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Libro de Proverbios, 8 20, de la Biblia. "Yo camino por la senda de la justicia, por los senderos de la equidad."

domingo, 1 de enero de 2012

53.-Rubáiyát de Omar Khayyam.-a

Luis Alberto Bustamante Robin; Jose Guillermo Gonzalez Cornejo; Jennifer Angelica Ponce Ponce; Francia Carolina Vera Valdes;  Carolina Ivonne Reyes Candia; Mario Alberto  Correa Manríquez; Enrique Alejandro Valenzuela Erazo; Gardo Francisco Valencia Avaria; Alvaro Gonzalo  Andaur Medina; Carla Veronica Barrientos Melendez;  Luis Alberto Cortes Aguilera; Ricardo Adolfo  Price Toro;  Julio César  Gil Saladrina; Ivette Renee Mourguet Besoain; Marcelo Andres Oyarse Reyes; Franco Gonzalez Fortunatti; Katherine Alejandra Del Carmen  Lafoy Guzmán; 



Anllela hormazabal moya

Rubaiyat (Ruba`iyyat) es un corpus de poemas (en persa: رباعیات rubāʿiyāt  o "cuartetas"), series de cuatro versos (ruba'i) escritos en persa. Hay discrepancias sobre los versos que constituyen las Rubaiyat, ya que estas han sido en gran mediada reconstruidas a partir de varias copias diferentes, y es posible que en 0alguna recopilación haya versos no debidos a la mano del poeta. 
En las Rubaiyat nos trasmite sus ideas acerca de temas tan diversos como la ciencia y el conocimiento, la moral y el comportamiento personal, religión y teología, cómo ser feliz, la nostalgia por lo vivido, el disfrute de la vida antes de la muerte, de dónde venimos y adónde vamos.
Las Rubaiyyat fueron expurgadas y fijadas por el escritor iraní Sadeq Hedayat (1903-1951), quien nos habla de Jayam desde dos vertientes: como filósofo y como poeta. Del primero nos dice que era un filósofo materialista, pesimista y escéptico. Según Jayam, la naturaleza ciega y sorda continúa el ciclo: el cielo está vacío y no atiende a los gritos de nadie. Su pensamiento está empapado de tristeza, pena, inexistencia y muerte.
Para Jayam, más allá de la materia no existe nada, el mundo está hecho a partir de la unión de partículas que funcionan por mera casualidad. Percibe la naturaleza con una delicadeza y sutileza especiales, acentuadas por la belleza de su lenguaje.

Comentario sobre Omar Jayam y los versos del Rubaiyat

Saborea un instante de gozo. La vida no es más que eso

Imagino a este hombre en una noche lejanísima del Siglo XII, sentado al aire libre bajo el parpadeo cósmico de las estrellas. El aire está intensamente perfumado por el aroma que escapa de las flores en la oscuridad. Con la mandíbula reposando sobre las manos, semicerrados los ojos, medita aún sobre los misterios de los astros que acaba de estudiar y, consecuentemente, del papel representado por el ser humano en nuestro mundo, dentro del devenir inalcanzable del tiempo. Ya no le preocupan los enigmas acerca de la creación del universo. Sabe que no puede saber, que no sabrá nunca lo suficiente y que todas estas constelaciones se apagarán antes de que alguien desentrañe tanto misterio. Entonces se incorpora inclinándose sobre la ciudad dormida, aspira la magia del momento único y busca una mesa donde apoyarse para escribir poemas. Los versos esperan.
Es Omar Kayyan, si lo encontramos escrito de acuerdo a la transcripción inglesa, Omar al-Jayyan según la versión árabe, matemático, astrónomo y poeta persa nacido en Nishapur hacia el año 1048. Se cree que murió aproximadamente en 1131.

Jayan, que significa “fabricante de tiendas”, nombre adoptado para honrar el oficio que ejerció su padre, recibió una sólida educación en ciencias y filosofía y tuvo la fortuna de poder consagrarse al estudio de materias que le hechizaban tanto. Junto a otros astrónomos y matemáticos recibió el encargo por parte del sultán Malek Shah (nieto del fundador de la dinastía selyúcida) de construir un observatorio en la ciudad de Marv. Años después era el sabio más célebre de su época.
Estuvo vinculado a la corte, donde desempeñó labores de historiador y juez y dio clases de matemáticas, astronomía, historia, medicina y filosofía. Realizó relevantes investigaciones: elaboró tablas astronómicas, un método para la extracción de raíces cuadradas y cúbicas y demostraciones de problemas de álgebra. Como director del Observatorio de Merv emprendió en 1074 la reforma del calendario musulmán. Y todo eso en los “oscuros siglos del Medievo”.
Estudió a fondo las ecuaciones y a él se debe el que la incógnita de las mismas se llame x: Jayam la llamaba shay (“cosa” o “algo”, en árabe). El término pasó a xay en castellano y de ahí quedó sólo la inicial x.

Los astrónomos designaron con su nombre a un importante cráter de la Luna. También un asteroide descubierto en 1980 se llama en su honor “Omarkhayyam”.
Si bien muy poco ha llegado de sus trabajos científicos hasta nosotros, en cambio es poderosa la sombra de su lírica que ha necesitado siglos para empezar a ser debidamente valorada. Un buen día en un libro que andaba yo leyendo se citaban unos versos sueltos muy antiguos y de rara belleza. Su autor: Omar Jayan. Nada sabía de él hasta entonces. Ahora ya no podía dejar de investigarlo.
Se dice que en el año 1094, poco después de la muerte de su padre, comenzó a escribir un trabajo literario en su lengua materna, el farsi. Se conoce como el Rubaiyat, estrofas de cuatro versos cada una que hablan de la naturaleza y el ser humano con honda perspectiva filosófica, sabia, hasta burlona a veces.

Las Rubaiyyat fueron depuradas y fijadas en la primera mitad del Siglo XX por el escritor iraní Sadeq Hedayat y en gran medida reconstruidas a partir de varias copias diferentes. Es bastante posible que entre tantas manos y traducciones el resultado ofrezca algunas cosas no debidas a la pluma del poeta. No creo que importe demasiado. En este cuerpo poético nos trasmite su visión acerca de temas tan distintos como la ciencia y el conocimiento, la moral y el comportamiento personal, la religión, cómo ser feliz, la nostalgia por lo vivido, el disfrute de la vida antes de que nos pise la muerte, de dónde venimos y a dónde vamos… Poesía con mayúsculas.
Otros poetas han escrito miles de versos. Omar Jayam se inmortalizó con sólo unos cuartetos que de manera discreta legó a la posteridad, versos de deslumbrante delicadeza y sutil lenguaje.
Toma Jayam sus alusiones, imágenes y comparaciones, de las creencias populares y de las leyendas persas. Las tradiciones musulmanas le proporcionan temas magníficos.

En la visión de Jayam la naturaleza es indiferente a nuestros ruegos. Así pues, continúa su ciclo inexorable: el cielo está vacío y no atiende a los gritos de nadie. Es un pensamiento impregnado por la tristeza ante lo efímero y la muerte inevitable. Pero, con todo, se empeña en reclamar los placeres de la vida: antes de que la desesperación nos ahogue debemos dejar sitio siempre para una sonrisa. Ese es su mensaje.
A ver si aprendemos a atender más al presente”, parece decirnos:

Mi ración de existencia ha volado en escasas horas.
Se deslizó como el agua en el río, como el viento en la estepa.
Hay dos días que jamás me perturban:
El que habrá de venir y el que se ha disipado.

Desprecia los rigores de la religión oficial y el falso misticismo Y cada pocos versos nos aconsejará que bebamos vino. ¡Me encanta este tío!

Lo mejor es que abandones tus estudios y rezos.
Abrázate a una novia que despierte en ti el éxtasis.
Escancia en tu copa la sangre de los racimos
Antes de que las horas derramen la tuya.

Hace unos novecientos años de esto:

Supón que se hayan cumplido todos tus deseos: ¿Y después?
Figúrate que han acabado tus días: ¿Y después?
Presume de que has sido feliz durante cien años: ¿Y después?
Imagina que te esperan otros cien años: ¿Y después?

Se muestra indulgente con las debilidades, como buen conocedor de la naturaleza humana:

Escucho decir que los amantes del vino serán condenados.
No existen verdades comprobadas, pero hay mentiras evidentes.
Si quienes aman el vino y el amor van al Infierno,
vacío tiene que estar el Paraíso.


A lo largo de su vida buscó la verdad en la ciencia, en la filosofía, todo para concluir que el fruto de tan constante meditación es más bien estéril. Solamente encontró verdadero consuelo en los pequeños placeres de la vida que los prejuicios hacen que olvidemos con frecuencia. Y entonces llegaron los cuartetos del poeta, secos como latigazos, conmovedores como lágrimas.

El sabio persa aparta de sí -y nos invita a hacer lo mismo- los juicios fanáticos e intolerantes de sus contemporáneos, pone en duda todo aquello que se venera a su alrededor y proclama la falsedad de los dogmas. No hay que reverenciar a dioses ni a ley alguna. No cree en la verdad absoluta ni afirma nunca nada tajantemente:

Todos saben que jamás murmuré una oración.
Todos saben también que jamás traté de disimular mis defectos.
Ignoro si existen una Justicia y una Misericordia.
Si las hay, estoy en paz, porque siempre fui sincero.

El hombre que ha llegado a este punto será muy probablemente solitario y un poco triste pero valeroso al confesar su ignorancia y libre al fin. Tan sólo el aroma de una flor a medianoche, el susurro de la brisa o la sonrisa de una doncella pueden traernos la certeza más sincera.
Simplemente fue alguien que hace novecientos años escribia libremente como nadie lo hacia entonces ni en Asia ni en Europa, con la serenidad que solo tiene un desengañado.
Amin Maalouf recreó la vida de Jayyam en su novela “Samarcanda“.

El mejor  libro de mi colección es Rubaiyat  que es el título que el poeta y traductor británico Edward Fitzgerald dio a una colección de poemas de Omar Jayam (1048-1131). La traducción de rubaiyat es «cuartetos».

Rubaiyat no es el nombre de una obra sino de una forma métrica. Tal estrofa, formada por cuatro versos con el esquema de rima A-A-B-A, era extraña a la poesía árabe clásica, y fue usada sobre todo en la persa. Se encuentran cuartetos designados con el vocablo árabe "rubaiyat" desde los comienzos de la lírica persa, en el siglo X; los vemos después atribuidos a muchísimos poetas, y aun a hombres de ciencia, como Avicena; entre los más insignes sobresalen los poetas místicos Abu Saìd de Mehne (968-1049) y su contemporáneo Baba Tahir de Hamadàn. Pero los Rubaiyat por antonomasia son los atribuidos a Omar Khayyam.



He aquí una selección del Rubaiyat:

anllela  camila  hormazabal  moya
أنليلا هورمازابال مويا

V
Puesto que ignoras lo que te reserva el mañana, esfuérzate por ser feliz hoy.
Toma un cántaro de vino, siéntate a la luz de la luna
y bebe pensando en que mañana
quizá la luna te busque inútilmente.

X
¡Cuan pobre el corazón que no sabe amar,
que no puede embriagarse de amor! Si no amas,
¿Cómo te explicas la luz enceguecedora del sol
y la más leve claridad que trae la luna.

XI
Toda mi juventud retoña hoy. ¡Sírveme vino!
No importa cuál… ¡No soy exigente!
En verdad, al mejor lo encontraré
tan amargo como la vida.

XII
Sabes que no tienes poder sobre tu destino.
¿Por qué esa incertidumbre del mañana ha de causarte miedo?
Si eres sabio, goza del momento presente.
¿El porvenir? ¿Qué te puede traer el porvenir?

XV
Más allá de los límites de la Tierra, más allá del límite Infinito,
buscaba yo el Cielo y el Infierno.
Pero una voz severa me advirtió:
“El Cielo y el Infierno están en ti.”

XXI
¿Cuándo nací?¿Cuándo moriré?
Nadie recuerda el día de su nacimiento ni es capaz de prever el de su muerte.
¡Ven dócil bienamada!
Quiero olvidar en la embriaguez el dolor de nuestra ignorancia.

XXVI
El mundo inabarcable: un grano de polvo en el espacio.
Toda la ciencia del hombre: las palabras.
Los pueblos, las bestias y las flores de siete climas son sombras.
La Nada es el fruto de tu constante meditación.

XXXIV
Gira la rueda de la fortuna sin reparar en los pronósticos de los sabios.
Renuncia a la vanidad de contar los astros y medita mejor sobre esta certeza:
Has de morir, no volverás a soñar y los gusanos del sepulcro
o los perros vagabundos devorarán lo que quede de tu cuerpo.

XLI
Renuncia a la recompensa que merecías. Sé feliz.
No te lamentes por nada. No anheles nada.
Lo que te ha de suceder,
escrito está en el Libro que hojea al azar el viento de la Eternidad.

XLVIII
Hace infinidad de siglos que se suceden crepúsculos y auroras.
Hace infinidad de siglos que los astros trazan su ronda.
Amasa la tierra con cuidado, acaso el terrón que vas a aplastar
fue antaño el ojo lánguido de un adolescente.

LI
El bien y el mal luchan por obtener la primacía en este mundo.
El cielo no es responsable de la gloria o la desgracia que el destino nos depara
Ni le agradezcas ni le acuses.
Está lejos tanto de tus goces como de tus penas.

LVIII
Los retóricos y los sabios silenciosos murieron sin poder entender
sobre la cuestiones del ser y el no ser. ¿Qué nos importa ser ignorantes?
Sigamos saboreando el zumo del racimo
y dejemos a estos grandes personajes consolarse con las pasas.

LIX
Mi nacimiento no trajo ningún bien al mundo.
Mi muerte no disminuirá ni su esplendor ni su grandeza.
Nadie pudo jamás explicarme para qué he venido,
ni por qué he venido ni por qué me iré.

LXIX
Escucho decir que los amantes del vino serán condenados.
No existen verdades comprobadas, pero hay mentiras evidentes.
Si quienes aman el vino y el amor van al Infierno,
vacío tiene que estar el Paraíso.

LXXII
Un poco de pan, un poco de agua fresca
La sombra de un árbol y tus ojos.
Ningún sultán más feliz que yo.
Ningún mendigo más triste que yo.

LXXXIII
¿ En qué meditas amigo?¿En tus antepasados?
Polvo son en el polvo. ¿En sus valores? Deja que me sonría.
Toma éste cántaro y bebamos escuchando
sin temor el gran silencio del Cosmos.

LXXXIV
El alba colma de rosas la bóveda del cielo. En el aire cristalino se apaga el canto del ultimo ruiseñor.
El perfume del vino es más leve.
¡ Y pensar que en éste instante hay alucinados que sueñan con gloria y honores!
¡Cuan suaves son tus cabellos amada mía!

CXII
¡Señor, Señor; respóndenos! nos distes ojos
y permitiste que la belleza de tus criaturas nos deslumbrase.
Nos diste el don de ser felices. ¿Y pretendes que renunciemos al goce de los bienes terrenales?
Tan imposible es esto, como dar la vuelta a un cáliz sin derramar el vino que contiene.

CXXIV
Pesa el rocío cada mañana sobre tulipanes, jacintos y violetas,
pero el sol los descarga de su brillante peso.
Pesa más, cada mañana, mi corazón en el pecho,
pero tu mirada lo alivia de su tristeza.

CXXXI
El halo que envuelve esta rosa,
¿es un arabesco de su aroma o la frágil defensa que le abandonó la bruma?.
La cabellera sobre tu rostro, ¿es la noche que tu mirada ha de disipar?
¡Despierta bienamada! El sol dora nuestros cálices.¡Bebamos!

CLV 
Ebrio o sediento, sólo quiero dormir. Renuncio a saber
lo que es el bien y lo que es el mal.
Para mí, el placer y el dolor son semejantes. Cuando llega un placer,
le brindo lugar modesto porque sé que un dolor le sigue.

CLXIV
Infeliz ; nunca sabrás nada.
Jamás resolverás ni uno solo de los misterios que nos rodean.
Desde que las religiones te prometen el Paraíso.
Intenta crearte uno en la tierra; porque el otro quizá no exista.

CLXV
Lámparas que se apagan, esperanzas que se encienden:
la aurora.
Lámparas que se encienden, esperanzas que se apagan:
la noche.



Biografía del autor Omar Khayyam.



Poeta, matemático y astrónomo persa. Se educó en las ciencias en su nativa Nishapur y en Balkh. Posteriormente se instaló en Samarcanda, donde completó un importante tratado de álgebra. Bajo los auspicios del sultán de Seljuq, Malik-Shah, realizó observaciones astronómicas para la reforma del calendario, además de dirigir la construcción del observatorio de la ciudad de Isfahán. De nuevo en Nishapur, tras peregrinar a la Meca, se dedicó a la enseñanza y a la astrología. La fama de Khayyam en Occidente se debe fundamentalmente a una colección de cuartetos, los Rubaiyat, cuya autoría se le atribuye y que fueron versionados en 1859 por el poeta británico Edward Fitzgerald.
Si en Occidente Omar Khayyam tan sólo es conocido como poeta, Oriente, en cambio, lo conoció casi exclusivamente durante toda la Edad Media como astrónomo, matemático y filósofo; en el ámbito de las matemáticas estudió las ecuaciones cúbicas proporcionando una solución geométrica para algunas de ellas, e intentó clasificar ecuaciones de diversos grados según el número de términos que aquéllas contuvieran. Sólo a partir de mediados del siglo XIX, desde que la traducción de Edward Fitzgerald de los Rubaiyat dio celebridad a su nombre en Europa y en América, empezó también a ser estudiado y admirado como poeta por el Oriente persa y árabe.

Pocos hechos de su vida se encuentran atestiguados históricamente. Nació en Nishapur en año impreciso, alrededor de 1050. El nombre entero que se da en su Álgebra es Omar ibn Ibrahim al-Khayyami, de la que fue extraída la forma que él mismo usa en sus cuartetos como nombre poético: Khayyam (en árabe "fabricante de tiendas"). La noticia de su amistad de adolescente con el futuro ministro seleúcida Nizam al-Mulk y con el futuro jefe de los asesinos Hasan ibn as-Sabbah suscita serias dificultades de cronología. Pero es indudable que, en 1047, el todavía joven científico fue invitado por el sultán Malik-Shah, juntamente con otros dos eruditos, a preparar una reforma del calendario persa, que terminó con la fijación de una nueva era, la era Gialali, denominación que procede del sobrenombre del sultán.

En 1112, el compilador Nizami Arudi Samarquandi recuerda haber encontrado al maestro en Balkh y haber oído de él una profecía sobre su propia tumba, que él vio después cumplida en Nishapur, donde el sepulcro de Omar Khayyam, como el mismo poeta había predicho, estaba cubierto de pétalos de flores y a la sombra de un peral y de un melocotonero. Un pasaje recientemente descubierto del ilustre az-Zamakhshari (literato y teólogo fallecido en 1143) atestigua una relación suya con Omar Khayyam, de la que se desprende la doctrina y la modestia del científico y poeta persa (otros en cambio lo habían descrito como intratable y soberbio) y su conocimiento del que puede considerarse en algunos aspectos como su precursor árabe, Abu al-Ala al-Maarri.

Algunos investigadores sostienen que Khayyam nunca hizo poesía y que los Rubaiyat se le han atribuido por su fama y erudición. Ciertamente, el número de poemas atribuidos a Omar Khayyam es excesivo (entre quinientos y un millar), y es probable que tan sólo alrededor de unos doscientos sean suyos. Estas breves composiciones tienen sus origen en la literatura persa preislámica, y suelen condensar en sus versos una descripción ambiental y un pensamiento. En los poemas de Khayyam, escritos con un magistral poder de síntesis, el poeta canta aparentemente a los goces del vino y el amor como refugio a la transitoriedad de la vida, mas bajo ello subyace una profunda y a menudo pesimista reflexión sobre la naturaleza del universo, el paso inexorable del tiempo y la relación del hombre con Dios.

La fisonomía del poeta que estos versos traslucen es inequívoca, orientada hacia un amable goce de las efímeras alegrías de la vida y hacia un íntimo y amargo escepticismo sobre las posibilidades del hombre para alcanzar las verdades supremas, estado de ánimo que continúa toda una tradición de poesía escéptica oriental que se remonta ya a Avicena (se sabe que Khayyam fue un apasionado estudioso de Avicena) y que es presentado con excepcional fuerza epigramática, no sin una acentuada nota de intelectualismo. Junto a la hondura con que se tratan temas metafísicos como la relación del hombre con Dios, la eternidad y la incertidumbre de la existencia humana, a través de concisas y tajantes sentencias, Khayyam realza la belleza y sensualidad del mundo material, la alegría de vivir, la naturaleza y los placeres. 
Sus versos son simbólicos y transmiten la sabiduría antigua con sencillez y voluptuosidad, a menudo con un irresistible hechizo o entre una aureola de misterio, y son estimados como uno de los más brillantes tributos del genio persa a la literatura universal.



Ghiyath al-Din Abu l-Fath Omar ibn Ibrahim Jayyam Nishapurí (en persa, غیاث الدین ابو الفتح عمر بن ابراهیم خیام نیشاپوری‎) u Omar Jayam, (en Fundéu «Omar Jaiam»),(Nishapur, entonces capital selyúcida de Jorasán —actual Irán—, c. 18 de mayo de 1048 — ibídem, c. 4 de diciembre de 1131) fue un matemático, astrónomo y poeta persa. Su nombre suele encontrarse también escrito de acuerdo con la transcripción inglesa, Omar Khayyam (pues en inglés no existe el sonido de la "j" castellana que sí existe en persa). Igualmente, puede aparecer la versión árabe, Omar al-Jayyam u Omar ibn al-Jayyam. 
La traducción literal de su apellido es "fabricante de tiendas (de campaña)" (relacionada con la palabra española de origen árabe "jaima") profesión de la que se supone habría tradición en su familia.

Biografía.

Jayam nació el 18 de mayo del año 1048 en Nishapur, donde también murió, en 1131. Allí y en la ciudad de Balj recibió una sólida educación en ciencias y filosofía. En el 1070 se trasladó a Samarcanda, donde el patrocinio del jurista Abú Taher le permitió completar su Tesis sobre Demostraciones de Álgebra y Comparación. Con ella logró gran reconocimiento y prestigio, hasta el punto de ser llamado por el sultán Malik Shah I, quien le encargó la construcción de un observatorio astronómico en Marv (actualmente Mary, en Turkmenistán), según consigna Nizam al-Mulk en su libro Siasat Namé, en colaboración con otros siete astrónomos y matemáticos, entre ellos Abdolrahman Jazení y Meimún-ebne Nayib Vasetí.
La leyenda afirma que en su juventud llegó a entablar amistad con el reformador religioso Hasan-i Sabbah y el político Nizam al-Mulk. 
Omar Jayam realizó relevantes investigaciones en astronomía, principalmente la corrección del antiguo calendario zoroástrico. Desde entonces se adoptó una nueva era, conocida como yalalí o el Seliuk.​ En 1092 realizó su peregrinación a La Meca, según la costumbre musulmana. A su regreso a Nishapur trabajó como historiador y maestro de matemáticas, astronomía, medicina y filosofía, entre otras disciplinas.

En 1094, tras la muerte de su padre, escribió un trabajo literario en su lengua materna, el persa (también conocido como dari o tayiko, hablado en Irán, Tayikistán, Afganistán, Georgia, parte de la India y parte de Pakistán). Sus poemas destacan por la delicadeza y sutileza de su lenguaje. Como filósofo, Omar Jayam fue materialista, pesimista y escéptico.
La obra poética más destacable de Omar Jayam son los Rubaiyat, recopilación de hasta un millar de cuartetos que hablan sobre la naturaleza y el ser humano. Rubaiyat es el plural de ruba'i, que significa precisamente cuarteta.
La lectura de las Rubaiyat significa un acercamiento a la literatura oriental. Contiene un profundo sentido humano que canta los deleites del amor y los goces de la vida, que, con las transposiciones de amargura y optimismo, conforman el carácter del individuo acentuado en su realidad. La vida exige al hombre duros sacrificios porque es esclavo de sus propios prejuicios. Entre tantos absurdos, no disfruta de su efímera existencia. Jayam quiere convencer al hombre de que está equivocado y lo invita a que se despoje de dogmas y doctrinas, para así aprovechar los valores tangibles de la naturaleza.

Aportes a las matemáticas y a la ciencia

Durante 18 años, Omar Jayam realizó relevantes investigaciones en astronomía, que abarcaron la compilación de tablas astronómicas y particularmente, la corrección del antiguo calendario zoroástrico, que los persas habían conservado tras la islamización de Persia debido a su exactitud, a pesar de que el islam utiliza el calendario lunar. Las investigaciones realizadas le permitieron calcular el error del calendario persa, que tenía un año de 365 días exactos. Para el nuevo calendario, que se llamó yalalí por orden de Malik Shah I (quien también se llamaba Yalaledín),​ Jayam calculó la duración del año con una exactitud pasmosa. 
Su error es de un día en 3770 años, menor aún que el del calendario gregoriano (un día en 3330 años), que se comenzó a usar en Europa desde el 15 de octubre de 1582. El calendario yalalí se implantó el 15 de marzo de 1079, y es el calendario empleado todavía hoy en Irán y Afganistán. Omar Jayam no pudo terminar las tablas astronómicas a causa de las muertes, en el mismo año (1092), de Nizam al-Mulk y del sultán Malik Shah.
Siguiendo uno de los preceptos del Islam, peregrinó a La Meca en 1092. A su regreso a Nishapur permaneció vinculado a la corte, donde se desempeñó como historiador y juez, y dio clases de matemáticas, astronomía, historia, medicina o filosofía. Lamentablemente, solo conocemos parte de su obra científica, que es extraordinaria: la Disertación sobre una posible demostración del postulado paralelo, de la geometría no euclidiana, la Tesis sobre demostraciones de álgebra y comparación,​ escrita en árabe (traducida por Woepecke en 1851); el Tratado sobre la exactitud del sistema indio para calcular raíces de ecuaciones, referido a ecuaciones de segundo y tercer grado; Los problemas en aritmética y cálculo, la Descripción de las tablas astronómicas de Malik Shah, el ensayo Luz de la razón, sobre la ciencia en general, y la Disertación sobre ciencias naturales. Existen unos ocho trabajos más, sobre física, economía, historia, filosofía, metafísica y tradiciones.

En su Tesis sobre demostraciones de álgebra y comparación desarrolla el primer procedimiento de solución de las ecuaciones cuadráticas y cúbicas a partir de las secciones cónicas, que permite encontrarles una raíz positiva y asimismo logra demostrar que tienen al menos una segunda raíz. Su afirmación de que no se pueden hallar las raíces de las ecuaciones de tercer grado mediante regla y compás no pudo ser demostrada hasta 750 años más tarde. Y la teoría de las ecuaciones de tercer grado no fue desarrollada hasta el siglo XVII, por René Descartes.
Fue también el primero en describir el desarrollo de la potencia de un binomio9​ con exponente natural y en establecer la idea de que las fracciones podrían constituir un campo numérico con propiedades más amplias que el campo de los números naturales, únicos conocidos entonces, que databa de los griegos. Estos conceptos teóricos se contaron entre las matemáticas punteras durante el Renacimiento europeo. La crónica de Nizam al-Mulk destaca a Jayam como un astrónomo insuperable. Pero sus aportes a las matemáticas, que entonces no se comprendieron en toda su trascendencia, superan notoriamente sus importantes logros en astronomía.
A pesar de las dificultades de la época en que vivió, escribió numerosos trabajos, entre los que se incluyen los Problemas de aritmética, que es un libro de música y otro de álgebra, ambos antes de cumplir los 25 años.
En 1070 escribió su famoso trabajo de álgebra Tratado sobre demostraciones de problemas de álgebra, que contiene una completa clasificación de ecuaciones cúbicas resueltas geométricamente, mediante la intersección de secciones cónicas. Y es que intentó clasificar ecuaciones cuadráticas con éxito, aunque no pudo encontrar la solución para todas las ecuaciones cúbicas, a pesar de estar seguro de que era posible hacerlo, ya que en algunos casos halló soluciones geométricas.
Malik Shah, nieto del fundador de la dinastía selyúcida, llamó a Omar Jayam para que se trasladase a Isfahán para instalar un observatorio, que Jayam dirigió durante dieciocho años, convirtiéndolo en un excepcional centro de investigación. En él se elaboraron tablas astronómicas y se contribuyó a la reforma del calendario, ya que las investigaciones llevadas a cabo le permitieron calcular el error del calendario persa, el cual tenía 365 días exactos (hay que considerar que, a finales del siglo XIX, el año duraba 365,242196 días y que en la actualidad es de 365,242190). Ese calendario sigue estando vigente en la actualidad en Irán y Afganistán.
La muerte de Malik Shah en 1092 acarrea la desaparición de la financiación del observatorio, por lo que se abandona la reforma del calendario y Omar Jayam no puede acabar sus tablas astronómicas. Además, el fin del período de paz tras la muerte de Malik Shah, conllevó que Omar Jayam comenzase a sufrir ataques de los ortodoxos musulmanes.
A Omar Jayam debemos que la incógnita de las ecuaciones se llame x. Él la llamó shay ("cosa" o "algo", en árabe). El término pasó al castellano como xay, ya que la "x" tenía este sonido ("sh") en castellano antiguo y de ahí derivó en solamente la inicial x.

Nishapur (Neyshâbûr; نیشابور en persa) es una ciudad de 215 940 habitantes​ en la provincia de Jorasán Razaví, al noreste de Irán. Se sitúa en una llanura fértil al pie del monte Binalud, cerca de la capital regional, Mashhad.


Biblioteca Personal.

Tengo un libro en mi colección privada .- 


Itsukushima Shrine.


Idioma persa



La literatura persa.

La literatura persa (persa :ادبیات پارسی) abarca un período cultural de 2500 años, aunque la mayoría de los documentos preislámicos se han perdido. Sus orígenes provienen de las lejanas regiones más allá de las fronteras del actual Irán, porque la lengua persa floreció y sobrevive en vastas franjas de Asia Central. Así, Rumi, uno de los poetas persas e islámicos más respetados, escribió en persa aunque vivió en Konya, actual Turquía, luego capital de los selyúcidas.
 
Los gaznávidas conquistaron grandes territorios en Asia Central y en el sur de ese continente, adoptando el persa como idioma de su corte. Por tal motivo existe literatura persa de regiones que en la actualidad son parte de Afganistán, Pakistán, India y Asia Central. No toda está escrita en persa; a menudo se incluyen las obras escritas por autores de etnia persa en otros idiomas, incluyendo griego y árabe.
Las obras que se conservan, sea en persa antiguo o en persa medio, datan de épocas tan remotas como el año 650 a. C., fecha de las inscripciones aqueménidas más antiguas que se conocen. La mayor parte de la literatura, sin embargo, proviene de la época posterior a la conquista islámica de Persia (Irán), cerca del año 650. Luego de que los abasíes llegaran al poder (750), los persas se convirtieron en los escribas y burócratas del imperio, y paulatinamente, también en sus escritores y poetas. Escribieron en su propio idioma y en árabe, predominando el primero en los círculos literarios. 
Poetas como Sa'di, Hafiz, Rumi y Omar Jayyam son bien conocidos en todo el mundo y han influenciado la literatura de varios países.




Literatura clásica.
Anonymous - Sultan Tughril III, from a Manuscript of Hafiz-i Abru’s Majma’ al-tawarikh - 1965.51.5 - Yale University Art Gallery


Literatura preislámica.

Se han conservado muy pocas obras literarias de la antigua Persia. La mayoría son inscripciones reales de los reyes aqueménidas, particularmente Darío I (522-486 a. C.) y su hijo Jerjes.
 
Los escritos zoroastrianos fueron destruidos durante la conquista de Persia (Irán) por el islam, aunque los parsi que huyeron a la India llevaron algunos de los libros del canon de Zoroastro, incluyendo varios Avesta y los antiguos comentarios (Zend). Algunos trabajos de la geografía sasánida sobrevivieron a través de transcripciones árabes.
No se conserva ningún texto simple dedicado a la crítica literaria de la Persia preislámica. Sin embargo, algunos ensayos en Pahlavi como Ayin-e name nebeshtan y Bab-e edteda’I-ye de Kalile va Demne se consideran crítica literaria.

​Algunos investigadores han señalado al Sho’ubiyye como prueba de que los persas preislámicos poseían libros sobre elocuencia tales como el Karvand. Sin embargo no hay rastros de tales libros. Existen indicios que muchos entre la elite persa estaban familiarizados con la retórica griega y la crítica literaria.

Literatura del período medieval y pre moderno.

Aunque inicialmente la conquista árabe produjo la islamización de la cultura, durante los califatos Omeya y principio del Abasí, los persas retomaron su lenguaje literario. Este renacimiento se acredita usualmente a Ferdousí, Unsuri, Daqiqi, Rudaki y su generación, quienes utilizaron el nacionalismo preislámico como camino para revivir el lenguaje y la cultura de la antigua Persia.

Poesía
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Tan fuerte es la aptitud persa para versificar expresiones que uno puede encontrar poesía en casi todas las obras clásicas, incluyendo literatura, ciencia o metafísica. En pocas palabras, la habilidad para escribir en verso era un requisito previo para cualquier erudito. Casi la mitad de los escritos médicos de Avicena están versificados.
Las obras del período temprano se caracterizan por su fuerte dependencia del patronazgo cortesano, con extravagantes panegíricos, y lo que se conoce como estilo exaltado (سبک فاخر). La tradición del patrocinio real comenzó posiblemente con los sasánidas , y se mantuvo durante la época abásida y samánida ente las principales dinastías persas. 

La forma de panegírico más utilizada fue sin duda el Qasida con estrofas en cuarteta, como en Rubaiyat (Ruba`iyyat, "cuartetas", en árabe), de Omar Jayyam.

El estilo Jorasaní, con la mayoría de sus seguidores relacionados con el Gran Jorasán, se caracteriza por su dicción altanera, tono digno, y lenguaje relativamente literario. Los representantes principales de este lirismo son Asjadi, Farrojí Sistaní, Onsorí, y Manuchehrí. Los maestros del panegírico como Rudakí eran conocidos por su amor por la naturaleza, con versos donde abundaban las evocaciones.
Desde estas cortes y sistema de patronazgo emergió el estilo épico de la poesía, con Ferdousí y Shahnameh en la cima. Glorificando la historia de Irán mediante versos heroicos y elevados, ellos y otros notables como Daqiqi y Asadi Tusi presentaron el "Ajam"​ como una fuente de orgullo e inspiración que les ayudó a preservar un sentimiento de identidad para el pueblo iraní a través del tiempo. Ferdousí constituyó un modelo seguido por una infinidad de poetas posteriores.
El siglo XIII marca el ascenso de la poesía lírica con el desarrollo y perfeccionamiento del ghazal, así como el amanecer del misticismo y la poesía Sufí. 
A este estilo se lo llama frecuentemente estilo eraqi, y es conocido por sus cualidades de emoción lírica, ricas métricas, y la relativa simplicidad de su lenguaje. La poesía romántica no era del todo nueva, con obras como Vis o Ramin de Asad Gorgani y Yusof o Zoleija de Am'aq. Poetas como Sanai y Attar –que inspiró ostensiblemente a Rumi– Jaqani Shirvani, Anvari, y Nezamí fueron escritores de ghazales muy respetados. Sin embargo, la elite de esta escuela la constituyen Rumi, Saadi, y Hafiz.

Recordando la tradición de la poesía romántica persa durante la era safávida, el historiador persa Ehsan Yarshater resalta:

Como regla, la amada no es una mujer, sino un hombre joven. En los primeros siglos del Islam, las incursiones al Asia central produjeron muchos esclavos jóvenes. Los esclavos se adquirían o se recibían como regalo. Tenían por función servir como pajes en la corte o en las casas de los cortesanos, o así mismo como soldados o guardaespaldas. Los hombres jóvenes, fueran o no esclavos, servían el vino en banquetes y recepciones, y los más dotados entre ellos podían interpretar música o mantener una conversación cultivada. Era el amor hacia jóvenes pajes, soldados o novicios en el comercio o en las profesiones el que fue sujeto de las introducciones líricas a los panegíricos desde el inicio de la poesía persa y del gazal.
En el género didáctico puede mencionarse al Hadiqatul Haqiqah de Sanai así como el Majzan-ul-Asrār de Nezami. Algunos trabajos de Attar pertenecen también a este género así como las principales obras de Rumi, a pesar de que algunos prefieren incluirlas en el tipo lírico debido a sus cualidades místicas y emotivas. Además algunos tienden a agrupar la obra de Naser Josrow en este estilo, a pesar de que la gema verdadera del mismo es el Bustan de Saadi, un peso pesado de la literatura persa.
Después del siglo XV, tuvo lugar el estilo indio de la poesía persa, a veces llamado Isfahaní o Safaví. Este estilo tiene origen en la era timúrida, y produjo obras como las de Amir Josrow Dehlavi.

Ensayos

El ensayo más significativo de esta era es Chahār Maqāleh, de Nizami Arudhi Samarqandi, así como el compendio de anécdotas de Jawami ul-Hikayat escritas por Zahiriddin Nasr Muhammad Aufi. El Qabusnama (Espejo del príncipe), la famosa obra de Shams al-Mo'ali Abol-hasan Ghaboos ibn Wushmgir es muy estimada entre la literatura persa. 
También resulta muy significativo el Siyasatnama de Nizam al-Mulk , famoso visir persa. Panchatantra, traducción de cuentos populares indios también puede mencionarse en este género, ya que se los ve como una colección de refranes en los estudios literarios.

Biografías, hagiografías y trabajos históricos

Entre las principales obras biográficas e históricas de Persia clásica, puede mencionarse el famoso Tarij-i Beyhaqi de Abolfazl Beyhaghi, Lubab ul-Albab de Zahiriddin Nasr Muhammad Aufi , que ha sido considerado fuente cronológica por muchos investigadores, y Tarij-i Jahangushay-i Juvaini de Ata al-Mulk Juvayni, que detalla los eventos mogoles y del Iljanato, el Tazkirat al-Awliya​ de Attar es un registro detallado de los místicos sufíes, referenciado luego por varios autores y considerado un trabajo significativo en hagiografía mística.

Crítica literaria

La obra de crítica literaria persa más antigua que se conserva es Muqaddame-ye Shahname-ye Abu Mansuri, escrita en el período samánida. El trabajo comenta los mitos y leyendas de Shahnameh y está considerado el ejemplo más antiguo de prosa en el idioma. Muestra también la intención del autor de evaluar críticamente obras literarias.

Narrativa
Ilustración de Las mil y una noches de Sani ol molk, Irán, 1849–1856


Las mil y una noches ( persa :هزار و یک شب ) es una obra épica de la Edad Media que narra la historia de Scheherezade (Šarzād en persa), una reina sasánida, que debe relatar una serie de cuentos a su malévolo esposo, el rey Shahryar, para demorar su ejecución. Los cuentos se narran a lo largo de mil y una noches, y cada noche Scheherazade culmina su narración con una situación de suspenso, forzando al rey a mantenerla viva hasta el día siguiente. 
Cada uno de los cuentos fue creado a lo largo de siglos por distintos autores y en distintos estilos, y varios fueron famosos por derecho propio. Algunos ejemplos notables son «Aladino», «Alí Babá y los cuarenta ladrones», y «Simbad el marino».

Ferdinand Keller - Scheherazade und Sultan Schariar (1880)


El núcleo de las narraciones lo forma Hazār Afsānah, una colección de cuentos populares indios y persas de la época sasánida.​ Durante el reinado del califa Harún al-Rashid en el siglo VIII, la ciudad de Bagdad era un centro cosmopolita económica y culturalmente importante, frecuentada por mercaderes del Imperio persa, China, India, África y Europa. Fue durante esta época cuando muchos de tales cuentos pasaron a formar parte de la tradición oral, para luego ser recopilados en un libro. 
El último compilador y traductor fue el reputado narrador del siglo IX Abu abd-Allah Muhammad el-Gahshigar, y la historia marco de Scheherezade parece haber sido agregada en el siglo XIV.

Diccionarios

Alí Akbar Dehjodá utiliza en su monumental diccionario 200 obras lexicográficas, de las que las primeras remontan al período sasánida como, entre otros, el Farhang-i Avim (فرهنگ اویم) y el Farhang-i Menajtay (فرهنگ مناختای).

Los léxicos más ampliamente usados en el período clásico fueron los de Abu Hafs Soghdí (فرهنگ ابو حفص سغدی) y Asadí Tusí (فرهنگ لغت فرس), escrito en 1092.

También resaltan en el corpus lexicográfico las obras del ya contemporáneo Mohammad Moín.

El primer diccionario bilingüe del persa a una "lengua occidental" fue el latino que Ravius y Lugduni en 1645. A éste le siguieron la edición de 2 volúmenes de Oxford de 1777 por J. Richardson, el diccionario persa-inglés de 1770 de Gladwin-Malda, el persa-ruso de Scharif y St. Peters (1869), y al menos otros 30 diccionarios de traducción elaborados hasta 1950.



Influencia de la literatura persa.

Literatura sufí

William Shakespeare se refirió a Irán como "la tierra de los sufíes". Algunos de los más populares poetas medievales fueron sufíes, y su poesía en distintas lenguas fue y es ampliamente leída en todo el mundo islámico. En particular se reconoce a Rumi como la cúspide del sufismo poético en lengua persa. Los temas y estilos de su poesía devocional han sido imitados por muchos poetas posteriores.
Además de la poesía, la literatura sufí persa comprende tratados en prosa, también de gran valor. Entre ellos se encuentran Kimiya-ye sa'ādat de Abu Hamid Qazzali, Asrār at-Tawhid, que recoge dichos de Abu Said Abi-l-Jeyr, y las Maqālāt de Shams de Tabriz.

Regiones que estuvieron bajo dominio gaznavida o mogol

Afganistán y Asia central
Afganistán y la Transoxiana reivindican ser el lugar de nacimiento de la moderna Persia. Muchos de los patrocinadores de la literatura persa, como el sultán Sanjar, las cortes gaznavida y samánida pertenecieron a esta región, así como maestros de la talla de Rudaki, Unsuri, y Ferdousí. Esta rica herencia sobrevive en los países actuales que componen la región, como Tayikistán, Uzbekistán y Afganistán

India, Pakistán y Cachemira

Con el gobierno de los gaznavidas y sus sucesores los guridas, timúridas y el imperio Mogol, la cultura persa y su literatura se difundieron gradualmente en el vasto subcontinente indio. El persa fue el idioma de la nobleza, los círculos literarios, y la corte real mogol por siglos. En tiempos modernos el persa ha sido en general suplantado por el idioma urdú, un dialecto indostaní fuertemente influenciado por el persa.

Bajo el Imperio mogol en India durante el siglo XVI el idioma oficial pasó a ser el persa. Recién en 1832 el ejército británico forzó al subcontinente indio a manejar sus negocios en idioma inglés. La poesía persa de hecho floreció en estas regiones mientras la literatura pos safávida se estancaba en Irán. Dehjoda y otros investigadores del siglo XX, por ejemplo, basaron su trabajo en la detallada lexicografía producida en India, usando compilaciones como Adat al-Fudhala (اداه الفضلا) de Ghazi Jan Badr Muhammad Dehlavi y Farhang-i Ibrahimi (فرهنگ ابراهیمی) de Ibrahim Ghavamuddin Farughi, y particularmente Farhang-i Anandraj (فرهنگ آناندراج) de Muhammad Padshah. 
Poetas famosos del sur asiático como Amir Josrow Dehlavi y Muhammad Iqbal de Lahore encontraron muchos admiradores en el mismo Irán.

Influencia en Occidente,

La literatura persa fue poco conocida en occidente antes del siglo XIX. Pasó a ser más conocida luego de la publicación de varias traducciones de las obras de poetas persas del medievo tardío, y a partir de allí inspiró la obra de poetas y escritores occidentales.
Posiblemente el poeta persa más popular de los siglos XIX y XX fue Omar Jayyam (1048-1123), cuya Rubaiyat fue traducida libremente por Edward FitzGerald en 1859. Jayyam es reconocido más como estudioso que como poeta en su país natal, pero con la versión de Fitzgerald se convirtió en uno de los poetas más citados en inglés. La frase de Jayyam, "Una hogaza de pan, una jarra de vino y tú", es muy conocida por personas que no podrían decir quien o dónde se escribió.
El poeta y místico Rumi (1207-1273) (conocido como Molana en Irán) ha atraído a muchos seguidores a fines del siglo XX y principios del XXI. Traducciones populares de Coleman Barks han presentado a Rumi como un sabio de la nueva ola. También hay un número creciente de traducciones realizadas por investigadores como A. J. Arberry.
Los poetas clásicos Hafez, Saadí, Jayyam, Rumi, Nezamí y Ferdousí son ampliamente conocidos en el ámbito de la cultura inglesa, y sus obras pueden leerse en diversas traducciones. Los trabajos de otros representantes de la literatura persa permanecen sin traducir, y son por tanto poco conocidos.



Carta de junio-julio de 1827 del príncipe Mohammad Mirza en persa a su tío Allahyar Khan (Asef ol-Dowleh) , informando sobre todos los acontecimientos en las regiones del noroeste alrededor de Karabaj y pidiendo tropas adicionales para proteger la frontera de los rusos.


 
Literatura persa contemporánea.

Historia

En el siglo XIX la literatura persa experimentó una importante transformación e ingresó en una nueva era. El comienzo de este cambio se ejemplifica con un incidente ocurrido a mediados del siglo XIX en la corte de Nasereddín Shah, cuando el partidario reformista y primer ministro Amir Kabir regañó al poeta Habibollah Qa'ani por «mentir» en una casida de tipo panegírico escrita en su honor.
Amir Kabir veía la poesía en general y al tipo de poesía desarrollado durante el período Qayar en particular perjudicial para el progreso y la modernización de la sociedad iraní, que él creía necesitada de un cambio. Estas ideas fueron manifestadas también por otros, por ejemplo Fathalí Ajundzadé, Mirzá Aqa Jan Kermaní, y Mirzá Malkom Jan. Este último era también partidario de un cambio en la poesía persa en términos literarios, a fin de ser coherente con los cambios sociales.
No se puede comprender el nuevo movimiento literario sin tomar nota primero del movimiento intelectual de Irán, entre los círculos filosóficos del país. Dado el clima social y político de Persia (Irán) a fines del siglo XIX y principios del XX, que llevó a la revolución constitucional entre 1906 y 1911, la idea de cambio en la poesía se difundió ampliamente. Muchos arguyeron que la poesía debía reflejar las realidades de un país en transición. 
Esta idea fue propagada por figuras notables como Alí Akbar Dehjodá y Abolqasem Aref, quienes modificaron el sistema tradicional de la poesía persa mediante la introducción de nuevos contenidos y experimentando con la retórica, semántica y estructura. Dehjodá, por ejemplo, usó una forma tradicional poco conocida, el mosammat, para la elegía por la ejecución de un joven periodista. Aref empleó el ghazal, «principal género dentro de la tradición lírica (persa)» para escribir su "«Payâm-e Âzâdí» («mensaje de la libertad»).
Algunos investigadores sostuvieron que la noción de «ramificaciones sociopolíticas de los cambios estéticos» llevó al concepto de poetas como líderes sociales probando los límites y posibilidades del cambio social.
Un movimiento importante alrededor de la moderna literatura se ha focalizado en la modernización y occidentalización, y cómo estos términos son sinónimos cuando describen la evolución de la sociedad iraní. Se puede argumentar que casi todos los partidarios del modernismo en la literatura persa desde Ajundzadé, Kermaní, y Malkom Jan hasta Dehjodá, Aref, Bahar y Rafat, se inspiraron en desarrollos y cambios que tuvieron lugar en Occidente, particularmente en Europa. Esta inspiración no implicó simplemente una copia de modelos occidentales, sino la adecuación de aspectos de la literatura occidental, modificándolos para adaptarlos a las necesidades de la cultura iraní.
Siguiendo a los trabajos pioneros de Ahmad Kasraví, Sadeq Hedayat y muchos otros, la ola iraní de literatura comparativa y crítica literaria alcanzó una cumbre simbólica con los logros de Abdolhosein Zarrinkub, Shahroj Meskub, Hushang Golshirí, Ebrahim Golestán y Shahriyar Mandanipour.

Literatura persa en Afganistán.

La literatura persa en Afganistán ha experimentado un cambio brusco durante el último siglo. A principios del siglo XX el país sufrió reformas económicas y sociales que llevaron a una nueva aproximación a la literatura. En 1911 Mahmud Tarzi, de regreso en Afganistán luego de años de exilio en Turquía, comenzó a publicar quincenalmente Saraj’ul Ajbar, que no fue el primer periódico del país, pero en el campo de la literatura y el periodismo inició un nuevo período de cambio y modernización. Saraj’ul Ajbar jugó un rol relevante en el periodismo, y posibilitó un nuevo canal literario abierto para que la poesía explorase vías de expresión con mayor compromiso social.
En 1930, luego de meses de estancamiento cultural, un grupo de escritores fundó el "Círculo literario Herat". Un año después se fundó en la capital otro grupo llamado "Círculo literario de Kabul". Ambos se convirtieron en un baluarte para los poetas y escritores tradicionales , y el modernismo en literatura Dari fue marginado de la vida social y cultural.
Tres de los poetas más prominentes en Afganistán en esta época fueron Ghary Abdullah, Abdul Hagh Beytat y Jalil Ullah Jalili. Los dos primeros recibieron la distinción de Malek ul Shoara (Príncipe de poetas). Jalili, el más joven de los tres, adhirió al estilo Jorasaní, en lugar del usual estilo Hendí de poesía. Se interesó así mismo en poesía moderna, y escribió algunos poemas en estilo moderno con nuevas características semánticas y emotivas.
Paulatinamente los nuevos estilos encontraron su lugar en los círculos culturales y literarios, a pesar de los esfuerzos en contrario de los tradicionalistas. El primer libro de poesía moderna se publicó en 1957, y en 1962 apareció en Kabul una colección del mismo estilo. El primer grupo que se dedicó al estilo moderno estaba integrado, entre otros, por Mahmud Farani, Baregh Shafi’i, Solyman Layegh, Sohail, y Ayeneh. Posteriormente se les unieron Vasef Bajtiarí, Asadullah Habib y Latif Nazemi.
Cada uno de ellos sumó su esfuerzo a la modernización del poesía persa en Afganistán. Otras figuras notables fueron Ustad Behtab, Leila Sarahat Roshani, Sayed Elan Bahar y Parwin Pazwak. Poetas como Mayakovsky, Yase Nien y Lahouti8​ ejercieron una fuerte influencia en la literatura afgana. La influencia de iraníes como Farrojí Yazdi y Ahmad Shamlou fue así mismo de relevancia en prosa y poesía.
Escritores afganos prominentes como Asef Soltanzadeh, Reza Ebrahimi, Ameneh Mohammadi, y Abbas Jafari se formaron en Irán recibiendo la influencia de escritores y maestros iraníes. Aunque los escritores afganos no se han probado aún en la escena internacional como los iraníes, tienen sin embargo un futuro promisorio.

Literatura persa en Tayikistán

La nueva poesía en Tayikistán está mayormente relacionada con la forma de vida de la gente y es revolucionaria. Desde la década de 1950 hasta el advenimiento de la nueva poesía en Francia, Asia y Latinoamérica el impacto de la modernización ha sido muy fuerte. En la década de 1960 la poesía moderna iraní, y la de Mohammad Iqbal Lahouri produjeron una profunda influencia en la poesía tajik. Este período es probablemente el más rico y prolífico para el desarrollo temático y formal de la poesía persa en Tayikistán.
Algunos poetas fueron meros imitadores, y se puede apreciar fácilmente len sus obras la incidencia de autores foráneos. Sólo dos o tres fueron capaces de digerir la poesía extranjera para componer obras originales. El formato y los aspectos descriptivos de los cuentos cortos y novelas se tomaron de Rusia y Europa. Los exponentes más relevantes de la literatura persa en el país son Golrojsar Safi Eva​ Mo'men Ghena'at,​ Farzaneh Joyandíandi​ y Layeq Shir-Ali.

Crítica literaria

Los pioneros de la crítica literaria en el siglo XIX fueron –entre otros– Mirza Fathalí Ajundzadé, Mirzá Malkom Jan, Mirzá Abdorrahim Talebof y Zeinolabedín Maragheí.

Ya en el siglo XX, los especialistas más relevantes han sido: Allameh Dehjodá, Badiozzamán Foruzanfar, Mohammad Taqí Bahar, Yalal Homaí, Mohammad Moín, Said Nafisí, Parviz Natel Janlarí, Sadeq Hedayat, Ahmad Kasraví, Abdolhosein Zarrinkub, Shahroj Meskub y Hamid Dabashi.
Said Nafisí analizó y editó varios trabajos de crítica literaria. Es conocido por sus análisis sobre Rudakí y la literatura sufí.Parviz Natel Janlarí y Gholamhosein Yusefí, ambos pertenecientes a la generación de Nafisi, estuvieron también involucrados en literatura moderna y obras de crítica.​ Natel-Janlarí se distinguió por la simplicidad de su estilo. No siguió a los tradicionalistas ni promovió el nuevo estilo, sino que su punto de vista tendió a incluir todo el espectro creativo y expresivo de la literatura persa. Otro crítico, Ahmad Kasraví, autoridad de experiencia literaria, atacó a los poetas y escritores cuya obra sirvió al despotismo.
La crítica literaria contemporánea alcanzó su madurez con Sadeq Hedayat, Ebrahim Golestán, Hushang Golshirí, Abdolhosein Zarrinkub y Shahroj Meskub. Entre estas figuras, Zarrinkoub tuvo posiciones académicas y reputación en el ámbito universitario. Más allá de su significativa contribución a la madurez del lenguaje y literatura persas, Zarrinkub impulsó la literatura comparativa y la crítica literaria. Su obra Serr e Ney es una comparación crítica de Masnavi de Rumi. A su vez, Shahroj Meskoob trabajo sobre Shahnameh de Ferdousí utilizando los principios de la crítica literaria moderna.
La principal contribución de Mohammad Taqí Bahar a este campo es su libro Sabkshenasí (Estilismos), trabajo pionero sobre la práctica de la historiografía persa y el nacimiento y evolución de su literatura como una institución diferenciada a principios del siglo XX.

El carácter singular de esta obra reside en el reconocimiento de sus logros metodológicos e institucionales. Más aún, no se trata simplemente de un texto sobre estilística, sino una vasta historia de la prosa persa y como tal, representa una intervención relevante en su literatura.
Jalal Homaei, Badiozzaman Forouzanfar y su alumno, Mohammad Reza Shafiei-Kadkani son otras figuras notables que han editado un número de relevantes trabajos literarios.
El análisis crítico de la obra de Jami ha sido encarado por Ala Jan Afsahzad, cuyo libro ganó el prestigioso premio de Mejor libro del año de Irán en 2000.



 
Sello de Ahmad Shah Qayar. El término "Dominios custodiados de Irán"
 es visible en la parte superior del sello



Dominios Protegidos de Irán (en persa: ممالک محروسهٔ ایران‎, Mamâlek-e Mahruse-ye Irân) fue el nombre común y oficial de Irán desde la era safávida, hasta principios del siglo xx.​ La idea de los Dominios Guardados ilustraba un sentimiento de uniformidad territorial y política en una sociedad donde la lengua, la cultura, la monarquía y el Islam chiita persas se convirtieron en elementos integrales de la identidad nacional en desarrollo.






Hakim Abol-Qasem Ferdousí-e Tusí (en persa: حکیم ابوالقاسم فردوسی توسی‎1​), normalmente abreviado como Ferdowsi, Ferdousí o Firdawsi (Tus, 935-Mazandarán, 1020), es probablemente el poeta persa más reconocido. 

Es universalmente conocido por ser el autor del inmortal Shāhnāmé o Libro de los Reyes, epopeya nacional de Persia, hoy Irán, y la mayor epopeya jamás escrita por un solo autor. Es considerado el escritor más importante de la lengua persa y uno de los más célebres de la literatura universal. Se le ha dado el sobrenombre de «El Señor de la Palabra».

Surge como consecuencis del movimiento de búsqueda de independencia e identidad entre los persas. Al apoyar el idioma persa, los reyes samaníes prepararon una era brillante para el cultivo del idioma y el pensamiento persa, y Ferdowsi en el arte del habla está claramente en deuda con sus predecesores y con todos aquellos que llevaron el idioma persa a su apogeo en el tercer siglo. y cuarto siglos de Hijri. 

En una visión general del conocimiento y aprendizaje de Ferdowsi, se puede decir que conocía el idioma árabe, pero no sobresalió en la prosa y la rima árabes. En el "Prefacio de Baysanqari", el nombre de Ferdowsi se asocia con "Hakim", que, según algunos, se refiere a Hekmat Khosravani.

En el Shahnameh, Ferdowsi ha vinculado la cultura de Persia antes del Islam con la cultura de Persia después del Islam. Del Shahnameh parece que Ferdowsi es de antiguas religiones iraníes como Zarvani, Mehrprasti y Mazdisna. Efecto aceptado, aunque algunos investigadores consideran que la fuente de estos efectos son las fuentes del trabajo de Ferdowsi, al que fue muy leal. Además, debido a su origen campesino, estaba familiarizado con la antigua cultura y los rituales persas, y luego añadió al alcance de este conocimiento, de modo que este conocimiento formó la base de su cosmovisión poética. En lo que Ferdowsi prestó atención, además del aspecto poético, también fue académico; no escribió cuentos de hadas. 

Ferdousí considera la sabiduría como fuente y capital de toda bondad. Él cree que una persona con sabiduría reconoce el bien y el mal del otro y de esta manera alcanza la felicidad de este mundo y la salvación de ese mundo. Ferdowsi examinó meticulosamente sus fuentes, la mayoría de las cuales eran el Shahnameh de Abu Mansouri. Pudo seleccionar y recopilar materiales de entre las masas de conocimiento que tenía disponibles.

Biografía

Familia
Ferdowsi nació en el seno de una familia de ricos nobles terratenientes iraníes (dehqans) en el año 940 en la aldea de Paj, cerca de la ciudad de Tus, en la región del Jorasán del Imperio Samaní, situada en la actual provincia de Razavi Jorasán del noreste de Irán. 2​ Poco se sabe sobre los primeros años de la vida de Ferdowsi.

 Casi toda su vida permaneció en la región del Gran Jorasán, que abarcaba las tres provincias orientales del Irán actual, llegando por el norte a Samarcanda y Bujará (Uzbekistán actual), parte de Tayikistán y la parte oeste de Afganistán. Así pues, se movió en el interior de su extensa provincia viajando entre Balj, Gazni y los territorios situados al norte del río Oxus. El poeta tuvo una esposa, que probablemente sabía leer y escribir y procedía de la misma clase dehqan. Tuvo un hijo, que murió a los 37 años y al que el poeta lloró en una elegía que incluyó en el Shahnameh.

Antecedentes

Ferdowsi pertenecía a la clase de los dehqans, aristócratas iraníes terratenientes que habían florecido bajo el Dinastía sasánida (la última dinastía preislámica que gobernó Irán) y cuyo poder, aunque disminuido, había sobrevivido en la era islámica que siguió a las conquistas islámicas del siglo VII.

 Los dehqan estaban vinculados al patrimonio literario preislámico, ya que su estatus estaba asociado a él (hasta el punto de que dehqan se utiliza a veces como sinónimo de iraní en el Shahnameh). Por ello, consideraron que su tarea era preservar las tradiciones culturales preislámicas, incluidos los relatos de reyes legendarios.

Las conquistas islámicas del siglo VII trajeron consigo cambios lingüísticos y culturales graduales en la meseta iraní. A finales del siglo IX, cuando el poder del califato se debilitó, surgieron varias dinastías locales en el Gran Irán. Ferdowsi creció en Tus, una ciudad bajo el control de una de estas dinastías, los samánidas, que afirmaban descender del general sasánida Bahram Chobin[cita requerida] (cuya historia relata Ferdowsi en una de las últimas secciones del Shahnameh).

​ La burocracia samánida utilizaba el idioma nuevo persa, que se había utilizado para llevar el islam a las regiones orientales del mundo iraní y suplantó a las lenguas locales, y encargó traducciones de textos en pahlavi al nuevo persa. Abu Mansur Muhammad, dehqan y gobernador de Tus, había ordenado a su ministro Abu Mansur Mamari que invitara a varios eruditos locales a compilar un Shahnameh ("Libro de los reyes") en prosa, que se terminó en 1010.

 Aunque ya no se conserva, Ferdowsi lo utilizó como una de las fuentes de su epopeya. Los gobernantes samánidas fueron mecenas de importantes poetas persas como Rudaki y Daqiqi, y Ferdowsi siguió los pasos de estos escritores.

Se carece de datos sobre la educación de Ferdowsi. A juzgar por el Shahnameh, no hay pruebas de que conociera ni el árabe ni el pahlavi.

Vida como poeta

Es posible que Ferdowsi escribiera algunos poemas tempranos que no han sobrevivido. Comenzó a trabajar en el Shahnameh hacia 977, con la intención de que fuera una continuación de la obra de su compañero poeta Daqiqi, que había sido asesinado por su esclavo. 
Al igual que Daqiqi, Ferdowsi utilizó como fuente el Shahnameh en prosa de ʿAbd-al-Razzāq. Recibió el generoso patrocinio del príncipe samánida Mansur y completó la primera versión del Shahnameh en 994.
 Cuando los turcos gaznávidas derrocaron a los samánidas a finales de la década de 990, Ferdowsi continuó trabajando en el poema, reescribiendo secciones para alabar al gaznávida Sultán Mahmud. 

La actitud de Mahmud hacia Ferdowsi y lo bien que recompensó al poeta son cuestiones que han sido objeto de controversia durante mucho tiempo y han constituido la base de leyendas sobre el poeta y su mecenas (véase más adelante). Es posible que al turco Mahmud le interesaran menos los relatos de la historia iraní que a los samánidas.
​ Las últimas secciones del Shahnameh tienen pasajes que revelan los estados de ánimo fluctuantes de Ferdowsi: en algunos se queja de la vejez, la pobreza, la enfermedad y la muerte de su hijo; en otros, parece más feliz. Ferdowsi terminó su epopeya el 8 de marzo de 1010. No se sabe prácticamente nada con certeza sobre la última década de su vida.{{sfn|Khaleghi-Motlag

Mantuvo la pureza de la lengua persa en la cual escribió sus obras y aunque se islamizó, no arabizó sus costumbres ni su lengua: los dehqans en particular guardaban más estrechamente que el pueblo las antiguas tradiciones orales, los mitos y leyendas persas antiguos. Ferdousí supo aprovechar esta circunstancia para elaborar su epopeya y elaborar un monumento literario con lo que vio que se estaba empezando a perder. Aprovechó el trabajo de los poetas épicos de la generación anterior, como el del bardo de la corte samaní y poeta zoroastriano Daqiqi, autor de una obra inacabada, y la prosiguió, de forma que esos mil versos más o menos quedaron incorporados a su gran epopeya Shāhnāmé, que cuenta con 60 000 y es la epopeya más larga de la literatura tras el Mahabharata.

El trabajo de recuperar todo el pasado, historia, mitos y leyendas de Irán en esta gigantesca epopeya le absorbió durante treinta años y tanto que descuidó sus quehaceres como terrateniente y se vio abocado a vender muchas de sus tierras. Cuando el Shahnamé estuvo terminado hacia 1010, la dinastía samánida había sido derrocada por la gaznavida, que nada tenía que ver ni en origen ni en lengua con la anterior. 
Los gaznavíes eran un pueblo túrquico de Asia Central y de habla y cultura túrquica, y, cuando Ferdousí apareció en la corte del gran sultán Mahmud de Gazni no fue bien recibido, ya que alababa a una dinastía que no era la suya y del pasado, algo políticamente incorrecto. 

El héroe del poema Rostam es persa, noble; el sultán era de origen humilde y no se podía identificar con él, con su linaje, con sus costumbres, con su lengua; además, los turanios (turcos de Asia Central) quedaban en mal lugar en la obra, y aunque el sultán le prometió a Ferdousí un dinar de oro por cada verso (60 000), al pagar le dio un dírham de plata por cada verso; ofendido el poeta, salió del palacio y según la leyenda dio todo el dinero a un vendedor ambulante. 

Para colmo el sultán era suní y Ferdousí chiita; el poeta dedicó al sultán versos burlescos sobre su origen humilde de hijo de cocinero de la corte samaní. Temeroso de que se enterara, huyó a Herat y unos meses después a Tus, y de allí a Mazandarán. En esta última provincia fue donde encontró a un mecenas en el rey local de la región, Shariyar, que sí era persa, aunque le pidió que destruyera sus versos satíricos contra el sultán. Se desconoce la fecha exacta de su muerte, que pudo acontecer entre 1020 y 1025.



Escritura persa.

Juan 1:1-8 en persa moderno.

Para escribir el persa contemporáneo se usa el alfabeto árabe con ciertos signos suplementarios. Los intentos efectuados en los años treinta del siglo XX para latinizar la escritura persa no han tenido éxito.


El alfabeto persa, en persa: الفبای فارسی‎, romanizado: Alefbâye fârsi, es una versión expandida del alfabeto árabe adaptada al idioma persa usada en Irán (farsi) y Afganistán (darí) pero que también fue sucesivamente adaptada a otros idiomas asiáticos creando otras escrituras, como el alfabeto urdu o el alfabeto otomano. Sin embargo, el persa en Tayikistán se escribe con el cirílico.
El alfabeto persa actual se remonta a la conquista musulmana de Persia y caída del Imperio sasánida en el siglo vii, cuando el árabe se convirtió en el idioma de gobierno, de la cultura y especialmente de la religión por dos siglos. La sustitución de la anterior escritura pahlaví por el alfabeto persa para escribir su idioma, se llevó a cabo durante la dinastía saffarí y el Imperio samánida en el Gran Jorasán del siglo ix.

Letras

Las letras se transcriben con el alfabeto Unipers, que diferencia todas las letras. Algunas letras tienen sonidos iguales a otras, sin embargo se utilizan de forma diferente para formar palabras.

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