Bibliotecas y mi colección de libros

Lema

Libro de Proverbios, 8 20, de la Biblia. "Yo camino por la senda de la justicia, por los senderos de la equidad."

martes, 10 de julio de 2012

97.-Las Vidas paralelas; Las Vedas.-a



  Las Vidas paralelas.



anllela hormazabal moya

 (Βίοι Παράλληλοι, Bioi parallēlloi) son una colección biográfica escrita en griego por Plutarco entre finales del siglo i y principios del siglo ii.

Contenido y estructura.

Plutarco escribió entre el 96 y el 117 d. C. eruditas y amenas biografías de célebres griegos y romanos emparejadas por alguna similitud en su dedicación. Al final de estos emparejamientos un breve texto (la σύγκρισις / sýnkrisis, «comparación») encontraba lo distintivo en ambos personajes.
Se conservan cuarenta y ocho biografías de Plutarco, de las cuales veintidós pares son las que corresponden estrictamente a las Vidas paralelas. Cada par incluye la oposición de un personaje griego a otro romano.
Las biografías de Galba y Otón pertenecían a una serie hoy incompleta dedicada a los emperadores romanos desde Augusto hasta Vitelio, mientras que las de Artajerjes y Arato eran obras independientes.
La obra se iniciaba con las vidas hoy pérdidas de Epaminondas y Escipión, que irían probablemente precedidas de una introducción global y la dedicatoria a Quinto Sosio Seneción, amigo suyo y de Trajano además de dos veces cónsul, en los años 99 y 107.
 Asimismo, la mayoría de los pares de biografías incorporan un prólogo y todas (salvo Temístocles-Camilo, Alejandro-César, Foción-Catón y Pirro-Mario) Plutarco las concluye con una comparación (sýncrisis) entre ambos personajes, colocándolos en un plano de igualdad, si no da preferencia a su compatriota griego.

Propósito.

El objetivo de Plutarco consiste en extraer, en cada caso, el carácter moral del personaje, antes que la narración de los acontecimientos políticos de la época; de ahí el tratamiento exhaustivo sobre la educación y natural disposición del personaje, y el relato de gran número de anécdotas, calculado para revelar la naturaleza del hombre. 
«Un lance fútil, una palabra, algún juego» que «aclara más las cosas sobre las disposiciones naturales de los hombres que las grandes batallas ganadas, donde pueden haber caído diez mil soldados».
Creía en la compatibilidad de Roma como rectora y de Grecia como educadora. Las Vidas contienen, además de interesantes anécdotas, muchos pasajes históricos memorables.

Trascendencia.

Las Vidas paralelas fueron muy leídas en el Renacimiento, cuando los humanistas buscaban modelos de héroes famosos y virtuosos en la antigüedad grecolatina, imbuidos por el nuevo antropocentrismo. En España, las semblanzas de Hernán Pérez del Pulgar y Fernán Pérez de Guzmán le deben no poco. Usan material plutarqueo los escritores del XVI Luisa Sigea, fray Antonio de Guevara, Cristóbal de Villalón, Melchor de Santa Cruz, Juan Rufo, etc., y Shakespeare utilizó las Vidas paralelas como fuente para sus tragedias Julio César y Coriolano. En Francia se citan con frecuencia en los Ensayos de Michel de Montaigne.


Personajes

Teseo - Rómulo
Licurgo - Numa Pompilio
Solón - Publícola
Temístocles - Camilo
Pericles - Fabio Máximo
Alcibíades - Coriolano
Timoleón - Emilio Paulo
Pelópidas - Marcelo
Arístides - Catón
Filopemen - Flaminino
Pirro - Cayo Mario
Lisandro - Sila
Cimón - Lúculo
Nicias - Craso
Alejandro - Julio César
Agesilao - Pompeyo
Eumenes - Sertorio
Foción - Catón el Joven
Agis y Cleómenes - Tiberio y Cayo Graco
Demóstenes - Cicerón
Demetrio - Antonio
Dión - Bruto
Artajerjes y Arato - Galba y Otón.

Traducciones al español

A mediados de 1388 el gran maestre de la Orden de San Juan de Jerusalén Juan Fernández de Heredia tradujo por primera vez a una lengua romance de forma completa las Vidas paralelas, en concreto al aragonés, anticipándose incluso a la versión latina de Jacopo Angeli dalla Scarperia. Adelino Álvarez publicó la edición crítica de esta obra en 2009 en dos volúmenes bajo el título de Vidas semblantes.
Las primeras traducciones, todavía parciales, de la obra al español llegaron más de un siglo después, de la mano de los helenistas Alonso de Palencia (1491, sobre el texto de Giovannantonio Campano publicado en 1478),​ Diego Gracián (1542) y Juan Castro de Salinas, pseudónimo del protestante español Francisco de Enzinas (1551).

III.er vol. de una ed. de 1727 publicada por Jacob Tonson.



 En el siglo XIX hizo también una traducción completa Antonio Ranz Romanillos (1821-1830, 5 vols.), quien seguía el texto de Brian (Londres, 1729) tenido entonces por el más correcto. En el siglo XX pueden mencionarse las completas de la editorial Castalia (1919 etc.), la mexicana de la UNAM (1923), la de la Editorial Calpe y la de Editorial Gredos.

  

Plutarco.


(Queronea, hoy desaparecida, actual Grecia, h. 50-id., h. 120) Historiador griego. A los veinte años se desplazó a Atenas para estudiar matemáticas y filosofía. Fue discípulo del filósofo Ammonio Saccas. Aunque viajó por casi todo el Imperio, la mayor parte de su vida residió en Queronea, donde desempeñó numerosos cargos públicos. Estuvo vinculado a la Academia platónica de Atenas, y fue sacerdote de Apolo en Delfos.
Debe su fama a Vidas paralelas, una serie de biografías de ilustres personajes griegos y romanos, agrupados en parejas a fin de establecer una comparación entre figuras de una y de otra cultura; de este modo, se empareja por ejemplo la semblanza de Alejandro Magno con la de Julio César, o la del orador ateniense Demóstenes con la del romano Cicerón. Se conservan veintidós pares de Vidas, que constituyen una importante fuente de información sobre la Antigüedad por la gran cantidad de anécdotas y detalles históricos que contienen. La sobriedad del relato y el sentido dramático de la obra ha sido fuente de inspiración de grandes escritores, entre ellos William Shakespeare.
El resto de sus escritos, agrupados bajo el título de Obras morales (78 tratados, recopilaciones o biografías dedicadas a temas muy diversos, escritos en distintas épocas), recogen serias discusiones filosóficas de raíz platónica y diatribas de carácter retórico. Más moralista que filósofo e historiador, fue uno de los últimos grandes representantes del helenismo cuando éste llegaba a su fin.


La vida de Plutarco.

Este filósofo nació en Queronea, una pequeña ciudad de Grecia, alrededor del año 46 d. C. Creció en una familia influyente, lo que le brindó acceso a una educación de primer nivel. De sus parientes se conocen algunos nombres, debido a que los menciona en sus obras. Su abuelo se llamaba Lamprias, su padre era Autobulo y su esposa, con la que tuvo tres hijos, era Timoxena.
Desde joven, mostró un interés profundo por la filosofía y las letras. Estudió en Atenas, donde profundizó en las enseñanzas de Platón y otros pensadores clásicos. Esta sólida base marcó el tono de sus futuras obras.
En Atenas tuvo como mentor a Amonio, un neoplatónico que lo inició en las matemáticas y filosofía, y lo acercó a los círculos de la Academia Platónica. Incluso, llegó a obtener la ciudadanía ateniense por los buenos sentimientos expresados hacia la región cuando ya era un escritor consagrado.
La juventud de este biógrafo fue un periodo de intensa preparación. Sumergido en estudios de ética, historia y literatura, forjó las herramientas que más tarde usaría para analizar y escribir sobre las grandes figuras de su tiempo. Su formación fue el cimiento sobre el cual construyó su legado literario.
Sin embargo, las influencias de este intelectual no se limitaron a la filosofía griega. Gracias a sus viajes, también estuvo expuesto a la cultura y pensamiento de Roma, trabando amistad con varios romanos influyentes, entre ellos los senadores Minicio Fundano y Quinto Sosio Seneción. Esto se reflejaría, más tarde, en su enfoque comparativo y en su habilidad para tender puentes entre ambas culturas.


Obras del biógrafo de Queronea.

Tras su formación, este griego regresó a Queronea, donde comenzó a escribir y enseñar. Sus primeras obras reflejan un profundo conocimiento de la filosofía moral. Pronto, su reputación como pensador y escritor creció, atrayendo a estudiantes y lectores de toda Grecia.
Él no se limitó a un solo género. Redactó ensayos, biografías y tratados filosóficos. Sus escritos abarcan temas como la ética, la educación, la política y la religión. Cada texto destila una visión del mundo influenciada por su rica educación y su entorno cultural diverso.


Vidas paralelas

La obra más destacada de Plutarco, Vidas paralelas, compila biografías de figuras notables de Grecia y Roma. Este trabajo no solo narra sus vivencias, sino que las compara, revelando similitudes y contrastes. Es una pieza clave que combina historia, filosofía y análisis psicológico. La misma rompe moldes al presentar un estudio antes no conocido entre figuras de ambas culturas.
Cada par de textos está meticulosamente estructurado. En ellos el autor relata los hechos de sus vidas y analiza el carácter y moral de cada uno de sus personajes. Su enfoque destaca las influencias de las decisiones personales y los valores en la historia.
Vidas paralelas plantea una visión esencial para entender la antigüedad. Al contrastar a líderes como Alejandro Magno y Julio César, el escritor brinda una perspectiva innovadora sobre la naturaleza del liderazgo y el poder en diferentes épocas y culturas.
Mediada por la ficción, esta narración recopila datos reales que han servido para entender mejor el desarrollo histórico. Es considerada una de las principales fuentes sobre la vida de Alejandro Magno, y también contiene información valiosos sobre el calendario romano inicial en la biografía de Numa Pompilio, el segundo rey de Roma.

«No escribimos historias, sino vidas; no es en las acciones más ruidosas donde se manifiestan la virtud o el vicio, sino que muchas veces una situación pasajera, un dicho o una niñería sirven más para declarar un carácter que batallas en que mueren millares de hombres, numerosos ejércitos y sitios de ciudades».

Los Moralia

Otra de sus redacciones más influyentes es Moralia, una colección de ensayos y diálogos que cubren una amplia gama de temas, reflejando la profundidad del ethos greco-romano. Abarca desde la religión hasta la política. A través de su estilo narrativo, el autor ofrece una mirada detallada a las costumbres y creencias de su época.
Este pensador utiliza ejemplos históricos y mitológicos para ilustrar sus puntos, haciéndolos accesibles y relevantes. A su vez, usa diálogos ficticios para explorar temas complejos, permitiendo al lector sumergirse en debates filosóficos.

Más escritos de este autor

Aunque los textos mencionados antes son los más relevantes del biógrafo de Queronea, también redactó La vida de los diez oradores áticos, la cual relata el acontecer de personajes influyentes de la antigua Atenas, tales como Demóstenes, Esquines, Lisias o Isócrates.
Por otra parte, su obra Sobre los ríos describe los principales afluentes conocidos en el mundo antiguo, sus orígenes, sus características y sus leyendas asociadas. Inspirándose en Heródoto, Estrabón y Plinio el Viejo, añadió sus propias observaciones en torno al conocimiento de los ríos.
Asimismo, destaca entre sus escritos Sobre la cara visible de la luna, donde expone teorías cosmológicas y astronómicas basándose en la tradición platónica. Siguiendo su estilo, el autor presenta un diálogo en el que los personajes discuten acerca de las imperfecciones que existen en el cuerpo celeste y las formas que dibujan en su superficie.
Dado su incansable interés por otras culturas, desarrolló Sobre Isis y Osiris, en el que aborda la religión y la mitología egipcias, en especial el culto a los dioses egipcios y su relación con la filosofía griega. Plutarco interpreta dichos mitos de forma alegórica y simbólica, relacionándolos con los principios sobre el bien y el mal, la vida y la muerte, el orden y el caos.

Un legado esencial en la educación clásica

Plutarco dejó una huella imborrable en la filosofía y la literatura. Siendo uno de los primeros en comparar las culturas griega y romana, facilitó una mejor comprensión entre las interconexiones de la historia humana.
Sus reflexiones sobre la ética y la moral, junto con el enfoque biográfico, influenciaron a pensadores y escritores a lo largo de los siglos. Por ejemplo, William Shakespeare parafrasea en sus obras pasajes de Vidas paralelas. También influyó en el humanismo europeo, alimentando el imaginario de pensadores como Montaigne y Rousseau.
Los textos de este griego son fundamentales en la educación clásica. El modo de narrativa que empleó trasciende a los hechos. La importancia radica no tanto en la veracidad de lo que se relata, sino en la profundidad psicológica de los personajes y las reflexiones que suscitan en el lector. Quienes entran en contacto con la obra de Plutarco, alimentan su imaginario sobre el modo de vida de los antiguos.


Itsukushima Shrine.



  

Los Vedas.

Los Vedas son los textos religiosos que comunican los contenidos de la religión del hinduismo (también conocida como Sanatan Dharma que significa "orden" o "camino eterno"). El término veda significa "conocimiento" en el sentido de que se cree que contiene el conocimiento fundamental relacionado con la causa subyacente, la función y la respuesta personal a la existencia.

Están entre las obras religiosas más antiguas del mundo (incluso podría afirmarse que son las más antiguas). Se les conoce comúnmente como "escrituras", lo cual es exacto en el sentido de que pueden definirse como escrituras sagradas sobre la naturaleza de la divinidad. Sin embargo, a diferencia de las escrituras de otras religiones, no se cree que los Vedas hayan sido revelados a una determinada persona o grupo de personas en un momento histórico específico; por el contrario se cree que siempre han existido y que fueron aprehendidos por sabios que se encontraban en estados meditativos profundos en algún momento antes del 1500 a. C., pero se desconoce exactamente cuándo.
Los Vedas existían en forma oral y se transmitieron de maestro a alumno durante generaciones hasta que se decidió ponerlos por escrito aproximadamente entre el 1500 a.C y el 500 a. C. el llamado período védico de la India. Fueron cuidadosamente preservados oralmente, ya que los maestros querían que los estudiantes los memorizaran de principio a fin, y viceversa, con énfasis en la pronunciación exacta para mantener intacto lo que se había escuchado originalmente.
Por lo tanto, los Vedas se consideran Shruti, que en el hinduismo significa "lo que se escucha" en contraste con otros textos denominados Smritis "lo que se recuerda", relatos de grandes héroes y sus luchas en obras como el Mahabharata, el Ramayana y el Bhagavad Gita (aunque algunas sectas del hinduismo consideran el Bhagavad Gita como Shruti). Los textos que componen los cuatro Vedas son:

El Rig Veda
El Sama Veda
El Yajur Veda
El Atharva Veda

Cada uno de estos se divide a su vez en diferentes tipos de textos que están incluidos en ellos:

Aranyakas - rituales y observancias
Brahmanas - comentarios sobre dichos rituales
Samhitas - bendiciones, oraciones y mantras
Upanishads - narraciones filosóficas y diálogos

LAS SIMILITUDES ENTRE LA PRIMERA RELIGIÓN DE IRÁN Y EL HINDUISMO TEMPRANO SUGIEREN UN SISTEMA DE CREENCIAS COMÚN, QUE SE DESARROLLÓ POR SEPARADO.

Los Upanishads son los más conocidos y leídos de los Vedas, porque su discurso se presenta en forma de diálogo / narrativa y fueron los primeros en ser traducidos a otros idiomas. Sin embargo, los cuatro Vedas en su conjunto se consideran como los sonidos literales de la divinidad que, cuando se recitan o cantan, recrean las vibraciones primordiales del universo. Por lo tanto, son imposibles de traducir y lo que uno lee en una traducción debe entenderse como una paráfrasis en el mejor de los casos.
Las denominaciones hindúes ortodoxas reconocen a los Vedas como una autoridad espiritual significativa, pero no todas las sectas hindúes los siguen de forma consistente. Los movimientos de reforma a lo largo de la era moderna, comenzando en el siglo XIX, le dan más valor a la experiencia religiosa personal que a la autoridad y tradición de las escrituras, por lo tanto, algunas sectas o ramas del hinduismo (como el movimiento Brahmos) rechazan los Vedas por completo considerándolos como superstición. Aun así, las obras continúan siendo recitadas, estudiadas y veneradas en el presente y siguen siendo una parte importante de las observancias, festivales y ceremonias religiosas hindúes.

Origen temprano, fechas y desarrollo.

Nadie conoce el origen de los Vedas, aunque muchos eruditos y teólogos han presentado diferentes afirmaciones sobre el asunto. Se cree comúnmente (aunque de ninguna manera se acepta universalmente) que la visión védica llegó a la India a través de tribus arias nómadas que emigraron allí desde Asia Central en algún momento alrededor del tercer milenio antes de Cristo. 
El término "ario" debe ser entendido de la misma forma que lo entendió la gente de la época, significa "libre" "noble" y se refiere a una clase de personas, no a una raza, ni a los caucásicos (como se afirmó en los siglos XVIII y XIX por eruditos occidentales). Se cree que estos indo-arios se separaron de un grupo más grande que también incluía a los indo-iraníes que se establecieron en la región del actual Irán y llegaron a ser conocidos en Occidente (a través de los griegos) como persas. 
Las similitudes entre la religión iraní temprana (así como el zoroastrismo posterior) y el hinduismo temprano sugieren un sistema de creencias común, que luego se desarrolló por separado.

La teoría de la migración indo-aria sostiene que la visión védica fue desarrollada en Asia Central y se llevo a la India durante el declive de la civilización indígena Harappa (c. 7000-600 a. C.) entre el 2000 y el 1500 a. C., fusionando las creencias de esa cultura con las arias. Sin embargo, otra teoría, conocida como "fuera de la India" (OIT) afirma que la civilización de Harappa ya había desarrollado esta visión y la había exportado de la India a Asia Central, de donde regresó con la migración de los indo-arios.

Major Indo Iranian Neolithic Sites & the Indus Civilization
Sitios Neolíticos importantes indo-iraníes y de la civilización del valle del Indo
John Huntington (CC BY-NC-SA)

Hay razones sólidas para reconocer la motivación, al menos, de cualquiera de las afirmaciones (aunque la academia convencional rechaza la teoría OIT) y los académicos parecen aferrarse a una u otra más por razones personales que por aquellas sustentadas en una investigación académica objetiva. La respuesta más razonable a la pregunta sobre el origen y la datación de los Vedas es simplemente que no se sabe. La necesidad humana de resolver lo que parece misterioso, sin embargo, mantiene vivo el debate en la actualidad. Los estudiosos Hermann Kulke y Dietmar Rothermund comentan brevemente sobre el desarrollo temprano del problema de la datación / origen:

La datación de estos textos y de las culturas que los produjeron ha sido debatida durante mucho tiempo por los indólogos. El famoso nacionalista indio, Bal Gangadhar Tilak, escribió un libro sobre el hogar ártico de los Vedas en el que sostenía que los Vedas podrían remontarse al sexto o quinto milenio antes de nuestra era. Basó sus conclusiones en la interpretación de referencias a las posiciones de las estrellas en el texto que los astrónomos podrían utilizar para un cálculo detallado de la fecha respectiva. El indólogo alemán, Hermann Jacobi, llegó de forma independiente a una conclusión muy similar y sugirió la mitad del quinto milenio como la fecha de los Vedas. Pero otro indólogo alemán, Max Muller, que enseñaba en Oxford, proyectó una fecha mucho más tardía. Tomó el nacimiento de Buda alrededor del 500 a. C. como punto de partida y sugirió que los Upanishads, que anteceden a la filosofía budista, debieron haberse producido alrededor del 800 al 600 a. C. Los primeros textos del Brahmana y Mantra de los Vedas se habrían producido entonces alrededor del 1000 al 800 y del 1200 al 1000 respectivamente. Estas fechas proyectadas por Max Muller concuerdan muy bien con la investigación arqueológica moderna que muestra al menos medio milenio entre el declive de la civilización del Indo y la inmigración de una nueva población nómada que bien podría identificarse con los indo-arios védicos. (34)
El trabajo de Muller continúa alentando el debate en la actualidad, y sus afirmaciones generalmente se consideran las más probables o incluso ciertas. Dondequiera que se haya originado la visión védica, y que por mucho tiempo existió en forma oral, es claro que se desarrolló en la India durante el período védico después de la llegada de los indo-arios.

El período védico

El período védico (c. 1500 - c. 500 a. C.) es la era en la que se decidió poner los Vedas por escrito, pero esto no tiene nada que ver con la edad de los conceptos o las tradiciones orales en sí mismas. La designación "período védico" es una construcción moderna, que se basa en la evidencia de la migración indo-aria, y que como se señaló, no es universalmente aceptada. Aun así, esa es la teoría más admitida como históricamente precisa según la evidencia disponible. El desarrollo de los textos es descrito por el académico John M. Koller:

La era védica comenzó cuando los pueblos de habla sánscrita comenzaron a dominar la vida y el pensamiento en el valle del Indo, probablemente entre el 2000 y el 1500 a. C. Los historiadores solían pensar que estos pueblos de habla sánscrita y que se llamaban a sí mismos arios, llegaron al valle del Indo en el noroeste de la India como conquistadores hace unos tres mil quinientos años. Pero los estudios recientes han desafiado esta tesis de los conquistadores arios. Lo que sí sabemos es que la antigua cultura del Indo, que floreció entre el 2500 y el 1500 a. C. y que, a juzgar por sus restos arqueológicos, era bastante sofisticada, declinó en esta época. También sabemos que la cultura y el pensamiento védicos reflejados en el Rig Veda tienen una historia continua de dominio en la India durante los últimos tres mil quinientos años. Es probable que las tradiciones culturales de los pueblos védicos se mezclaran con las tradiciones y costumbres del pueblo del Indo. (5)

Las creencias religiosas de la gente de la civilización Harappa son desconocidas ya que no dejaron obras escritas. Las excavaciones en Mohenjo-daro, Harappa y otros sitios sugieren una estructura de creencias muy desarrollada que implicaba baños rituales y alguna forma de servicio de adoración. La única evidencia clara de sus creencias y prácticas religiosas proviene de las estatuas de los espíritus de la naturaleza conocidos como yakshas, ​​que datan aproximadamente de antes del 3000 a. C. presentando una forma rudimentaria y que continúan desarrollándose, con un mayor refinamiento, hasta el siglo I a. C.
Los cultos Yaksha parecen haberse centrado en las necesidades diarias (si uno interpreta la evidencia en la línea de los cultos ancestrales) ya que los espíritus podían ser benévolos o malévolos, y se hacían sacrificios para pedirles favores o evitar daños. Al igual que en los cultos a los antepasados ​​asiáticos, no se hacía hincapié en el panorama general de la procedencia del ser humano, cuál podría ser su propósito o adónde iba después de la muerte. Estas preguntas serían abordadas por el primero de los Vedas, el Rig Veda (que significa “conocimiento de la sabiduría”, “versos de la sabiduría” o literalmente, “alabado sea el conocimiento”) que a su vez comunica la meditación sobre tales preguntas a los otros tres.

Los Vedas

Como se señaló, los seguidores del Sanatan Dharma (hinduismo) creen que los Vedas siempre han existido. Los académicos Forrest E. Baird y Raeburne S. Heimbeck señalan:

De sus muchos textos sagrados, los hindúes otorgan un origen sobrenatural solo a los Vedas. Se confía exclusivamente en estos cuatro libros para revelar el conocimiento esencial de la vida. Tal conocimiento, sostienen los hindúes, ha existido eternamente en forma de vibraciones que resuenan por todo el universo. Estas elusivas vibraciones permanecieron sin ser detectadas hasta que ciertos sabios indios equipados con una audición espiritual finalmente las escucharon y las formularon en el idioma sánscrito, hace unos 3.200 años. (3)
Se cree entonces, que los Vedas reproducen los sonidos exactos del universo mismo en el momento de la creación y en adelante; además toman la forma, en gran medida, de himnos y cánticos. Al recitar los Vedas, se piensa que uno participa literalmente en el canto creativo del universo que dio origen a todas las cosas observables e inobservables desde el principio de los tiempos. El Rig Veda establece el estándar y el tono que es desarrollado por el Sama Veda y Yajur Veda mientras que el último trabajo, el Atharva Veda, desarrolla su propia visión que aunque está alimentada por los trabajos anteriores, sigue su propio curso original.

Brahma, estatua camboyana
Metropolitan Museum of Art (Copyright)

Rig Veda: El Rig Veda es la obra más antigua compuesta por 10 libros (conocidos como mandalas) que constan de 1.028 himnos de 10.600 versos. Estos versos se refieren a la observancia y las prácticas religiosas adecuadas, basadas en las vibraciones universales como las entendieron los sabios que las escucharon por primera vez, pero también abordan cuestiones fundamentales sobre la existencia. Koller comenta al respecto:


Los pensadores védicos se hacían preguntas sobre sí mismos, el mundo que los rodeaba y su lugar en él. ¿Qué es el pensamiento? ¿Cuál es su fuente? ¿Por qué sopla el viento? ¿Quién puso el sol, dador de calor y luz, en el cielo? ¿Cómo es que la tierra produce estas innumerables formas de vida? ¿Cómo renovamos nuestra existencia y nos volvemos completos? Preguntas del cómo, el qué y el por qué son el comienzo de la reflexión filosófica. (5)
Esta reflexión filosófica caracteriza la esencia del hinduismo en el sentido de que el punto de la existencia personal es cuestionar a medida que uno se mueve desde las necesidades básicas de la vida hacia la autorrealización y la unión con lo divino. El Rig Veda fomenta este tipo de preguntas a través de himnos a varios dioses - Agni, Mitra, Varuna, Indra y Soma en particular - quienes eventualmente serían vistos como avatares del alma suprema, la primera causa y la fuente de la existencia, Brahman. Según algunas escuelas de pensamiento hindú, los Vedas fueron compuestos por Brahman, cuya canción los sabios escucharon.

Sama Veda: El Sama Veda ("Melodía del conocimiento" o "canción del conocimiento") es una obra compuesta de cantos, cánticos y textos litúrgicos destinados naturalmente a ser cantados. El contenido se deriva casi en su totalidad del Rig Veda y, como han observado algunos estudiosos, el Rig Veda sirve como letra para las melodías del Sama Veda. Se compone de 1.549 versos y se divide en dos secciones: los ganas (melodías) y los arcika (versos). Las melodías están pensadas para estimular la danza que, combinada con las palabras, eleva el alma.

EL YAJUR VEDA CONSTA DE RECITACIONES, FÓRMULAS DE ADORACIÓN RITUAL, MANTRAS Y CANTOS DIRECTAMENTE RELACIONADOS CON LOS SERVICIOS DE ADORACIÓN.

Yajur Veda: El Yajur Veda ("Conocimiento de la adoración" o "conocimiento ritual") consiste en recitaciones, fórmulas de adoración ritual, mantras y cánticos directamente relacionados con los servicios de adoración. Al igual que el Sama Veda, su contenido se deriva del Rig Veda, pero el enfoque de sus 1.875 versos está en la liturgia de las observancias religiosas. Generalmente se considera que tiene dos "secciones" que no son partes distintas sino características de un todo. El Yajur Veda "oscuro" se refiere a aquellas partes que no están claras y están mal organizadas, mientras que el Yajur Veda "claro" se aplica a los versos que son más transparentes y mejor organizados.

Atharva Veda: El Atharva Veda (" El conocimiento de Atharvan") difiere significativamente de los tres primeros ya que se ocupa de los hechizos mágicos para alejar a los espíritus malignos o al peligro, cantos, himnos, oraciones, rituales de iniciación, las ceremonias matrimoniales y funerarias, y las observancias religiosas de la vida cotidiana. Se cree que el nombre deriva del sacerdote Atharvan, quien supuestamente era conocido como un sanador e innovador religioso. 
Se cree que la obra fue compuesta por un individuo (posiblemente Atharvan, aunque no es totalmente seguro) o individuos aproximadamente al mismo tiempo que el Sama Veda y Yajur Veda (c. 1200-1000 a. C.). Se compone de 20 libros de 730 himnos, algunos de los cuales se basan en el Rig Veda. La naturaleza del trabajo, el tipo de lenguaje utilizado y la forma que toma, han provocado que algunos teólogos y eruditos lo rechacen como un auténtico Veda.

 En la actualidad, es aceptado por algunas sectas hindúes, pero no por todas, con el argumento de que se trata de un conocimiento posterior que se recuerda, no de un conocimiento primordial que se haya escuchado.

Incrustados en cada una de estas obras se encuentran otros tipos de texto mencionados anteriormente, los Araniakas, los Brahmanas, los Samhitas y los Upanishads, que podrían considerarse glosas, extensiones o comentarios sobre el texto original.

Los Upanishads se consideran el "final de los Vedas", la última palabra de los textos. El término Upanishads significa "sentarse cerca" como lo haría un estudiante con un maestro para recibir información que no está destinada al resto de la clase. Los Upanishads, en cada uno de los Vedas, comentan el texto o lo ilustran a través del diálogo y la narrativa, aclarando así pasajes o conceptos difíciles u oscuros.

Vishnu con Laksmí y Sarasvati
James Blake Wiener (CC BY-NC-SA)

Conclusión

Los Vedas, especialmente los Upanishads, eventualmente formarían la comprensión fundamental del Sanatan Dharma y proporcionarían dirección y propósito a la vida de sus creyentes. Se entendió que había una sola entidad, Brahman, que no solo creaba la existencia, sino que además era la existencia misma. Como esta entidad era demasiado grande para ser comprendida en su totalidad por los seres humanos, aparecía en la forma de avatares como Brahma (el creador), Vishnu (el preservador) y Shiva (el destructor), así como en una multitud de otras deidades, todas las cuales eran en realidad Brahman. 
El propósito de la vida humana era reconocer el yo superior (el Atman) y realizar el Dharma (deber) que se le había dado a través del Karma (acción) adecuado para liberarse del ciclo de renacimiento y muerte (Samsara), todo esto caracterizado por el sufrimiento y la pérdida que uno experimentaba en el mundo físico. Una vez que un individuo ha roto estos lazos, el Atman de esa persona regresa a Brahman y a la paz eterna.
Este sistema de creencias se desarrolló ininterrumpidamente hasta el surgimiento del Islam en el norte de la India a partir del siglo VII d.C., y que se pronunció con más fuerza en el siglo XII d.C. El dominio islámico sólo gradualmente llegó a tolerar las prácticas hindúes. Aunque una amenaza mucho más significativa para la visión védica llegó más tarde en la forma del colonialismo e imperialismo británico en los siglos XVIII y XX de nuestra era. Los británicos intentaron convertir al pueblo indio al cristianismo protestante y dedicaron un esfuerzo considerable en reeducar a la población y en rechazar al hinduismo, calificándolo como una superstición maligna.
Esto eventualmente condujo a una reacción violenta en la forma del movimiento Brahmos liderado por Ram Mohan Roy (1772-1833) y continuado por otros como Debendranath Tagore (1817-1905, padre del poeta Rabindranath Tagore) quienes respondieron, en parte, reinventando su fe para distanciarla de la forma tradicional, que a su criterio había sido corrompida por influencias externas. Esta reinvención incluyó un rechazo de la autoridad de las escrituras y la influencia de los Vedas disminuyó.
 El movimiento Brahmos, de hecho, rechazó los Vedas por completo considerándolos una tontería supersticiosa y se centró en una experiencia personal con lo divino que en realidad era bastante similar al enfoque teológico tanto del cristianismo protestante como al del movimiento Bhakti hindú de la Edad Media.
Cualquier secta o movimiento hindú en la actualidad que rechace los Vedas toma como plataforma básica a los movimientos que surgieron en el siglo XIX y principios del XX, como por ejemplo Brahmos. Sin embargo, los hindúes ortodoxos continúan valorando a los Vedas como en el pasado, y las obras continúan siendo recitadas y cantadas por quienes aún reconocen en ellas el misterio de una verdad inexpresable, ofrecida sin una explicación fácil pero que se puede experimentar sin tener que ser comprendida.

Bibliografía

Baird, F. & Heimbeck, R. S. Philosophic Classics: Asian Philosophy. Routledge, 2005.
Keay, J. India. Grove Press, 2018.
Koller, J. M. Asian Philosophies. Prentice Hall, 2007.
Kulke, H. & Rothermund, D. A History of India. Barnes & Noble Books, 2006.
Long, J. D. Historical Dictionary of Hinduism. Rowman & Littlefield Publishers, 2018.
Olmstead, A. T. History of the Persian Empire. University of Chicago Press, 2009.
Radhakrishnan, S. The Principal Upanishads. Indus / Harper Collins India, 1994.
Ramanujan, A. K. Speaking of Siva. Penguin Classics, 2020.
Swami Prabhavananda & Christopher Isherwood. Bhagavad Gita: The Song of God. Gemstone/Vedanta Press, 2005.
Swami Satya Prakash Saraswati. The Four Vedas. DAV Publication Division, 2020.

  

Informe periódico.
La tradición del canto védico.
India.


Inscrito en 2008 (3.COM) en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad (proclamado originalmente en 2003)


Los Vedas constituyen un amplio corpus de poesía sánscrita, diálogos filosóficos, mitos y encantaciones rituales compuestas y desarrolladas por los arios hace más de 3.500 años. Considerados por los hindúes como la primera forma de conocimiento y como el fundamento sagrado de su religión, los Vedas encarnan una de las tradiciones culturales más antiguas del mundo aún en vida.

El patrimonio védico abarca una multitud de escritos e interpretaciones repartidas en cuatro textos habitualmente llamados “Libros del conocimiento”, aunque hayan sido transmitidos oralmente. El Rig-Veda es una antología de textos sagrados; en el Sama-Veda figuran los arreglos musicales de los himnos del Rig-Veda y de otras fuentes; el Yajur-Veda está dedicado a las plegarias y fórmulas sacrificiales utilizadas por los sacerdotes; y el Atharna-Veda se consagra a las encantaciones y las fórmulas mágicas. Los Vedas ofrecen también un extraordinario panorama histórico del hinduismo e ilustran los orígenes de varias nociones artísticas, filosóficas y científicas fundamentales, como el concepto de “cero”.
Expresados en la lengua védica procedente del sánscrito clásico, los versos de los Vedas se solían cantar tradicionalmente durante los ritos y las ceremonias sagradas, y se recitaban cada día en las comunidades védicas. El valor de esta tradición no radica tanto en el contenido de su literatura oral como en las técnicas ingeniosas empleadas por los brahmanes para preservar los textos intactos en el transcurso de los milenios. Para conseguir que el sonido de cada palabra permanezca inalterable, los recitadores siguen una rigurosa formación desde la niñez. Esos métodos ancestrales se basan en el acento tonal, una manera única de pronunciar cada letra y en combinaciones específicas del discurso.

Aunque los Vedas siguen desempeñando un papel importante en la vida de los indios, del millar de ramas védicas que existían antaño, sólo trece han logrado sobrevivir. Cuatro famosas escuelas védicas – Maharastra en el centro de la India, Kerala y Karnata en el sur, Orissa en el este – están en peligro de desaparición inminente.


  

Vedas.

Los libros sagrados de la India antigua. La palabra sánscrita veda significa “conocimiento”; particularmente “libros sagrados”. En su sentido más amplio este término no sólo designa los textos sagrados, sino también la voluminosa literatura teológica y filosófica adjunta: los Brahmanas, Aranyakas, Upanishads y Sutras (ver BRAHMANISMO). El término veda normalmente se aplica a las cuatro colecciones (samhitas) de himnos y oraciones compuestas con diferentes propósitos rituales: el Rig-Veda, el Sama-Veda, el Yajur-Veda, y el Atharva-Veda. De éstos, sólo los primeros tres fueron considerados originalmente como canónicos; el cuarto obtuvo esta posición tras una gran lucha.
 El lenguaje de los Vedas no es un dialecto meramente popular sino un lenguaje literario artificial totalmente perfeccionado. Se parece al sánscrito posterior clásico del cual difiere considerablemente tanto en fonología, como en inflecciones. Aunque existen diferencias en el lenguaje de los cuatro Vedas, aun existen acuerdos en puntos cardinales como en el sánscrito posterior. El término “védico”, en uso común como la forma más antígua del lenguaje de la India, por lo tanto, aun está ampliamente justificado.

EL RIG-VEDA

("Veda de versos"; de ric, o antes de consonantes rig, "estrofa de alabanza") Es el libro más antíguo e importante de estas colecciones. En su forma presente contiene 1028 himnos (inlcuyendo once suplementarios en el libro octavo), arreglados en diez mandalas (ciclos) - o libros -, los cuales varían en extension. Sólo el primero y el décimo son aproximadamente iguales. Los poemas son de diferentes autores y datan de periodos completamente diferentes. De acuerdo a la opinión generalmente aceptada, el más antíguo de ellos data del 1500 a.C. cuando los conquistadores arios se esparcieron sobre el Punjab al norte de la India y ocuparon la tierra a ambos lados del Indus. Los textos demuestran que la colección es el resultado del trabajo de varias generaciones de poetas extendiéndose a través de muchos siglos. Los libros II a VII son el trabajo de un sólo poeta -o rishi (vidente)- junto con sus descendientes, siendo aptamente llamados “libros de la familia”. El libro III se le atribuye a la familia de los Vishvamitra; el libro IV a la de los Vamadeva, el V a la de los Vasishtha. Los himnos en los libros I y X fueron compuestos por diferentes familias. El noveno consiste de himnos exclusivamente dirigidos a Soma, la planta deidificada cuyo néctar fue usado para el sacrificio a Soma. Los libros II a VII son los más antíguos; el libro X, el más reciente.

La monotonía del Rig-Veda no sólo se debe a la naturaleza de su contenido mitológico, sino al hecho de que himnos hacia mismas deidades normalmente son agrupados. Es así como 500 himnos aprox. están dedicados sólo a dos dioses: a Indra, el dios de los relámpagos y tormentas, y a Agni, el dios del fuego. La adoración a la naturaleza es un rasgo marcado en la mayoría de los himnos, mismos que son invocaciones a diferentes deidades. El valor de esta gran colección es evidente: nos presenta el record más temprano de la mitología del pueblo Indo-Europeo. Varios de los dioses se remontan al tiempo de la unidad Indo-Irana, como por ejemplo Yama (el Yima Avestano), Soma (Haoma), Mitra (el Mithra persa posterior). Algunas de las divinidades -especialemente las de rango más alto- aun exhiben los atributos que nos permiten rastrear sus orígenes hasta llegar a la personificación de fenómenos naturales. Así Indra personifica el trueno; Agni, el fuego; Varuna, el mar; Surya, el sol; Ushas, el amanecer; los Maruts, la tormenta; mientras que otros siguen una personificación similar. Indra fue el dios favorito de los Arios Védicos. Casi un cuarto de todos los himnos en el Rig-Veda -mismos que se encuentran entre los mejores de la colección- están dirigidos hacia él. A Indra le sigue Agni. Los himnos que lo alaban frecuentemente son oscuros de pensamiento, pomposos en fraseología y abundan en alusiones a rituales complicados. Muchos himnos son en honor a Soma. Otros dioses invocados son los dos Ashins, un tanto parecidos al Diocsuri de la Grecia Antígua, el terrible Rudra, Parjanya el dios de la lluvia, Vayu el dios del viento, Surya el dios del sol y Pushan el protector de caminos y de vacas perdidas. Oraciones también son dirigidas a grupos de divinidades como los Adityas y los Vishve Devas (todos los dioses). Sólo unos cuantos himnos cantan las alabanzas a Vishnu y a Shiva en su forma temprana como “Rudra” aun cuando estas dos deidades se convirtieron posteriormente en dioses principales del panteón hindú. Las diosas juegan un rol menor. Sólo Ushas, la diosa del amanecer, tiene alrededor de veinte himnos en su honor. Estos poemas tienen un mérito literario excepcional.

Aun cuando el número de himnos seculares es reducido, muchos de ellos son de particular interés debido a su contenido variado. En uno de ellos (libro X, 34), un jugador lamenta su mala suerte en los dados, deplorando a la pasión maligna que lo mantiene en sus garras. En el mismo libro (X, 18) se lleva a cabo un funeral del que se puede obtener información concerniente a los ritos funerarios durante la era védica. La cremación estaba en voga, aun cuando también se usaba el entierro. También aparecen algunos acertijos y encantos u oraciones como aquéllas del Atharva-Veda. En el danastutis (alabanzas por regalos) ocasionalmente aparecen referencias históricas. 
En la mayoría de los casos, éstos no son poemas independientes sino estrofas de alabanza añadidas a algún himno ordinario en el cual el poeta da gracias por la generosidad recibida por parte de algún príncipe. Seis o siete himnos tratan sobre especulaciones cosmogónicas. Es significativo que algunos de los himnos, la mayoría en el libro X, están construídos en forma de diálogos. Aquí podemos discerner los inicios del drama sánscrito. La poesía del Rig-Veda no es ni popular, ni primitiva como erróneamente se ha considerado. Es tanto la producción de una clase sacerdotal refinada, como el resultado de un largo periodo de desarrollo cultural. Estaba destinada principalmente para ser usada en relación con el sacrificio soma y para acompañar un ritual que, aun cuando no era tan complicado como en el tiempo de los Brahmanes, estaba muy lejos de ser simple.
 El Rig-Veda ha llegado hasta nosotros en una sola revisión; aquélla de la escuela Shakala. Originalmente, sin embargo, hubo varias escuelas. El "Mahabhashya" (gran comentario), acerca del siglo II a.C., tiene conocimiento sobre veintiun escuelas mientras que escritos tardíos sólo saben de dos. En éstas se tuvo el mayor cuidado con respecto a la transmisión de los himnos. Así se concibió un sistema mnemónico (rel. a la memoria) elaborado a fin de proteger a los textos sagrados de cualquier cambio. Los textos, por lo tanto, han llegado hasta nosotros practicamente sin variantes.

Max Muller publicó ediciones del Rig-Veda, "Rig-Veda-Samhita with the Commentary of Sayancharya", Rig-Veda-Samhita con el Comentario de Sayancharya" (6 vols., Londres, 1849-74; 2a. ed., 4 vols., 1890-95); "The Hymns of the Rig-Veda in the Samhita and Pada Texts", Los Himnos del Rig-Veda en Textos Samhitas y Padas (2a. ed., 2 vols., Londres, 1877); Aufrecht, "Samhita Text", Texto Samhita, en caracteres romanos (2a. ed., Bonn, 1877); selecciones en el "Sanskrit Reader", Lector Sánscrito de Lanman's (Boston, 1884); Bothlingk, "Sanskrit-Chrestomathie", Crestomatía Sásncrita (3a. ed., Leipzig, 1897); Windisch, "Zwölf Hymnen des Rig-Veda", Doce Himnos del Rig-Veda, con el comentario de Sayana (Leipzig, 1883). Se hicieron traducciones al ingles por Griffith (2 vols., Benares, 1896-97); selecciones en prosa por Max Muller en "Sacred Books of the East" XXXII, Libros Sagrados del Este, (Oxford, 1891); continuad o por Oldenburg, ibidem, XLVI (1897); Verso Alemán por Grassmann (2 vols., Leipzig, 1876-77); Prosa Alemana por Ludwig (6 vols., Praga, 1876-88). Para conocimiento general sobre el Rig-Veda ver: Kaegi, "The Rig-Veda", tr. Arrowsmith (Boston, 1886); Odenberg, "Rig- Veda", libros I-VI en "Göttinger Gesellschaft der Wissenschaften", Sociedad de las Ciencias, nuevas series, XI (Berlin, 1909).

EL SAMA-VEDA

El "Veda de cantos" consiste en 1549 estrofas tomadas del Rig-Veda de los libros VIII y IX (excepto 75). Su propósito fue puramente práctico: servirle al udgatar -o sacerdote que presidía el sacrificio soma- como libro de texto. El arreglo de estos versos quedó determinado de acuerdo a su relación con los ritos efectuados durante este sacrificio. Los himnos debían ser cantados de acuerdo a ciertas melodías fijas; de ahí el nombre de la colección. Aun cuando sólo se conocen dos revisiones, se sabe que hubo un gran número de escuelas de este veda. El Sama-Veda fue editado por Benfey, con traducción alemana (Leipzig, 1848); por Satyavrata Samashrami, en Bibl. Ind. (Calcutta, 1873); traducción al inglés por Griffith (Benares, 1893).

EL YAJUR-VEDA

El "Veda de Oraciones para Sacrificios" también consiste de versos tomados del Rig-Veda. Su propósito también fue práctico pero, a diferencia del Sama-Veda, fue compilado para ser aplicado, no solamente al ofrecimiento soma, sino al ritual de sacrificio en su totalidad. Existen dos revisiones de este Veda conocidas como el Yajur-Veda "Negro" y "Blanco". El orígen y significado de estas designaciones no es claro. El Yajur-Veda Blanco sólo contiene los versos y dichos necesarios para el sacrificio en tanto que las explicaciones se encuentran en un texto separado. 
El Yajur-Veda Negro incorpora explicaciones y direcciones después de cada verso a lo largo de toda la obra. Del Yajur-Veda Negro existen cuatro revisiones; todas presentando el mismo arreglo pero difiriendo en otros aspectos (notablemente en material de fonología y acentuación). Los Hindúes consideran al Yajur-Veda como el más importante de los Vedas debido a la práctica de los rituales de sacrificio. Las cuatro revisiones del Yajur-Veda han sido editadas por separado: (1) "Vajasaneyi Samhita" por Weber (Londres y Berlin, 1852), tr. Griffith (Benares, 1899); (2) "Taittiriya S." por Weber en "Indische Studien", XI, XII, Estudios Indios, XI, XII (Berlin, 1871-72); (3) "Maitrayani S." por von Schroeder (Leipzig, 1881-86); "Kathaka S." por von Schroeder (Leipzig, 1900-09).

EL ATHARVA-VEDA

El "Veda de los Atharvas o Sacerdotes del Fuego" difiere ampliamente de los demás Vedas. No es de carácter escencialmente religioso, ni guarda ninguna conexión con el ritual del sacrificio soma. Consiste en una variedad de hechizos y encantos cuyo propósito es tanto bendecir como maldecir. Contiene amuletos contra enemigos, demonios, hechiceros, animales dañinos (como las serpientes), contra enfermedades (tanto del hombre, como de la bestia) y contra los opresores de los Brahamanes. Pero también contiene amuletos para obtener beneficios como: asegurar el amor, una vida familiar feliz, salud y longevidad, protección durante viajes e incluso para la buena suerte en el juego. Las supersticiones de edades primitivas eran comunes entre las masas que incluso se pueden aducir paralelas con hechizos germánicos y eslavos. 
El Atharva-Veda ha sido preservado en dos revisiones que, aunque difieren en contenido y arreglo, tienen la misma extensión y contienen 730 himnos y alrededor de 6000 estrofas distribuídas en veinte libros. Muchos de los versos han sido tomados del Rig-Veda sin presentar modificación alguna. Una parte considerable de los dichos está en prosa. Los libros son de edades diferentes. Los primeros trece son los más antíguos; los últimos dos son adiciones tardías.
 El libro XX, que sólo consiste de himnos de alabanza para Indra, fue tomado del Rig-Veda a fin de conectar el Atharva con la ceremonia de sacrificio y así asegurar su reconocimiento como libro canónico. Pero este reconocimiento se alcanzó sólo después de un lapso de tiempo considerable y mucho después del periodo del Rig-Veda. 
El carácter canónico del Atharva-Veda se reconoce en el "Mahabharata" pues las referencias a los cuatro Vedas son muy frecuentes. Aun cuando esta colección tomó forma mucho después del Rig-Veda, mucho de su material es tan -o más- antíguo que este libro. Para la historia de la religión y de la civilización es un documento invaluable.

El Atharva-Veda ha sido editado por Roth y Whitney (Berlin, 1856); tr. al inglés en verso por Griffith (2 vols., Benares, 1897); prosa por Bloomfield en "Sacred Books of the East", Libros Sagrados del Este, XLII; por Whitney, revisado por Lanman (2 vols., Cambridge, Mass, 1905). Consultar a Bloomfield, "The Atharaveda" en "Grundriss der Indoarischen Philologie", II (Strasburgo, 1899). Sobre los Vedas, en general, consultar: MACDONNELL, “History of Sanskrit Literature”, Historia de Literatura Sánscrita (Nueva York, 1900), 29-201, bibl. 439-42; BAUMGARTNER, Gesch. der Weltliteratur II, Historia de la Literatura Mundial II (Freiburg, 1902); WINTERNITZ, Gesch. der indischen Literatur, I Der Veda, Historia de la Literatura India, I El Veda (Leipzig, 19050); PISCHEL, Die indische Literatur in Kultur der Gegenwart I, VII, La Literatura India en la Cultura Actual I, VII (Berlin y Leipzig, 1906), 164-174, bibl. 212.

ARTHUR F.J. REMY



Brahmanismo.

Por brahmanismo se quiere significar la compleja religión y sistema social que creció del culto, de naturaleza politeísta, de los antiguos conquistadores Arios del norte de la India, y que, con la expansión de su dominación, se extendió sobre todo el país, manteniéndose, no sin profundas modificaciones, hasta la actualidad. En sus intrincadas fases modernas es generalmente conocido como Hinduismo.

Textos brahmín

Nuestro conocimiento del Brahmanismo en sus primeras etapas se deriva de sus primitivos libros sagrados, originalmente composiciones orales, pertenecientes al período entre 1500-400 A.C.

Ante todo, están los cuatro Vedas (veda significa sabiduría) que datan del 1500 al 800 A.C., y que consisten: 1. de una colección de antiguos himnos (riks), el llamado Rig Veda, en alabanza a muchos dioses;

2. del Sama –veda, compilado de partes del Rig Veda (como una canción-ceremonial para el sacrificio de soma);

3. del Yajur-Veda, una liturgia compuesta parcialmente por antiguos himnos y en parte por otras oraciones y bendiciones para ser usadas en las diversas formas de sacrificio; y

4. del Atharva-Veda, una colección de exorcismos populares y encantamientos mágicos en su mayor parte heredados de los primitivos días Arios.

Siguiendo el orden están las Brahmanes (alrededor de 1000-600 A.C.). Son una serie de explicaciones verborrágicas y misceláneas de los textos, ritos y costumbres que se encuentran en los cuatro Vedas, compuesto expresamente para el uso de los Brahmanes, o sacerdotes. Estas se hallan seguidas (800-500 A.C.) por las así llamadas Upanishads, que se refieren principalmente a especulaciones panteístas sobre la naturaleza de la deidad y el fin del hombre; y finalmente los Sutras (600-400 A.C.), que son guías compendiadas para la adecuada observación de los ritos y costumbres. Las más importantes son las Grhya-Sutras, o las guías del hogar, que tratan sobre los ritos domésticos, y las Dharma-Sutras, o guías de la ley, que eran manuales de costumbres religiosas y sociales. 
Habiendo sido pensadas tanto para los laicos como para los sacerdotes, reflejan el lado popular, práctico del Brahmanismo, mientras que las Brahmanes y Upanishads nos muestran su aspecto especulativo, religioso o sacerdotal. Muy vinculado con las guías legales se encuentra el justamente afamado tratado métrico, Manava-Dharma-Sastra, conocido en castellano como las Leyes de Manu. Las mismas son probablemente de siglo quinto A.C. Estas, junto con dos épicas sagradas posteriores, El “Ramayana”, y el “Mahabharata”, comprenden los más importantes en literatura Brahmánica sagrada.

Brahmanismo temprano o vedismo

La religión del período védico propiamente dicho era comparativamente simple. Consistía en la adoración de muchas deidades, grandes y pequeñas, la personificación de las fuerzas de la naturaleza. Eran las principales entre ellas: • Varuna, el cielo que todo lo comprende, hacedor y señor de todas las cosas y sostén de la ley moral. • El dios sol, variadamente conocido como o Surva, el enemigo de la oscuridad y el que trae bendiciones; o Pushan, el que fertiliza o Mitra, el omnisciente amigo de lo bueno, el vengador de la deshonestidad; o Savitar, el iluminador, el que despierta al hombre para su actividad cotidiana, y o Vishnu, de quien se dice ha medido la tierra de tres trancos y ha proporcionado las ricas pasturas a los mortales; • El dios del aire, Indra, quien como Marte es también el poderoso dios de la guerra, quien liberó de las nubes a la serpiente Ahi (o Vritra), la estimulante lluvia; • Rudra, posteriormente conocida como Siva, la bendita, la diosa de la tronante tormenta destructiva, y objeto de temor para los malvados, pero amiga de los buenos; • Agni, el dios del fuego, amigo y benefactor del hombre, morando en sus corazones y llevando a los dioses sus plegarias y ofrendas en sacrificio; • Soma, el dios de aquella misteriosa planta cuyo embriagante jugo era tan querido de los dioses y de los hombres, protegiéndolo de la enfermedad, confiriendo fortaleza y asegurando la inmortalidad.

En este período temprano no había templos. Las ofrendas a los dioses se hacían sobre pequeños montículos de tierra o piedras, a menudo la hacía la cabeza de la familia, pero en los sacrificios más importantes y complicados lo hacía el sacerdote, o el Brahmán, junto al jefe de familia. El objetivo de todos los sacrificios era proporcionar un fortalecedor alimento a los dioses y asegurarse a cambio sus bendiciones. Las víctimas humanas, aunque raras, no eran del todo desconocidas, pero las víctimas animales eran de uso diario en este período. El primero en importancia era el caballo, luego el buey o la vaca, la oveja y la cabra. También eran muy comunes las ofrendas de manteca disuelta, arroz, trigo y otros tipos de granos. Pero más preciado para los dioses que todos esto obsequios, y rivalizando con el solemne sacrificio de un caballo, era la ofrenda del embriagante jugo de la planta de Soma, el así llamado sacrificio del Soma. Los himnos de alabanza y peticiones, principalmente por las buenas cosas de la vida, niños, salud, riqueza y suceso en los emprendimientos, acompañaban estas ofrendas sacramentales. Pero las necesidades superiores del alma no eran olvidadas. En los himnos de Varuna, Mitra, y los otros dioses hay notables textos que expresan un sentido de culpa y piden el perdón. En los tiempos en que las antiguas escrituras Hebreas guardaban silencio sobre las recompensas y castigos que esperan al hombre en la vida futura, encontramos los antiguos himnos dando una repetida expresión de sus creencias en un cielo de eterna felicidad para el justo, y un abismo de oscuridad para el malvado.

Era también un elemento prominente en su religión la devoción a los Pitris (Padres), o familiares muertos. Aunque los Pitris arribaban a la morada celestial de la felicidad, esta felicidad no era totalmente independiente de los actos de devoción mostrados por los vivientes. Podía ser grandemente incrementada mediante ofrendas de Soma, arroz y agua, ya que al igual que los dioses se suponía que ellos tenían cuerpos de textura etérea, y que disfrutaban la esencia sutil de la comida. Por tanto, los descendientes supervivientes sentían como un sagrado deber hacer ofrendas festivas, llamadas Sraddhas, en momentos establecidos para sus fallecidos Pitris. A cambio de estos actos de piedad filial, los agradecidos Pitris los protegían de los daños y promovían su bienestar. También rendían culto a formas inferiores de la naturaleza, La vaca era reverenciada. Se rendía culto a los árboles y a las serpientes. Abundaban fórmulas para curar las enfermedades, ahuyentar los demonios y prevenir los malos augurios. La Hechicería era muy temida (era común recurrir a las pruebas para la detección de la culpa).

Brahmanismo popular

En el período que presenció la producción de los Brahmanes y los Upanishads, la religión Védica experimentó un doble cambio. En el aspecto práctico hubo un exuberante crecimiento de los ritos religiosos y de las restricciones y obligaciones sociales, mientras que en el aspecto teórico, la creencia védica en la eficacia de las deidades personales fue subordinada a un esquema panteísta de salvación. Por tanto la religión temprana se desarrolló por un lado en un Brahmanismo popular, exotérico, y por otro, en un Brahmanismo sacerdotal, esotérico. El primero se refleja en las Brahmanes y las Sutras; el segundo en las Upanishads.

La transformación hacia un Brahmanismo popular se debió en gran medida a la influencia de los Brahmanes, o sacerdotes. Debido a su excesiva afección a las palabras y formas simbólicas, los detalles del ritual se tornaron más y más intrincados, algunos de ellos asumiendo un carácter tan elaborado como para requerir el servicio de dieciséis sacerdotes. El sacrificio participaba de la naturaleza del rito sacramental, la debida performance de la cual aseguraba la producción del fin deseado, y por tanto se convirtió en el centro más importante alrededor del cual giraban los mundos visible e invisible. Por tanto, ameritaban tarifas liberales a los sacerdotes oficiantes. Sin embargo no era un mero rito superficial, ya que si se llevaba a cabo por sacerdotes indignos se consideraba tanto inútil como sacrílego. Para mantener esta complicada liturgia estaba la multitud de plegarias y ritos que entraban en la vida diaria tanto de sacerdotes como de laicos. El recitado diario de partes de los Vedas, ahora venerado como revelación divina, era de primera importancia, especialmente para los Brahmanes. Era un deber sagrado para todo individuo recitar, a la mañana y al atardecer, el Savitri, una pequeña plegaria en honor del vivificante sol. Una escrupulosa observación de la pureza ceremonial, que superaba aún a la de los Fariseos Judíos, hizo aumentar una interminable sucesión de ritos purificatorios, tales como baños, rociados con agua, untado con cenizas o estiércol de vaca, sorbos de agua, supresión de la respiración, todas de carácter sacramental y eficaces para la remisión del pecado. Hay razones para creer que la conciencia de la culpa por el pecado cometido era aguda y vívida, y que en el desarrollo de estos ritos, tan susceptibles al abuso, era ampliamente cultivada una disposición penitencial del alma.

En el Brahmanismo popular de este período, la idea de retribución por el pecado fue hecha para adoptar las consecuencias más rigurosas y de más largo alcance, de las cuales, excepto por la oportuna penitencia, no había escapatoria. Del mismo modo que toda buena acción contaba con la certeza de una futura recompensa, toda mala acción estaba destinada a portar sus frutos de miseria futura. Esta era la doctrina del karma (acción) con la cual estaba cercanamente conectada la nueva idea de la reencarnación. Mientras que la duradera felicidad del cielo era sostenida para el justo, diferentes destinos para después de la muerte estaban reservados para los malvados, variando, de acuerdo con la naturaleza y cantidad de culpa, entre largos períodos de tortura en un serie graduada de infiernos, y una más o menos extensiva serie de reencarnaciones en la forma de plantas, animales y hombres. De acuerdo con el grado con el cual el culpable era condenado, tenía que pasar mediante una lenta transición a través del resto de una escala ascendente hasta que obtuviera su reencarnación como un hombre de un estado honorable.

Esta doctrina dio origen a reglas restrictivas de la conducta que lindaban con lo absurdo. No podían ser matados insectos, aún los repulsivos y nocivos; no podía beberse agua antes de ser colada, para que la más diminuta forma de vida no fuera destruida; la carpintería, cestería, trabajo del cuero, y otras ocupaciones similares fueron consideradas deshonrosas, porque no podían ser llevadas a cabo sin una cierta pérdida de vida animal o vegetal. Algunos fanáticos fueron tan lejos como para cuestionar el inofensivo cultivo de la tierra debido al inevitable daño que se le hacía a las lombrices e insectos. Pero por otra parte, era remarcablemente elevada la enseñanza ética de los brahmanes en la legítima esfera de la conducta correcta. Eran fuertemente inculcadas la veracidad, la obediencia a padres y superiores, la templanza, la castidad y la caridad. Aunque permitía, como otras religiones de la antigüedad, la poligamia y el divorcio, prohibía fuertemente el adulterio y todas las conductas contrarias a la castidad. También reprobaba el suicidio, el aborto, el perjurio, la calumnia, la embriaguez, el juego, la usura opresiva y la crueldad despiadada para con los animales. Su intento, similar al cristiano, de suavizar los aspectos duros de la naturaleza humana, puede observarse en sus muchas lecciones de moderación, caridad hacia el enfermo, el débil y el anciano, y su insistencia en el deber de perdonar injurias y devolver bien por mal. Este alto estándar de recta conducta no se aplicaba simplemente a los actos externos. Encuentran frecuente expresión en la enseñanza Brahmánica la triple división de buenos y malos actos en pensamiento, palabra y acción.

Íntimamente ligada a las enseñanzas religiosas del Brahmanismo se encontraba la división de la sociedad en castas rígidamente definidas. En el antiguo período Védico, había habido distinciones de clases de acuerdo con las cuales la clase guerrera (Kshatriyas, o Rajanas) se hallaban primeros en dignidad e importancia, seguía la clase sacerdotal (Brahmanes), luego la clase de los granjeros (Vaisyas), y al final de todos, la clase servil de los nativos conquistados (Sudras). Con el desarrollo del brahmanismo, estas cuatro divisiones de la sociedad se volvieron estereotipadas en castas exclusivas, siendo la dignidad superior usurpada por los brahmanes. Como maestros de los sagrados Vedas, y como sacerdotes de todos los importantes sacrificios, profesaban ser los propios representantes de los dioses y la nobleza de la raza humana. Ningún honor era demasiado grande para ellos, y ponerles una mano encima era un sacrilegio. Una de sus fuentes principales de poder e influencia residía en su privilegio exclusivo de enseñar a la juventud de las tres castas superiores, la educación, entonces consistente en gran parte en la adquisición de la tradición Védica, que sólo los sacerdotes podían enseñar. Por lo tanto solamente las tres castas superiores tenían el derecho de conocer los Vedas y de tomar parte de los sacrificios, y el Brahmanismo, lejos de ser una religión abierta a todos, era exclusivamente un privilegio de nacimiento, y de la cual la despreciada casta de los Sudras estaba excluida.

El rito de iniciación al brahmanismo era conferido a los niños varones únicamente, cuando comenzaban sus estudios bajo un maestro brahmán, lo que tenía lugar generalmente en el octavo año de los Brahmanes, y en el undécimo o duodécimo año de los Kshatriya y los Vaisya respectivamente. Consistía en la investidura del cordón sagrado, una cuerda de tela de algodón blanco atada en las puntas, y usada como la estola del diácono, suspendida en el hombro izquierdo. La investidura era un tipo de sacramento en virtud del cual el joven era liberado de la culpa contraída de sus padres y se convertía en Dvi-ja, nacido por segunda vez, con el derecho a aprender los sagrados textos Védicos y a tomar parte en los sacrificios. El período de estudiante no era largo para los miembros de las castas de los guerreros y campesinos, pero para el joven brahmán, quien tenía que aprender todos los Vedas de memoria, le insumía nueve años o más. Durante este período, el estudiante se hallaba sujeto a una severa disciplina moral. Tenía que levantarse antes que el sol, y no se le permitía recostarse hasta después del anochecer. Se le negaban comidas ricas y delicadas, y debía mendigar lo que comía en sus dos comidas diarias. Se esperaba que observara la más estricta castidad. Era obligado a evitar la música, el baile, el juego, la falsedad, la falta de respeto a los superiores y los ancianos, la codicia, la ira y el daño a los animales.

Se sostenía como un deber religioso el matrimonio para el renacido. Comenzaba generalmente temprano en su vida, no mucho después de que completara su tiempo de estudio. Como el rito de iniciación, era una solemne ceremonia sacramental. Era una ley imperativa para la novia y el novio que fueran de la misma casta en el matrimonio principal ya que, como era tolerada la poligamia, un hombre podía tomar una o más esposas secundarias de castas inferiores. Por ciertas razones graves, el jefe de familia podía repudiar a su esposa y casarse con otra, pero la mujer no tenía por su parte el correspondiente derecho al divorcio. Si su marido moría, se esperaba de ella permanecer por el resto de su vida en casta viudez, si esperaba ser honrada sobre la tierra, y feliz con el en el cielo. La posterior práctica Hindú conocida como Suttee, en la cual la enlutada esposa se arrojaba a sí misma sobre la pira funeraria de su esposo, parece haber sido desconocida en este período. Toda la sabiduría de los textos Védicos le era negada a las mujeres, pero ella tenía el derecho de participar con su marido en los sacrificios realizados para él por algún sacerdote oficiante. Un importante sacrificio permanecía en sus propias manos: la matinal y vespertina ofrenda de leche caliente, manteca y grano al fuego en el hogar, el que era consagrado a Agni, y era mantenido siempre ardiendo.

En el brahmanismo de este período se impuso una fuerte tendencia al ascetismo. Encontró su expresión en los ayunos precedentes a los grandes sacrificios, en las penitencias prescriptas para varios tipos de pecado, en la austera vida impuesta a los estudiantes, en la abstinencia conyugal que debía ser observada durante los tres primeros días siguientes al matrimonio y en ciertos días específicos del mes, pero, sobre todo, en la rigurosa vida de retiro y privaciones a la cual no pocos dedicaban sus años de declinación. Un siempre creciente número de dueños de casa, principalmente Brahmanes, cuando sus hijos habían crecido al estado de hombres, abandonaban sus hogares y pasaban el resto de sus vidas como ascetas, viviendo fuera de las villas en toscas chozas, o bajo el abrigo de los árboles, comiendo solamente las más simples clases de comida, la que obtenían mendigando, y sometiéndose a mortificaciones y ayunos extraordinarios. Eran conocidos como Sannyasis, o Yogis, y su severidad de vida no era tanto una vida penitencial por pasadas ofensas sino un medio de adquirir abundantes méritos religiosos y poderes sobrehumanos. Acoplado a estas mortificaciones se hallaba la práctica del Yoga (unión). Ellos se podían sentar inmóviles, con las piernas cruzadas, y, fijando intencionalmente su mirada sobre un objeto frente a ellos, podían concentrar sus pensamientos sobre alguna cuestión abstracta hasta que caían en trance. En este estado fantaseaban que estaban unidos con la deidad, y el fruto de estas contemplaciones fue la visión panteísta de la religión que halló expresión en los Upanishad, y dejó una impresión permanente en la mente Brahmánica.

Brahmanismo panteísta

La notable tendencia monoteísta en los himnos védicos tardíos se hizo más y más intensamente sentido en los altos círculos brahmánicos hasta que dio surgimiento a nueva deidad, una creación de los sacerdotes brahmánicos. Ella fue Prabjapati, señor de criaturas, omnipotente y supremo, más tarde conocido como Brahmá, el creador personal de todas las cosas. Pero en tal búsqueda del señor supremo y creador, ellos fueron diferenciándose ampliamente del monoteísmo Cristiano. Los dioses del antiguo panteón no fueron repudiados sino que fueron todavía adorados como las diversas manifestaciones de Brahmán. Era un axioma entonces, como lo ha sido siempre en la mentalidad Hindú, que es imposible la creación de la nada. Otro principio Brahmánico es que toda forma de individualidad consciente, ya sea humana o Divina, implica una unión de espíritu y materia. Y por tanto, fuera de la pequeña escuela de pensadores que sostenían que la materia era eterna, aquellos que significaban a dios como personal y supremo, explicaban el mundo de cosas visibles y dioses invisibles, como emanaciones de Brahmán. Ellos arribaron a un panteísmo personal. Pero la especulación no terminó allí. Para la prevaleciente escuela de los soñadores Brahmanes ascéticos, cuyas enseñanzas se encuentran en las Upanishads, la última fuente de todas las cosas no era el personal Brahmán, sino el informe, sin carácter, inconsciente espíritu conocido en Atman (uno mismo), o, más comúnmente Brahma (Brahma es neutro, mientras que Brahmán, dios personal, es masculino). Los cielos y la tierra, el hombre y los dioses, aún la deidad personal, Brahmán, no eran sino emanaciones transitorias de Brahma, destinadas en el tiempo a perder su individualidad y a ser absorbido en el gran, todo penetrante, impersonal espíritu. El variado mundo externo por lo tanto, no tiene existencia real. Era Maya, ilusión. Existía sólo Brahma. Solamente él era eterno, imperecedero.

Este panteísmo impersonal de los ascetas condujo a una nueva concepción del fin del hombre y de su camino de salvación. El viejo camino era escapar de las reencarnaciones y su concomitante miseria mediante la acumulación de méritos de buenas acciones de modo de obtener una vida eterna de felicidad consciente en el cielo. Esto fue un error. Ya que mientras el hombre fue ignorante de su identidad con Brahmán y no vio que su verdadero fin consistía en ser absorbido en el impersonal todo-dios del cual él surgiera; mientras puso su corazón en una existencia meramente personal, ninguna cantidad de buenas obras le aseguraría su libertad de la reencarnación. En virtud de sus buenos actos podría, por supuesto, subir al cielo, quizás ganar un lugar entre los dioses, pero tras un tiempo, su reserva de méritos desaparecería como aceite en una lámpara, y debería retornar una vez más a una nueva vida para saborear en un nuevo nacimiento la amargura de la existencia terrenal. El único modo de escapar esta miseria era a través del salvífico reconocimiento de la identidad de uno con Brahma. De este modo, cuando uno pudiera decir con convicción, “Yo soy Brahma”, se romperían los lazos que lo ataban fuertemente a la ilusión de la inmortalidad personal y consecuentemente a la reencarnación. Por tanto, cultivando, mediante una vida mortificada, la libertad de todos los deseos, el hombre pasaba sus años en una pacífica contemplación hasta que la muerte le ponía fin a la aparente dualidad y era absorbido por Brahma como una gota de lluvia en el océano.

Hinduismo temprano

El esquema de salvación panteísta recién descripto, generalmente conocido como la enseñanza Vedanta, encontró gran apoyo entre los Brahmanes y ha sido mantenida como la doctrina Brahmánica ortodoxa hasta los días presentes. Pero progresó muy poco fuera de la casta Brahmánica. La masa del pueblo tenía poco interés en un Brahma impersonal que era incapaz de oír sus oraciones y tampoco disfrutaban con la idea de un final que significaba la pérdida eterna de la existencia consciente. Por tanto, mientras el sacerdocio ascético estaba principalmente interesado en la meditación sobre su identidad con Brahma, y con la práctica de la mortificación para asegurar la libertad de todos los deseos, la mente popular estaba todavía inclinada a la oración, los sacrificios, y otras buenas obras en honor a las deidades Védicas. Pero al mismo tiempo, su fe en la eficacia de estos dioses tradicionales no podía sino ser debilitada por la enseñanza Brahmánica de que la liberación de la reencarnación no sería obtenida por actos de adoración a las deidades personales las que eran impotentes para aseguran ni aún para ellas mismas felicidad eterna consciente. El resultado fue el desarrollo popular de cultos especiales a dos de los viejos dioses, elevados ahora a la posición de supremas deidades, y a los que se les atribuía el poder de asegurar una vida perdurable de felicidad en el cielo.

Fue en la concepción sacerdotal del Brahmán supremo personal que la mente popular encontró su modelo para sus nuevas deidades. Brahmán no era un dios tradicional, y parece no haber sido nunca un objeto de culto favorito para el pueblo. Aún hoy, no existen sino dos templos para Brahmán en toda la India. Su subordinación al gran impersonal todo-dios no ayudaba para recomendarlo a la mente popular. En cambio encontramos dos de los dioses tradicionales honrados con cultos especiales, los que parecen haber tenido un crecimiento independiente en dos partes diferentes del país y, después de adquirir celebridad local, haber propagado su rivalidad sobre toda la tierra. Uno de estos dioses fue el antiguo dios tormenta Rudra, destructivo en tempestad y luminoso, renovando la vida en el riego de la lluvia, limpiando en solitaria soledad la montaña y el árido desierto. Como el destructor, el reproductor, y el tipo del asceta solitario, esta deidad creció rápidamente en la estima popular bajo el nombre de Siva, la bendita. El otro fue Vishnu, originalmente una de las formas del dios hijo, una deidad suave y benéfica, cuyos rayos geniales traían gozo y crecimiento a las criaturas vivientes. Su origen solar fue perdiéndose de vista a medida que creció hacia la posición de deidad suprema, pero uno de sus símbolos, el disco, apunta a su carácter anterior.

Estos dos cultos rivales parecen haber surgido en el siglo cuarto o quinto A.C. Como en el caso del dios personal Brahmán, ni el culto de Siva ni el de Vishnu dejó de lado la honra de los tradicionales dioses y diosas, espíritus, héroes, ríos y montañas y árboles sagrados, serpientes, tierra, cielo, sol, luna y estrellas. El panteísmo en el cual la mente Hindú está inevitablemente moldeada se ve en todas estas cosas, emanaciones de la suprema deidad, Siva o Vishnu. En la adoración a cualquiera o todos, ella no estaba sino honrando su dios supremo. A cada deidad se le atribuía un cielo especial, donde sus devotos encontrarían luego de la muerte una interminable vida de felicidad consciente. El rápido crecimiento de estos cultos en la estima popular, tendiendo más y más a empujar al Brahmanismo refinado al patrio trasero, fue observado

Fue más destacable la íntima asociación de otras nuevas deidades - la creación de fantasías religiosas de la gente común – con los dioses Siva y Vishnu. Dos dioses populares pasaron a asociarse con Siva como hijos. Uno fue Ganesha, señor de las tropas y traviesos diablillos, quien desde entonces ha permanecido siempre, como un objeto favorito de culto y es invocado al principio de cada emprendimiento para asegurar el éxito. El otro fue Scanda, Quien parece que en gran medida había reemplazado a Indra como dios de la batalla. Más allá de la dudosa derivación del nombre Scanda de Alejandro, no hay nada que indique que ninguno de estos supuestos hijos de Siva hayan alguna vez vivido la vida de hombres. Tampoco los dioses que engrandecieron la esfera de influencia de Vishnu. Para mantener la posición de Vishnu como dios del pueblo, dos de los héroes legendarios del remoto pasado, Rama y Krishna, a los cuales el entusiasmo popular había elevado al rango de dioses, pasaron a ser asociado con ella no como hijos, sino como sus mismas encarnaciones. La encarnación de un dios descendido del cielo para asumir una forma humana o animal como una especie de salvador y para realizar algún señalado beneficio para la humanidad, es conocida como un avatar. La idea data de antes del Budismo y, aunque se aplica a Siva y otros dioses, se convirtió sobre todo en una característica de Vishnú. La imaginación popular amaba pensar en su avatar como un pez que salva a Manu del devastador diluvio, como una tortuga que recobra de las profundidades del mar preciosas posesiones de dioses y del hombre, como un cerdo que eleva la tierra sumergida sobre la superficie de las aguas, pero sobre todo como los dioses hombre Rama y Krishna, cada uno de los cuales libera al pueblo del yugo del tirano. Los cultos de Rana y Krishna se volvieron tan populares que hasta la misma Vishnu fue perdida en gran medida de vista. Con el tiempo los Vishnuitas se dividieron en dos cismas rivales: los Ramaitas, que adoraban a Rama como suprema deidad, y los Krishnaitas, que preferían dar este honor a Krishna, una división que ha persistido hasta los días presentes.

La evidencia de la temprana existencia de estas innovaciones de las creencias Brahmánicas puede ser encontrada en las dos grandes épicas conocidas como el "Ramayana" y el "Mahabharata." Ambas son reverenciadas igualmente por los Brahmanes, Sivaitas y Vishnuitas, particularmente el último poema, del que se sostiene ser directamente revelado. En el “Ramayana”, que pertenece al período 400-300 A.C., los relatos legendarios de las pruebas y los triunfos del héroe Rama y su fiel esposa Sita fueron elaboradas en un poema romántico altamente artificial y muy a favor de los adoradores de Vishnu. El Mahabharata”, obra de muchas manos, fue comenzado alrededor del siglo quinto A.C., bajo la influencia Brahmánica, y en los siglos siguientes recibió adiciones y modificaciones, a favor ya del Vishnuismo ya del Sivaismo, hasta que asumió su forma final en el siglo sexto de la Era Cristiana. Es un inmenso conglomerado de agitada aventura, leyenda popular, mito, y especulación religiosa. El mito se centra principalmente alrededor de múltiples disputas por la supremacía entre los malignos tiranos de la tierra y el héroe Arjuna, ayudado por sus cuatro hermanos. El papel que juega Krishna no es un rol integral y la historia parece haber sido interpolada después de que la sustancia de la épica había sido escrita. El es el carrero de Arjuna y al mismo tiempo actúa como su consejero religioso. De sus numerosas instrucciones religiosas, la más importante es su tratado métrico conocido como "Bhagavad-gita”, la Canción del Bendito, un escrito que ha ejercido una profunda influencia sobre el pensamiento religioso de la India. Data del segundo o tercer siglo de la era Cristiana, y es una versión poética del tardío Upanishad, con su doctrina panteísta tan modificada como para pasar por una revelación de Krishna. Mientras encarna las más nobles características de la ética Brahmánica, e insiste en el fiel desempeño de las obligaciones de la casta, proclama a Krishna como el dios personal superior a todos los dioses, por la concesión de una gracia especial a sus devotos para la obtención de eterna bendición. Como un importante medio para este fin, inculca la virtud de Bhakti, que es una amorosa devoción a la deidad, análoga a la virtud Cristiana de la caridad.

Desafortunadamente para el posterior desarrollo del Vishnuismo, el Krishna del “Bhagavad-gita” no fue la concepción popular. Como la mayoría de los héroes legendarios del folklore, su carácter consistía en el mantenimiento de la cruda moral de la era primitiva que primero sonó en sus plegarias. Las porciones narrativas de la épica lo muestran como habiendo sido solapado e inescrupuloso, culpable en palabra y hecho, de actos que la conciencia superior de los Brahmanes habría reprobado. Pero es en la anécdota legendaria completa de su vida como se proporciona en la así llamada “Hari-vansa”, un posterior suplemento de la épica, y también en algunas de las Puranas de los siglos noveno o décimo de nuestra era, que el carácter del popular Krishna aparece con verdadera claridad. Aquí aprendemos que Krishna era uno de los ocho hijos de noble cuna, a quienes un Herodiano tirano estaba determinado a destruir. El dios infante fue salvado de los malvados designios del rey mediante su secreta sustitución por el bebé de un pastor. Krishna creció entre la simple gente campesina, mostrando prodigios de valor, e involucrándose en muchas aventuras con las Gopis, las esposas e hijas de los pastores. Ocho de ellas eran sus favoritas, pero amó sobre todo a una de ellas, Radha. Krishna finalmente tuvo éxito en matar al rey, y trajo paz al reino.

Entre este deificado Hércules Hindú y Nuestro Divino Señor, no hay punto de comparación, salvo uno por contraste. Que la idea de una deidad encarnada debía ser encontrada en el pensamiento Hindú pre-Cristiano, no es tan destacable cuando consideramos que esto responde al anhelo de unión con Dios del corazón humano Pero lo que es a primera vista sorprendente es encontrar en los escritos religiosos subsiguientes al “Mahabharata” relatos legendarios de Krishna que son casi idénticos a las anécdotas de Cristo en los Evangelios canónicos y apócrifos. Desde el nacimiento de Krishna en un establo, y su adoración por los pastores y magos, el líder es llevado a través de una serie de eventos que son la exacta contraparte de aquellos relatados sobre Nuestro Divino Señor. Escritores hostiles al Cristianismo se aferran a esta cadena de parecidos, muy exactos para ser mera coincidencia, para condenar a los escritores del Evangelio de plagiadores de los originales Hindúes. Pero resulta ser todo lo contrario. Todos los Indianistas autorizados están de acuerdo de que estas leyendas de Krishna no son anteriores al siglo séptimo de la Era Cristiana y deben haber sido tomadas de fuentes Cristianas

Hinduismo tardío o sectario

El persistente debilitamiento de la influencia Brahmánica, como consecuencia de las sucesivas olas de conquista extranjera, hizo posible que las preferencias religiosas de la inmensa, heterogénea población de India se afirmaran más fuertemente. Tanto el Sivaísmo como el Vishnuísmo se apartaron más y más fuertemente de la tradición Brahmánica, y asumieron un carácter decididamente sectario hacia la vieja religión y también hacia las otras, Con este debilitamiento de la influencia Brahmánica absorbieron los más groseros de los elementos de culto del pueblo bajo, y se convirtieron en una mala práctica por el incremento de ritos inmorales y supersticiones humillantes. Mientras, por una parte, la práctica del ascetismo fue llevada a sus mayores extremos de fanatismo, por otra la doctrina de bhakti fue pervertida en un sistema de grosera indulgencia sexual, para los cuales sirvieron como modelo y autorización, los amores de Krishna y las Gopis. Las distinciones de castas Brahmánica se rompió, y fue afirmada una igualdad de todos los hombres y mujeres, al menos durante las ceremonias de adoración públicas. Los ritos Brahmánicos fueron en gran medida reemplazados por otros particulares a cada culto y se sostenía que eran todo-suficientes para la salvación. Se levantaron por todas partes espléndidos templos a Siva, Vishnu, y sus dos avatares humanos; innumerables ídolos y símbolos fálicos llenaron la tierra; y cada culto rival alababa a su propia deidad especial como la suprema, subordinando a todas las demás a ella, y miraba con más o menos desprecio las formas de adoración distintas de la propia. Un factor que contribuyó muchísimo a la degradación de estas formas sectarias de religión fue la veneración de la Sakti, o lado femenino de estas deidades. La teología popular no descansaría hasta que cada deidad fuera suplementada con una esposa, en la cual era personificada la naturaleza activa del dios. A Siva se asoció una antigua diosa del río, Sarasvati, honrada como patrona de las letras. La Sakti de Vishnú fue Sri, o Lskshmi, patrona de la buena fortuna. Con Siva el destructor fue asociada la terrible, sedienta de sangre, mágica diosa Durga, o Kali, antes deleitándose con víctimas humanas, y ahora apaciguada con sacrificios de cabras y búfalos. Rama tenía su consorte, Sita, y Krishna su Gopi favorita. Radha. El culto a estas Saktis, particularmente la consorte de Siva, Durga-Kali, degeneró en escandalosas orgías de ebriedad e inmoralidad sexual, la que aún hoy son el clamoroso escándalo del Hinduismo.

Tales fueron los desarrollos sectarios de los tiempos post épicos. Hallaron su expresión en las inferiores, casi históricas Puranas, del siglo VII y siguientes, y en los Tantras, que son aún más modernos y enseñan el culto mágico simbólico a Sakti. Ninguna de esta clase de escritos son considerados canónicos por los Brahmanes ortodoxos.

De los doscientos millones de adherentes al Hinduísmo de hoy, solamente unos pocos cientos de miles pueden ser llamados devotos del Brahmanismo ortodoxo. El sivaísmo y el vishnuísmo han ensombrecido la más antigua religión como un exuberante cultivo de mala hierba venenosa. En su perfil principal, estas dos grandes sectas han retenido las características del período Purana, pero diferencias en sus opiniones sobre puntos menores han llevado a la multiplicación de divisiones cismáticas, especialmente entre los cultores de Vishnu. Ambas sectas, que son hoy en día razonablemente tolerantes entre sí, tienen una cantidad de prácticas devocionales y litúrgicas que son parecidas en su tipo, aunque están marcadas por diferencias en su creencia sectaria. Ambos, Sivaitas y Vishnuitas ponen gran énfasis en el frecuente recitado de los numerosos nombres de sus respectivos dioses supremos, y para facilitar esta piedad, cada uno lleva consigo, a menudo alrededor de su cuello, un rosario que varía en material y en el número de cuentas de acuerdo a si es dedicado a Siva o a Vishnu. Cada secta tiene una iniciación en los ritos, que es conferida a los jóvenes a la edad de su uso de razón y en la cual el gurú oficiante pone un rosario alrededor de cuello del aspirante y susurra en su oído el mantra, o lema sagrado, el recitado del cual sirve como una profesión de fe y es una obligación diaria. Otro rito común a ambas es aquel en el cual el oficiante que preside, marca sobre el cuerpo del devoto con un metal caliente, sellos con los símbolos sagrados de su secta, el tridente y la linga de Siva, o el disco y la concha (o loto) de Vishnu.

Pero en sus principales actos de culto ceremonial las dos sectas difieren radicalmente. El Sivaita toma su blanco guijarro de piedra, el emblema fálico convencional que siempre lleva con él, y mientras murmulla su mantra, la rocía con agua y le aplica refrescantes hojas de Bilva. Debido a su simplicidad y bajo precio, este rito está muy en voga entre las ignorantes clases bajas. El rito de Vishnu es menos degradante pero más infantil. Consiste en un elaborado y costoso culto de la imagen de Vishnu en el templo, o más a menudo de Rama, o Krishna. La imagen es diariamente despertada, desvestida, bañada, vestida con ricas batas y adornada con collares, brazaletes, coronas de oro y piedras preciosas, alimentada con tipos de comida escogidas, honrada con flores, luces, e incienso, y entonces entretenida con música vocal e instrumental, y con danzas por las chicas del templo de dudosa virtud, consagradas a este servicio. Como Krishna es generalmente adorada en la forma de una imagen de niño, su diversión consiste mayormente en el mecido de su imagen, el girado de trompos, y otros juegos gratos al corazón de los niños.

Siva, también tiene sus templos, que rivalizan en magnificencia con los de Vishnu, el lugar sagrado es el santuario de la linga, y el culto en el templo consiste en la aplicación de agua y hojas de Bilva al símbolo de piedra. Las paredes interiores de estos templos, y de los de Vishnu también, están cubiertas con chocantes representaciones de pasión sexual, y sin embargo, es extraño decirlo, estas formas de religión, mientras dan autorización hasta la indulgencia de las más bajas pasiones, al mismo tiempo inspiran a otros devotos a las prácticas del más severo ascetismo. Ellos deambulan en solitario silencio, desnudos y sucios, sus cabellos enmarañados por largo descuido, sus cuerpos reducidos a mera piel y huesos a fuerza de increíbles ayunos. Ellos se pararán inmóviles por horas bajo un abrazante sol con sus enflaquecidos brazos levantados hacia el cielo. Algunos andan con su rostro siempre vuelto hacia arriba. Es conocido que algunos han mantenido sus puños fuertemente apretados hasta que sus crecientes uñas sobresalieron a través del dorso de sus manos.

Movimientos de Reforma

Preclaros Hindúes de los tiempos modernos han hecho intentos de instituir una reforma en el Hinduismo mediante el rechazo de todos los ritos idólatras e inmorales, y mediante el restablecimiento de una forma cultual puramente monoteísta. De ellos, el más antiguo y notable fue el así llamado Brahmán Samaj (Congregación de Brahmán), fundada en Calcuta en 1828, por el ilustre Rammohun Roy. Él trató de combinar una forma Unitaria de Cristianismo con la concepción Brahmánica de un Dios personal supremo. Después de su muerte en 1833, las diferencias de opinión sobre la naturaleza de Dios, la autoridad de los Vedas y la obligación de las costumbres de casta causaron la división de la sociedad en una cantidad de pequeñas congregaciones. En el presente hay más de cien congregaciones teístas independientes en la India. Algunas, como la Arya Samaj, se basan únicamente en la autoridad de los Vedas. Otras son eclécticas, aún al grado de escoger para sus lecturas devocionales en sus servicios públicos pasajes del Avesta, del Corán y la Biblia. Pocos de ellos son totalmente libres de la contaminación del panteísmo, y, al ser más parecidos a clubes para el mejoramiento intelectual y moral que para formas rituales de adoración, hicieron poco progreso en el camino de conversión. En resumen, el Brahmanismo no puede tener éxito en reformarse a sí mismo. Sus antiguos libros sagrados están embebidos en el politeísmo del cual creció, y la visión panteísta del mundo, con la cual estuvo más tarde comprometido, ha sido como un peso muerto que lo arrastra sin esperanza en la estancada charca de la superstición, del pesimismo y de la inmoralidad. En virtud de su actitud panteísta, no hay forma de religión, superior o inferior, que no pueda ser tolerada e incorporada en su amplio sistema. La indiferencia del Brahmanismo hacia el grosero colectivo del Hinduismo no es, después de todo, nada más que el reflejo de la indiferencia de su supremo dios. El pecado pierde la mayor parte de su fealdad cuando puede ser rastreada al final, hasta el gran impersonal Brahma. No hay sino una forma de religión que tiene alguna posibilidad de reformar la vida religiosa de la India, y es la Católica Romana. Por la oscura, panteísta deidad puede tomar forma el Uno, Eterna, Personal Espíritu y creador; por la tosca Trimurti, la sublime Trinidad; y por los vulgares y degradantes avatares de Vishnu, la encarnación del Hijo de Dios. Ella puede reemplazar los idólatra e inmorales ritos Hindúes con son sus propia impresionante liturgia, y sustituir por la Cruz a la abominable linga.

El Brahmanismo, al ser una religión natural y un privilegio de nacimiento Hindú, nunca ha hecho ningún intento concertado de proselitismo en tierras extranjeras. Pero algunos años atrás fueron dados pasos por parte de unos pocos individuos de Inglaterra para infiltrar en gente angloparlantes un nuevo sistema religioso que tiene incorporada la creencia panteísta y la superstición mágica de la escuela Vedanta del Brahmanismo. Este nuevo sistema, conocido como Teosofía, iba a estrechar entre sus brazos miembros de toda forma de religión, reconciliando todas la diferencias de credo en la visión panteísta de que todas las deidades, superiores e inferiores, no son sino emanaciones transitorias de la suprema, incomprensible Realidad, cuya devoción constituía la religión superior. Este cuasi-culto, que además tenía pretensiones de ejercitar poderes mágicos, pronto encontró el ridículo y repudio que merecía. En el presente es prácticamente obsoleto.

Bibliografía

Textos.-- Muir, Original Sanskrit Texts, 5 vols. (Londres, 1868-70); Mueller, Vedic Hymns in Sacred Books of the East, XXXII; Oldenberg, Vedic Hymns, ob. cit. XLVI; Bloomfield, The Atharva Veda, ob. cit., XLII; Eggeling, The Satapatha Brahmana. ob. cit., XII, XXVI, XLI; Mueller, The Upanishads, ob. cit., XV; Oldenberg and Mueller, The Grihya-Sutras, ob. cit., XXIX, XXX; Buehler, The Sacred Laws of the Aryas, ob. cit., II, XIV; idem, The Laws of Manu, ob. cit., XXV; Thibaut, The Vedanta-Sutra, ob. cit. XXXIV, XXXVIII; Telang, The Bhagavad-Gita, ob. cit VIII; Bournouf-Roussel, Le Bhagavata Purana, 5 vols. (Paris, 1898).

Tratados generales.--Barth, The religions of India (Londres, 1882); Monier-Williams, Brahminism and Hinduism, or Religious Thought and Life in India (Londres, 1891); Idem, Hinduism (Londres, 1897); Idem, Indian Wisdom (Londres, 1876); Hopkins, The Religions of India (Boston, 1895); Dubois, Hindu Manners, Customs, and Ceremonies (Oxford, 1897); Gough, The Philosophy of the Upanishads and Ancient Indian Metaphysics (Londres, 1882); Deussen, Das System des Vedanta (Leipzig, 1883); Idem, Der Philosophie der Upanishads (Leipzig, 1899); Kaegi, The Rig-Veda (Boston, 1886); Oldenberg, Die religion des Veda (Berlin, 1894); Colebrooke, Miscellaneous Essays, 2 vols. (Londres, 1873); Weber, The History of Indian Literature (Londres, 1892); Dahlman, das Mahabharata (Berlin, 1895); Shoebel, Las Ramayana in Annales du musee Guimet (Paris, 1888), XIII; de la Saussaye, Lehb. der Religionsgesch. (Freiburg, 1905), II.

Fuente: Aiken, Charles Francis. "Brahminism." The Catholic Encyclopedia. Vol. 2. New York: Robert Appleton Company, 1907. <http://www.newadvent.org/cathen/02730a.htm>.

Traducido por Luis Alberto Alvarez Bianchi

No hay comentarios:

Publicar un comentario