jueces O'Brien, Hayes y JD Fitzgerald son todos comparativamente jóvenes. En medio de ellos se sienta su Jefe, uno de los ejemplos más notables de longevidad judicial de los que se tiene constancia.  Se dice que el Lord Presidente del Tribunal Supremo de la Reina  cumple 90 años  , pero hasta el momento no ha dado señales de su intención de jubilarse. Sus numerosos amigos y admiradores afirman que su percepción es todavía rápida y aguda y su juicio claro. Esto lo admiten maravillosamente ciertos incluso aquellos que no son sus amigos; pero dicen que esto es cierto sólo durante dos o tres horas después de su llegada al tribunal por la mañana, y que por la tarde sus facultades intelectuales fallan visiblemente y no se le ve tan capaz de captar un argumento posterior o de seguir una cadena de argumentos. , y se dice que esto es un asunto de observación frecuente y ansiosa por parte de los abogados que ejercen en los tribunales. Fue llamado a ejercer como abogado en 1797 y ha ejercido incesantemente su profesión durante un largo período de 69 años. 

Chief Baron Pigot, de  Dublin University Magazine.



The next judge in the order of seniority is the Chief Baron Pigot, who was called in 1826, and has been on the bench since 1846.  He has been 39 years working at his profession, and he may be said to be the most painstaking of all the judges.  The only fault with him is that he takes too much pains with minor matters, and too often wears out the patience of jurors and suitors, entailing upon the latter heavy extra expenses in the shape of ‘refreshers’.  Like all our judges, he is strictly upright and impartial, but it seems to be generally let that his scrupulosity is excessive, almost morbid, and that it is sometimes a heinous inconvenience to the public.  Associated wit him are Barons Fitzgerald, Hughes and Deasy, all able and efficient judges.

Chief Justice Monahan is the youngest of the Chiefs.  He was called to the bar in 1828, the year before Emancipation, and he has been Chief Justice since 1850.  He was Attorney-General during the State trials, when he distinguished himself by his zeal and ability in conducting the prosecutions of the political prisoners.  No one has complained of any failure on his part.  It is in his court the vacancy has been left by the retirement of Mr Justice Ball.  The other judges in it are Mr Justice Keogh and Mr Justice Christian, both highly esteemed by the public.


El siguiente juez en orden de antigüedad es el  barón jefe Pigot , que fue llamado en 1826 y ocupa el cargo desde 1846. Lleva 39 años ejerciendo su profesión y puede decirse que es el más esmerado de todos. todos los jueces. El único defecto que tiene es que se esfuerza demasiado en asuntos menores y con demasiada frecuencia agota la paciencia de los jurados y pretendientes, lo que implica para estos últimos grandes gastos adicionales en forma de "repasos". Como todos nuestros jueces, es estrictamente recto e imparcial, pero en general parece admitirse que su escrupulosidad es excesiva, casi morbosa, y que a veces constituye una molestia atroz para el público. Asociados con él están los barones Fitzgerald, Hughes y Deasy, todos jueces capaces y eficientes.

El presidente del Tribunal Supremo Monahan  es el más joven de los jefes. Fue llamado a la abogacía en 1828, el año anterior a la Emancipación, y ha sido Presidente del Tribunal Supremo desde 1850. Fue Fiscal General durante los juicios del Estado, cuando se distinguió por su celo y capacidad para llevar a cabo los procesamientos de los presos políticos. . Nadie se ha quejado de ningún fracaso por su parte. Es en su tribunal donde quedó vacante la jubilación del juez Ball. Los otros jueces que participan son el juez Keogh y el juez Christian, ambos muy estimados por el público.


Abraham Brewster, later Lord Chancellor Brewster


All these gentlemen acted prudently, and went on the bench when they had an opportunity.  The name of Judge Keogh suggests another name – the  most eminent of our Equity lawyers – Mr Brewster, who is still toiling at the Bar, though he was Attorney General under Lord Aberdeen’s Government, Mr Keogh being solicitor General.  When that administration was broken up, and the Peel section retired from office, Mr Brewster, who was one of the party, felt that he was bound in honour to retire with them.  Mr Keogh did not see matters in exactly the same light, and so he remained in office under the Whigs, and became a very young judge.  It has been generally regretted that the exigencies of party, and the legitimate claims of others, have so long kept Mr Brewster from receiving the just rewards of his pre-eminent professional merit.  He was called to the bar so long ago as 1819, and for years his energies have been taxed to the utmost by the accumulating business that presses upon him.

Times’ Correspondent.”

Todos estos señores actuaron con prudencia y se sentaron en el banquillo cuando tuvieron la oportunidad. El nombre del juez Keogh sugiere otro nombre (el más eminente de nuestros abogados de equidad):  el señor Brewster , que todavía trabaja arduamente en la barra de Abogados, aunque fue Fiscal General durante el gobierno de Lord Aberdeen, siendo el señor Keogh procurador general. Cuando se disolvió esa administración y la sección Peel se retiró de su cargo, el señor Brewster, que formaba parte del partido, sintió que por honor estaba obligado a retirarse con ellos. El señor Keogh no veía las cosas exactamente de la misma manera, por lo que permaneció en el cargo bajo los Whigs y se convirtió en un juez muy joven. En general, se ha lamentado que las exigencias de un partido y las reclamaciones legítimas de otros hayan impedido durante tanto tiempo al señor Brewster recibir la justa recompensa por su preeminente mérito profesional. Fue llamado a ejercer como abogado en 1819, y durante años sus energías se han visto agotadas al máximo por la acumulación de negocios que lo presionan.

Corresponsal del Times."



The writer of the article must have possessed some form of prophetic power, because Mr Brewster was appointed Lord Justice of Appeal in Ireland in July 1866, and Lord Chancellor of Ireland in 1867. The unnamed 90-year-old Lord Chief Justice of the Queen’s Bench was Thomas Langlois Lefroy, one-time admirer of Jane Austen; he finally retired, amid some kerfuffle, the year after the article, proof of the remarkable longevity of 19th century Irish judges – a longevity preserved despite the crowded, fetid and frankly unsanitary atmosphere of the courtrooms over which they presided!


El autor del artículo debe haber poseído alguna forma de poder profético, porque el Sr. Brewster fue nombrado Lord Justice of Appeal en Irlanda en julio de 1866, y  Lord Canciller de Irlanda  en 1867. El anónimo Lord Chief Justice de la Reina, de 90 años Bench era  Thomas Langlois Lefroy, antiguo admirador de Jane Austen; finalmente se retiró, en medio de algunos alborotos, un año después del artículo, prueba de la notable longevidad de los jueces irlandeses del siglo XIX: una longevidad preservada a pesar de la atmosfera abarrotada, fétida y francamente insalubre de las salas que presidían.

No hay comentarios:

Publicar un comentario