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martes, 9 de abril de 2013

140.-Obras completas de Diego Hurtado de Mendoza.-a

Diego Hurtado de Mendoza.

  


(Granada, 1503-Madrid, 1575) Político y escritor español. Dotado de una sólida formación humanística, desempeñó con gran brillantez el oficio de diplomático, al servicio de Carlos I, y fue embajador en Inglaterra y Venecia. En 1542, el emperador le encomendó la delicada misión de representarle en el concilio de Trento, donde el conflicto de intereses entre el papado y Carlos I lo enfrentó con Paulo III, que se oponía a la presencia española en Italia. En 1547 fue nombrado gobernador y capitán general de Siena y embajador en Roma, pero el nuevo Papa, Julio III, exigió y consiguió su relevo en 1551.
Tras su vuelta a España, entró en el influyente Consejo de Estado y fue nombrado caballero de la Orden de Alcántara, pero su figura acabó concitando serias dudas y recelos, por lo que fue desterrado a Granada en 1568. Cuando estalló la revuelta de los moriscos en las Alpujarras (1568-1570), luchó junto a su sobrino, el marqués de Mondéjar, para sofocarla. Fruto de esta experiencia es su libro La guerra de Granada, publicado en 1627, que narra la historia de la sublevación de los moriscos.
En 1574 le fue levantado el destierro, pero su influencia en la corte ya se había desvanecido, en medio de las luchas de poder de los Mendoza contra sus rivales, los Vélez. Como autor literario, aparte de su narración de la revuelta de las Alpujarras, destaca su poesía, ya sea de métrica italiana, ya sea de metro tradicional, como el Diálogo entre Caronte y el alma de Pedro Luis Farnesio. Durante un tiempo se le atribuyó, erróneamente, la paternidad del Lazarillo de Tormes.

Obra literaria

Diego Hurtado de Mendoza representa al aristócrata militar y humanista del siglo XVI, compaginador de las armas y las letras a la misma altura. Conocía el latín, el griego, el hebreo y el árabe, además de varias lenguas europeas. Reunió una nutrida biblioteca a lo largo de sus múltiples viajes por toda Europa, que legó a Felipe II y fue a parar al Monasterio de San Lorenzo de El Escorial. Junto a Garcilaso de la Vega y Juan Boscán introdujo los nuevos temas, metros y estrofas de la lírica italiana, si bien, al contrario que estos autores, se inclinó más bien por la sátira maliciosa y picante (la Fábula del cangrejo, por ejemplo), y fue el primero en cultivar el burlesco tema del "soneto del soneto". De todas formas, no dejó de emplear el arte menor y en sus versos líricos trasluce una fina melancolía. Destaca su Epístola a Boscán y el poema mitológico Fábula de Hipómenes y Atalanta.


Varios autores del siglo XVII atribuyeron a este escritor la autoría del Lazarillo de Tormes, la primera novela moderna española, teoría que alcanzó cierta fama sobre todo en el siglo XIX. En marzo de 2010 la prestigiosa paleógrafa Mercedes Agulló y Cobo descubrió en un inventario de los papeles de Juan López de Velasco (autor de las correcciones de la edición conjunta censurada del Lazarillo y la Propalladia de Torres Naharro titulada Propaladia de Bartolomé de Torres Naharro, y Lazarillo de Tormes) que aludían, según esta investigadora, a las cajas de documentación perteneciente a Diego Hurtado de Mendoza, la frase «Un legajo de correcciones hechas para la impresión de Lazarillo y Propaladia», lo cual la llevó a escribir el libro titulado A vueltas con el autor del Lazarillo en el que postula «una hipótesis seria sobre la autoría del Lazarillo, que fortalecida por otros hechos y circunstancias apunta sólidamente en la dirección de don Diego».

Lope de Vega lo elogia en su frase «¿Qué cosa aventaja a una redondilla de don Diego Hurtado de Mendoza?».


Es autor, asimismo, de una reconocida historia de la Guerra de las Alpujarras basada en sus experiencias militares y políticas durante la sublevación de los moriscos en 1568-1570, que se publicó póstumamente en 1627 por Luis Tribaldos de Toledo bajo el título Guerra de Granada hecha por el rei de España don Philipe II, nuestro señor contra los Moriscos de aquel reino, sus rebeldes.

  

Diego Hurtado de Mendoza.

Biografía

Hurtado de Mendoza, Diego. Granada, 1503-1504 – Madrid, 14.VIII.1575. Diplomático, humanista, poeta, historiador y bibliófilo.

En la poderosa familia de los Mendoza, nació Diego Hurtado de Mendoza a comienzos del siglo XVI, en fecha que aún no se ha determinado con exactitud, probablemente en 1503 o 1504. Nació en la Alhambra de Granada, donde residía su familia debido al cargo de su padre, Íñigo López de Mendoza, conde de Tendilla y marqués de Mondéjar y nieto del marqués de Santillana, pues era capitán general en la Granada que había sido ocupada por los cristianos hacía algo más de diez años. Hurtado de Mendoza nació de la segunda esposa del conde, Francisca Pacheco, y su lugar entre los cinco hijos varones es aún motivo de discusión; es posible que fuera el menor. Tuvo Hurtado tres hermanas, entre ellas María Pacheco, esposa del célebre caudillo comunero Padilla. Tras el ajusticiamiento de su marido, María vivió en Portugal, donde la visitó su hermano.

No se conserva mucha información fidedigna sobre la infancia y la juventud de Hurtado de Mendoza. Es posible que permaneciera en Granada hasta la muerte de su padre en 1515; quizá estudió con Hernán Núñez; quizá también estudió en Salamanca y en Italia, con Agostino Nifo y Montes de Oca; es posible que participara en la batalla de Pavía en 1525 y que estuviera en Toledo cuando se celebraron Cortes ese mismo año. Acompañó a Carlos V desde su desembarco en Génova, el 12 de agosto de 1529, hasta su coronación en Bolonia; con el patrocinio de Francisco de los Cobos y de Granvela sentó las bases de su posterior carrera diplomática, en la que conoció al duque de Alba, a Gonzalo Pérez y a Luis de Ávila y Zúñiga, entre otros. Regresó, en 1531, a Granada por problemas legales con su hermano mayor, Luis. Junto a dos de sus hermanos, participó en la empresa de La Goleta; allí pudo conocer a Garcilaso de la Vega, aunque quizá su conocimiento haya sido anterior. También estuvo en la invasión de Provenza de 1536, donde se presume que pudo estar al lado de Garcilaso cuando éste murió.

Este borroso panorama de la biografía de Hurtado de Mendoza se vuelve más nítido desde que desarrolló de manera intensa diversas tareas diplomáticas. En 1537, dejó la Corte Imperial en Valladolid y se dirigió a la de Enrique VIII, con una misión diplomática junto a Eustace Chapuys, el embajador de Carlos V en Gran Bretaña. Allí llegó en marzo de ese año y permaneció hasta septiembre de 1538, cuando regresó a Toledo, vía los Países Bajos, en noviembre. Como reconoce en su epistolario y en alguno de sus poemas (“Carta a don Gonzalo”), no le gustó Gran Bretaña. El 19 de abril de 1539 recibió instrucciones de Carlos V sobre la embajada en Venecia; a esa ciudad llegó el 25 de mayo y se instaló en un palacio en el Gran Canal. Fue el comienzo de su larga estancia en Italia, que se prolongó trece años. La misión del embajador cesáreo consistió en mantener a Venecia dentro de la Liga Santa (junto al Papado y Carlos V) y, al mismo tiempo, evitar una paz privada entre venecianos y turcos, además de vigilar las actividades de los agentes franceses. En Italia conoció y trató a escritores y artistas de gran renombre, como el Aretino, Bembo, Paulo Giovio, Varchi, Tiziano, Domenichi, etc. Su conocida reputación de bibliófilo descansa tanto en el saber humanista de un hombre que poseía una vasta cultura, como en los recursos que supo atesorar y gastar sabiamente. Así, reunió una famosa biblioteca, que incluía textos manuscritos y volúmenes impresos, y una rica colección de objetos de arte. 
Quizá el período veneciano de Hurtado de Mendoza correspondió con la etapa dorada de su vida, pues en Venecia disfrutó de un nutrido grupo de amistades y relaciones importantes, valoró el arte, reunió manuscritos de gran valor, desarrolló sus misiones diplomáticas tan complejas, etc. Sin embargo, la naturaleza de las actividades políticas de Mendoza, en el turbio panorama de una Italia en la que intervenían las potencias europeas, le convirtió en el blanco de varias amenazas de muerte y le obligó a llevar guardaespaldas. Hurtado de Mendoza no sólo fue embajador en Venecia, sino que debió simultanear el cargo con los de representante del Emperador en Trento desde 1545, y embajador en Roma y jefe de la guardia de Siena desde el otoño de 1546. Las relaciones con el papa Pablo III fueron complejas y, cuando el Papa murió, Mendoza ejerció, por orden imperial, presión sobre el cónclave con el fin de conseguir un Papa proclive a los intereses de Carlos V, pero finalmente fue elegido, contra sus deseos, Julio III. 
Otra de las preocupaciones y “fracasos” de la labor política de Mendoza fue la lucha por construir un castillo en Siena, lo que contó con la oposición de los sieneses y con numerosos problemas económicos. En 1549, murió Marina de Aragón, la supuesta Marfira del cancionero petrarquista de Mendoza. Como es sabido, no son pocos los problemas que hay que vencer para demostrar la identificación de un personaje literario con uno de carne y hueso, tal y como se aprecia en los estudios sobre la poesía de Garcilaso. Sin embargo, algunos argumentos para rechazar la identificación de Marina y Marfira son poco convincentes.
 Así, la diferencia de edad, entre Hurtado de Mendoza y Marina de Aragón, no parece una razón decisiva en la época, pues, por ejemplo, Francisco de los Cobos se desposó en 1522 con una niña de catorce años. Pero, aunque las relaciones no fueran tan descabelladas como se ha pretendido, es cierto que es harina de otro costal pretender deducirlas inequívocamente de la lectura de un poemario. Sí está claro que Marina de Aragón aparece en la poesía de Mendoza y que éste escribió una “Elegía a la muerte de doña Marina de Aragón”, probablemente poco después de la muerte de la que había sido dama de la emperatriz Isabel. Hay que suponer en Hurtado, en esos años finales del período italiano, el despliegue de una actividad febril para cubrir todos los frentes de su compleja encomienda diplomática. En 1552, el mismo año en que protagonizó un desagradable episodio con un esbirro papal, lo que enturbió aún más sus relaciones en Roma (que Mendoza relata en su correspondencia), se perdió Siena en medio de una compleja confabulación, y, tras una agria entrevista con Carlos V, cesó en todos sus cargos. Volvió a España en 1553 y él mismo trazó un balance de sus actividades en su correspondencia.

Un año después de su regreso, Hurtado de Mendoza fue nombrado comendador de las casas de Badajoz (13 de febrero de 1554), para lo cual debió permanecer el preceptivo año de retiro en el monasterio de Alcántara. Pese a que algunos han insistido en sus malas relaciones con su familia, lo que implicaría que Hurtado de Mendoza valoraba mucho más el esfuerzo personal y la amistad, en febrero de 1554, su hermano Bernardino le comisionó para que preparase una flota en la que Felipe II pudiese viajar a Inglaterra para hacer efectivo su matrimonio con María Tudor. Tres años después, figuraba Hurtado de Mendoza como proveedor general de la Armada Real de Laredo; quizá presenció la batalla de San Quintín. En septiembre, durante unos pocos días, en compañía de Ruy Gómez de Silva, conde de Mélito, visitó a María Tudor. Cuando la Corte se trasladó a Madrid, en 1561, Hurtado se desplazó con ella. En octubre fue nombrado curador de Magdalena de Bobadilla, dama de la princesa doña Juana y sobrina nieta de Bernardino de Mendoza. En 1567, fue proveedor de otra armada en Laredo.
 A consecuencia de un sonado incidente en palacio, mientras agonizaba el príncipe Carlos en 1568, fue desterrado a Granada, su ciudad natal, en donde siguió con un vivo interés la revuelta de los moriscos y sus consecuencias, hechos sobre los que escribió en la Guerra de Granada. En sus últimos años Hurtado de Mendoza asistió a una larga rendición de cuentas de los gastos que realizó como embajador en Italia, en un procedimiento al que pondrá fin con la donación, por vía testamentaria, de su biblioteca a Felipe II. Se le levantó el destierro granadino aproximadamente un año antes de su muerte, que ocurrió en Madrid el 14 de agosto de 1575.

Hurtado de Mendoza es autor de un rico epistolario en el que, junto a los informes que por sus cargos transmitió a la maquinaria imperial, se hallan diversos datos sobre su vida cotidiana, sus disgustos y alegrías, sus opiniones, etc. Se trata de una magnífica fuente para aproximarse a su personalidad e intereses. Así, durante el tenso cónclave para elegir a Julio III, no abandonó el buen humor, rasgo que es una característica de buena parte de su producción literaria: 
“Aora haure de hazer otra mas, que es, sy Burgos no sale papa, embarcarme y echar a huyr para Salonique, como judio de Portugal” (3 de febrero de 1550).
 En estos comentarios divertidos no parece sensato buscar una interpretación literal de algunas comparaciones. De la lectura de la correspondencia se desprende que la relación de Hurtado de Mendoza con su familia (con algunos de sus miembros al menos) fue fluida y, probablemente, buena. La impresión que transmite es que toda la familia trabaja unida bajo la dirección y protección de Francisco de los Cobos, a quien Mendoza reconocía, una y otra vez, como el favorecedor de la familia:

 “Que yo soy su hechura y todos nosotros tanbien”. 

La relación con Bernardino de Mendoza parece más fuerte: viajó con él a Trento, lo menciona en numerosas ocasiones y es el único pariente a quien nombra en su poesía (a él dedica una epístola más o menos horaciana:
 “Epístola a su hermano don Bernardino”)
Sin embargo, ello no obsta para que muy pronto aparezca uno de los leitmotiv del epistolario: 
“Mis hermanos no me scriuen, ni quiero que me scriuan, pues que no me ayudan a ganar de comer, teniendolo ellos ganado. Echolo a mala fortuna; que siendo todo mi linaje onrrado y acreçentado por mano de su Mt., yo solo quede sin nada, que siruo como deuo y tengo voluntad de seruir [...] Suplico a V. Sa., pues ni tengo honbre de mi linaje ni de mis amigos que me ayude sino a Vra. Sa., me haga la merced que suele, assi en acordarse de mi como en sacarme de aqui, si con buena graça de su Mt. puedo salir, porque de otra manera antes me perderia del todo” (4 de mayo de 1542).
 En la correspondencia, el dinero es uno de los temas que más preocupan a Mendoza, incluso antes de llegar a la embajada en Venecia. Los retrasos en las pagas y la cantidad de gastos (para “ayudar” en la elección del Papa, para mantener dos casas —en Venecia y en Roma—, para construir el castillo de Siena, etc.) podrán explicar esa presencia más tarde. Pero la preocupación inicial se basa en la falta de hacienda: “los ausentes nunca medran”, “y pues yo naçi tan sin hazienda”, “que soy hombre de mas honrra que hazienda”, etc.

 También la mala salud y las enfermedades destacan entre las frecuentes referencias personales que entreveran la correspondencia oficial. Mendoza da cuenta de todos sus achaques: romadizos, intoxicaciones (“por comer vnos pezezillos que tenian hueuos”), dolores de riñones (“un deconçierto de riñones que a cada letra me haze mear”), ciática, sospechas de envenenamiento, caídas, etc., aunque lo que más atención recibe es el, sin duda, doloroso episodio de su “cojon quebrado”, que no escapa de sus burlas y bromas. También en el epistolario se recogen los amores con una judía de Venecia, en clave humorística a menudo, lo que no autoriza, en ningún caso, a suponer en Mendoza ni un origen hebreo ni el deseo de abrazar esa fe, aunque puede servir de indicio de la parte de vida alegre que, entre las ocupaciones diplomáticas y la ingente tarea de coleccionista entendido, llevaría en la bulliciosa Italia de mediados del siglo XVI.

Hurtado de Mendoza parece conocer bien distintas lenguas además del español, pues lee, entre otras, latín, griego, árabe e italiano. El humanismo de Mendoza pasa, pues, por una cultura políglota en la que quizá llame la atención el conocimiento del árabe. Conviene recordar que Hurtado vivió su infancia en la Granada recién conquistada y que pudo tener, como aventura Darst, sirvientes musulmanes. Ese mundo lo recuperó Mendoza al redactar, casi al final de su vida, la Guerra de Granada, la historia de la rebelión de las Alpujarras (1568-1571). En el inventario de la biblioteca de Hurtado de Mendoza, con un gran número de valiosos manuscritos, apenas hay textos escritos en español, de los cuales ninguno es literario, como afirma Darst. Sin embargo, según una anécdota recogida por Francisco de Portugal, en su Arte de Galantería, Mendoza, en su etapa de embajador en Roma, “no llevaba otros libros en su portamanteos que la Celestina y el Amadís, y que alguien decía que hallaba en ellos más sustancia que en las Epístolas de San Pablo”, como recuerdan González Palencia y Mele (III: 239-240). Los intereses de Mendoza van más allá de lo que hoy se entiende por “literatura” y abarcan campos como la filosofía (a él se debe una traducción de la Mecánica atribuida a Aristóteles y una Paraphrasis in totum Aristotelem; Spivakovsky cree ver la influencia del averroísmo en algunas ideas de Mendoza) y la historia.

 Era aficionado a las reuniones humanistas, en academias reconocidas o en reuniones más ad hoc. Así, mientras asistía al concilio en los fríos de Trento, alentaba las reuniones de una academia aristotélica, o conversaba con los amigos, italianos y españoles (como Gutierre de Cetina) que visitaban su casa en Venecia, o quizá asistiera (pues no parece probado) en España a academias como la que organizó la marquesa del Valle de Oaxaca, viuda de Hernán Cortés, con el sobrenombre de El Embajador, o, finalmente, en los últimos años de su vida, en el destierro de Granada, se reunió con los poetas Hernando de Acuña, Gregorio Silvestre y Luis Barahona de Soto en la casa de Pedro de Granada y Venegas, según afirma Cossío.

Hay problemas para establecer la paternidad de diversas obras atribuidas a Mendoza, aunque sin duda uno de los más llamativos se refiere a la atribución del Lazarillo. La cuestión está lejos de haber sido cerrada y los candidatos a la autoría siguen siendo numerosos. Hurtado de Mendoza apenas publicó en vida: algunos poemas en libros de otros autores (como la “Epístola a Boscán”, en Las obras de Boscán y algunas de Garcilaso, de 1543; la “Fábula de Hipomenes y Atalanta” en 1553; y varios poemas en el Cancionero de 1554). Se le han atribuido, a veces caprichosamente, numerosas obras en prosa (Lo de La Goleta y Túnez, Diálogo entre Caronte y el ánima de Pedro Luis Farnesio, Carta al capitán Salazar, etc.), generalmente satíricas (véase el temprano y muy documentado trabajo de R. Foulché- Delbosc). Con carácter póstumo se publicaron las Obras del insigne cavallero Don Diego de Mendoza (Madrid, Juan de la Cuesta, 1610; una antología de los poemas más serios de Mendoza) y la Guerra de Granada, editada por Luis Tribaldos de Toledo (Lisboa, Giraldo de la Viña, 1627). En vida, y en los años inmediatamente posteriores a su muerte, la fama de Mendoza se debió a una personalidad multifacética y a la transmisión manuscrita de sus textos: son muy numerosos los manuscritos que contienen sus obras poéticas, lo que es un indicio del interés de los lectores; la Guerra de Granada, redactada por Mendoza en los años finales de su vida, se conserva en casi una cuarentena de códices.

Siempre aparece, en la valoración de sus aportaciones a la historia literaria, como el poeta que, junto con Garcilaso y Boscán, implantó en España la poesía italianizante, sus temas y sus formas. A veces también se indica que Mendoza alternó el cultivo del endecasílabo y del octosílabo a lo largo de su vida, no decantándose por ninguna de las dos corrientes, la novedosa y la tradicional, aunque es un tópico aludir a los elogios de los poetas de la época sobre los poemas octosilábicos de Hurtado de Mendoza. Pero a menudo quedan en la sombra otros aspectos decisivos de su amplia producción poética, como el cultivo de una gran variedad de géneros. 
Además de un extenso cancionero petrarquista (dedicado al nombre poético de Marfira, y que Hurtado, como Garcilaso, aunque por otras razones, no llegó nunca a ordenar), y de una constante atención a las formas octosilábicas, cultivó los géneros neoclásicos (égloga, epístola, elegía, etc.; su corpus epistolar contiene variaciones importantes del canon horaciano), compuso uno de los primeros ejemplos de la fábula mitológica, volcó epigramas en sonetos y coplas, recreó el género italiano del capítulo y abrió numerosas vías para el cultivo de una poesía satírica y burlesca que es, en gran parte, de tipo erótico. Así pues, es petrarquista y antipetrarquista, tradicional y novedoso, serio y divertido, renacentista y precursor de algunas corrientes barrocas. 
La diversidad temática y genérica de la poesía de Mendoza puede relacionarse con su extensa vida, con una larga estancia en la Italia del siglo XVI, y con unos intereses complejos. Frente al carácter subterráneo y anónimo de una parte de la poesía erótica, rasgo característico de las distintas formas de marginalidad literaria, la poesía de Hurtado de Mendoza cuenta entre sus méritos, quizá sin la voluntad del autor, que la transmisión ha mantenido las atribuciones, a pesar de que la editio princeps ignora esta veta poética, pues “por no contrauenir a la grauedad de tan insigne Poeta, no se dan a la estampa” (h. 5v.), dice el editor, frey Juan Díaz Hidalgo; sin embargo, estos poemas son tan conocidos que sólo una palabra los identifica: la zanahoria, la cana y la pulga. 
La variedad se aúna con el efectivo deseo desmitificador de dioses, estrofas y géneros, pues los ingeniosos versos del granadino se burlan de sonetos y octavas, de fábulas mitológicas, de Venus y Diana, y elogian los seres y objetos bajos o equívocos. Sin duda, Mendoza consigue abolir la seriedad erudita en muchos de sus poemas, de tal forma, que, en su conjunto, en la poesía, Mendoza cumple con el ideal renacentista del vir doctus et facetus, tal y como ha escrito Antonio Prieto.

Tras un largo período de cierto olvido, la admiración que despertó la obra de Mendoza en los Siglos de Oro pareció haberse recuperado en el siglo XX. No sólo una amplia producción literaria, en la que tradicionalmente se han incluido atribuciones difíciles de establecer, ni únicamente una dedicación cuidada a la historia y a la traducción de los clásicos pesan en la reconstrucción de su figura, sino también una biografía muy compleja, muy comprometida a lo largo de muchos años con la política imperial de Carlos V. 
No es extraño que Miguel de Cervantes lo admirara: miembro de una gran familia, un gran diplomático, un respetado humanista (que tradujo, que coleccionó, que promovió reuniones y participó en tertulias, que escribió historia, que conocía varias lenguas), un poeta que innovó de manera importante en el terreno literario. Se suele aceptar que entre los homenajes literarios sobresale el que le rindió Cervantes al convertir a Hurtado de Mendoza en un personaje de su novela pastoril, La Galatea. Una de las claves que permiten identificar a Meliso con Mendoza, en una novela donde se acepta, como en otras de la serie pastoril, el retrato de personajes conocidos a través del disfraz de pastor, son estos versos puestos en boca de Tirsi:
 
“Después que en el aprisco veneciano / las causas y demandas decidiste / del gran pastor del ancho suelo hispano”, y estos otros de Damón: 
“Después también que con valor sufriste / el trance de fortuna acelerado / que a Italia hizo, y aun a España, triste”.

 

Obras de ~: Obras del insigne cavallero don Diego de Mendoza, embaxador del emperador Carlos Qvinto en Roma. Recopiladas por frei Ivan Diaz Hidalgo, del habito de San Iuan, capellan, y musico de camara de su magestad dirigidas a don Iñigo Lopez de Mendoza, Marques de Mondejar, Conde de Tendilla, Señor de la Prouincia de Almoguera, Con Privilegios de Castilla, y Portugal, en Madrid, por Iuan de la Cuesta, Vendese en casa de Francisco de Robles, librero del Rey nuestro señor, 1610; Gverra de Granada hecha por el rei de España don Philippe II, nuestro señor contra los Moriscos de aquel reino, sus rebeldes. Historia escrita en quatro libros […], Publicada por el licenciado Luis Tribaldos de Toledo […] en Lisboa, Por Giraldo de la Viña, Con privilegio, 1627 (Guerra de Granada, ed. de E. González Blanco, Madrid, Castalia, 1970); [Poemas] en A. de Castro (ed.), Poetas líricos de los siglos XVI y XVII, vol. I, Madrid, Rivadeneyra, 1854, págs. 52-103; A. Morel-Fatio, “Poésies burlesques et satiriques inédites de Diego Hurtado de Mendoza”, en Jahrbuch für romanische und englische Sprache und Literatur, II (1875), págs. 63-80 y 186-209; Poesías satíricas y burlescas de D. Diego Hurtado de Mendoza, ed. de W. I. Knapp, Madrid, Imprenta de Miguel Ginesta, 1876; Obras poéticas, ed. de W. I. Knapp, Madrid, Miguel Ginesta, 1877; Algunas cartas de Don Diego Hurtado de Mendoza, escritas 1538-1552, ed. de A. Vázquez y R. Selden Rose, New Haven, Yale University, 1935 (reimp. New York, AMS, 1973); Epístolas y otras poesías, pról. de P. Bohigas, Barcelona, Montaner y Simón, 1944; “A ti, doña Marina”. The Poetry of Don Diego Hurtado de Mendoza Contained in the Autographic Manuscript, Esp. 311, Bibliothèque Nationale Paris, ed. de C. Malcolm Batchelor, La Habana, Impresores Úcar, 1959; D. O. Korn, A critical Edition of selected Sonnets of Don Diego Hurtado de Mendoza, tesis doctoral, Michigan, University, 1985; Poesía completa, ed. de J. I. Díez Fernández, Barcelona, Planeta, 1989; Poesías satíricas y burlescas, intr. de M. Villar Raso, Granada, Caja de Ahorros y Monte de Piedad, 1989; Poesía, ed. de L. F. Díaz Larios y O. Gete, Madrid, Cátedra, 1990; Poesía erótica, ed. de J. I. Díez Fernández, Archidona (Málaga), Aljibe, 1995.

 

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EL SISTEMA CONSTITUCIONAL DE BÉLGICA.

REGION BRUSELAS CAPITAL.

La ciudad de Bruselas, es la capital de la Unión Europea, Bélgica, Flandes, y de la región de Bruselas Capital.



El gobierno de la Región de Bruselas-Capital es la administración política de la Región de Bruselas-Capital de Bélgica. Se celebran elecciones cada cinco años. El gobierno está encabezado por un ministro presidente, cuatro ministros y tres secretarios de Estado .
Además, hay un Gobernador de la Región de Bruselas Capital, que es nombrado por el gabinete y tiene la responsabilidad de hacer cumplir las leyes relativas al orden público en la Región de Bruselas-Capital. Los poderes del gobernador son relativamente limitados.
La región de Bruselas capital está dividida en 19 municipios . Cada municipio tiene su propio gobierno, responsable del manejo de las tareas a nivel local, como la aplicación de la ley y el mantenimiento de escuelas y carreteras dentro de sus fronteras. La administración municipal también está a cargo de un alcalde, un consejo y un ejecutivo.

Descripción.

La actual Región de Bruselas-Capital coincide territorialmente con la zona bilingüe de Bruselas-Capital y el distrito de Bruselas-Capital , que además de comuna de Bruselas incluye otros 18 municipios que se urbanizaron con el núcleo de la ciudad a lo largo de los siglos XIX y XX. 
 A diferencia de la mayoría de las otras grandes aglomeraciones de Bélgica (como Amberes, Gante, Charleroi y Lieja), la aglomeración de Bruselas no participó en la operación de fusión de municipios en 1977, por lo que el número de municipios se mantuvo sin cambios. 
En el pasado (1922), sólo los municipios de Laeken, Haren y Neder-over-Heembeek estaban incorporados al municipio de Bruselas.

Historia
 
El 12 de enero de 1989, creo la Región de Bruselas-Capital, formados por 19 comunas, y establece sus órganos legislativo y ejecutivo. Además, transfiere a la región el ejercicio de las competencias de la Aglomeración de bruselas y regula el ejercicio de las competencias comunitarias creando en particular las Comisiones comunitarias ( Comisión comunitaria común , Comisión comunitaria francesa y comisión comunitaria flamenca).
Desde entonces, Bruselas constituye una región por derecho propio, comparable a las regiones flamenca y valona, ​​con la diferencia de que no se beneficia (como la Comunidad germanófona de Bélgica ) del principio de autonomía constitutiva, lo que significa que no puede establecer por decisión de sus propias autoridades la composición de su parlamento y de su gobierno, así como determinadas reglas de funcionamiento. 
Además, a diferencia de otras regiones y comunidades, el Parlamento de la Región de Bruselas-Capital adopta ordenanzas y no decretos . En el derecho belga, las ordenanzas son jerárquicamente inferiores a los decretos regionales, lo que significa que no tienen estrictamente fuerza de ley a diferencia de los decretos. Se trata de una indicación más de que la situación de igualdad aún no es perfecta entre Bruselas-Capital y las demás regiones de Bélgica: la Región Flamenca y la Región Valona .

Parlamento. 

El Parlamento de la Región de Bruselas-Capital también se conoce como Parlamento Regional de Bruselas. Es el principal órgano de toma de decisiones de la Región de Bruselas-Capital. Constitucionalmente, el parlamento está compuesto por 72 miembros de habla francesa y 17 miembros de habla holandesa .

Funciones 
El edificio del Parlamento de Bruselas


El papel del Parlamento de Bruselas consiste principalmente en controlar el gobierno de la Región de Bruselas-Capital , aprobar el presupuesto y crear y aprobar legislación en materia regional, conocida como ordenanzas, que son jurídicamente vinculantes. Una de sus primeras tareas tras la renovación del Parlamento es nombrar cinco ministros y tres secretarios de Estado regionales , que juntos forman el gabinete de la Región de Bruselas-Capital .
Los 89 miembros del Parlamento de Bruselas están divididos en dos grupos lingüísticos: 72 pertenecen al grupo de habla francesa y 17 miembros pertenecen al grupo de habla holandesa. 

Como poder legislativo regional, el Parlamento de Bruselas legisla sobre:

  • Desarrollo del territorio;
  • política ambiental y hídrica;
  • renovación rural y conservación de la naturaleza;
  • vivienda ;
  • agricultura ;
  • economía ;
  • la política energética;
  • poderes subordinados (cultos y comunas);
  • política de empleo;
  • obras públicas y transporte;
  • bienestar de los animales;
  • seguridad vial ;
  • supervisión de provincias, intermunicipios y municipios;
  • investigación científica y cooperación internacional en estas áreas.



La Comisión Comunitaria Común (French: Commission communautaire commune, Dutch: Gemeenschappelijke Gemeenschapscommissie) es responsable de los asuntos de la comunidad de Bruselas que son comunes tanto a la Comunidad francesa como a la Comunidad flamenca y de las instituciones que caen dentro de las competencias de las Comunidades pero que no pertenecen exclusivamente a cualquiera de las Comunidades en la Región de Bruselas-Capital de Bélgica . Un ejemplo de ello son los hospitales bilingües de la región de Bruselas .
Las principales responsabilidades de la Comisión Comunitaria Común son la política sanitaria (medicina curativa y preventiva) y la asistencia a las personas (protección de la juventud, bienestar social, ayuda a las familias, servicios de asistencia a los inmigrantes, etc.).
La Comisión Comunitaria Común está compuesta por un consejo, la Asamblea Unida, y un ejecutivo, el colegio unido ( l'Assemblée réunie (Verenigde Vergadering), et d'une instance exécutive, le collège réuni (Verenigd College).) La Asamblea Unida está formada por miembros tanto del Consejo de la Comisión de la Comunidad Flamenca como de la Asamblea de la Comisión de la Comunidad Francesa , y es igual a la membresía del Parlamento de Bruselas (que es un parlamento regional, más que comunitario).
 El Colegio Unido comprende a todos los miembros del Gobierno de la Región de Bruselas-Capital , excepto a los Secretarios de Estado . El Colegio Unido está presidido por el Ministro-Presidente de la Región de Bruselas , que sólo tiene voto consultivo. Como resultado, hay dos diputados francófonos y dos flamencos con derecho a voto.
La Asamblea Unida puede legislar mediante ordenanza . Para adoptar una ordenanza será necesaria la presencia de la mayoría de sus miembros y la mayoría absoluta de los votos emitidos deberá ser favorable. Sin embargo, también debe haber una mayoría en cada uno de los dos grupos lingüísticos.


La Vlaamse Gemeenschapscommissie (o VGC , Comisión de la Comunidad Flamenca ) es la representante local de las autoridades flamencas en la Región de Bruselas-Capital , una de las tres regiones de Bélgica . El VGC depende del Parlamento flamenco , y su consejo está formado por los miembros del grupo lingüístico holandés del Parlamento de Bruselas, mientras que su ejecutivo está formado por los dos ministros flamencos y el secretario flamenco del Gobierno de Bruselas-Capital.
El VGC fue creado por ley especial (constitucional) del 12 de enero de 1989.
El VGC tiene competencias en materia cultural, educativa, de bienestar y de salud para los flamencos en Bruselas. Se estima que llega con sus servicios a unos 200.000 habitantes de Bruselas, en su mayoría de habla holandesa, y a un número importante de inmigrantes . Sin embargo, en la práctica muchas de estas competencias son bastante limitadas; por ejemplo, no tiene la más mínima autoridad para los hospitales.
En sentido estricto, el VGC sólo es competente para las instituciones que dependen del gobierno flamenco y no para los ciudadanos individuales. Esto fue consecuencia del hecho de que no se estableció formalmente la ciudadanía flamenca. La VGC es la sucesora de la   Nederlandse Commissie voor de Cultuur van de Brusselse agglomeratie (NCC) (en flamenco), establecida en 1971. La VGC también asumió todas las responsabilidades específicas de la comunidad flamenca en Bruselas de la antigua provincia de Brabante cuando se dividió. 
No tiene poder legislativo a diferencia de las otras dos comisiones comunitarias. El equivalente francés puede adoptar decretos y la Comisión de la Comunidad Común puede adoptar ordenanzas , ambas con fuerza de ley.



La Commission communautaire française ( COCOF ) o Comisión de la Comunidad Francesa es el representante local de las autoridades francófonas en la Región de Bruselas-Capital , una de las tres regiones de Bélgica .
El 3 de diciembre de 2001, la Assemblée de la Commission communautaire française o ACCF (Asamblea de la Comisión de la Comunidad Francesa) cambió informalmente su nombre a Parlement francophone bruxellois (Parlamento francófono de Bruselas).
A diferencia de la Comisión de la Comunidad Flamenca, la Comisión de la Comunidad Francesa ha concedido poder legislativo en algunas áreas (como el turismo y la atención sanitaria) por parte de la Comunidad Francesa de Belgica.
La comisión está compuesta por un órgano ejecutivo,el Colegio y un órgano legislativo, el Parlamento francófono de Bruselas.  (le Collège), et d’un organe législatif (le Parlement francophone bruxellois).


  

En Bélgica , un  decree, traducido Decreto al español (Dutch: decreet, French: décret) es una forma de legislación aprobada por los parlamentos comunitarios o regionales , excepto por el Parlamento de Bruselas.
Los decretos tienen la misma fuerza jurídica que las leyes, que sólo pueden ser aprobadas por el Parlamento Federal. Es más, a diferencia de otros estados federales, no existe ninguna jerarquía entre las leyes (federales) y los decretos (comunitarios o regionales), ya que se supone que cada entidad tiene una jurisdicción sobre la materia claramente definida. La única diferencia está en la terminología (y naturalmente en la aplicabilidad territorial, ya que los decretos sólo son válidos en la jurisdicción del parlamento que los aprobó).

Las cinco asambleas legislativas siguientes tienen facultad para aprobar decretos:

  • El Parlamento flamenco y el Parlamento de la Comunidad francesa , siendo los parlamentos de las dos comunidades principales, directamente en virtud del art. 127-129 de la Constitución
  • El Parlamento de la Comunidad Germanófona , directamente en virtud del art. 130 de la Constitución
  • Las asambleas regionales a que se refiere el art. 39 de la Constitución, siendo de facto únicamente el Parlamento valón , ya que los asuntos regionales flamencos son ejercidos por el Parlamento (comunitario) flamenco, y como Bruselas es un asunto organizado por separado (con ordenanzas en lugar de decretos). La facultad de aprobar decretos para las asambleas regionales sólo está otorgada indirectamente por la Ley Especial de Reforma Institucional de 1980, y en la Constitución se la denomina "normas previstas en el artículo 134".
  • La Asamblea de la Comisión de la Comunidad Francesa , que se conoce informalmente como Parlamento Francófono de Bruselas. Ambas Comunidades (flamenca y francesa) pueden transferir poderes legislativos a sus Comisiones en Bruselas, pero sólo la Comunidad francesa lo ha hecho. La contraparte flamenca , el Consejo de la Comisión de la Comunidad Flamenca , no tiene poder para aprobar decretos y permanece bajo el control total del Parlamento flamenco. En cambio, legisla mediante regulation. 
  • Este poder se introdujo en la primera reforma estatal en 1970, a los entonces establecidos consejos culturales holandés y francés, los precursores de los actuales parlamentos de las dos comunidades principales.
A diferencia de las leyes, los   decrees  no están sujetos a la sanción del rey. Los decretos no los firma ni promulga el rey , sino que los promulga el órgano ejecutivo, ya sea la comunidad o el gobierno regional o, en el caso del Parlamento francófono de Bruselas, el Colegio de la Comisión de la Comunidad Francesa. Los decretos y ordenanzas ( Ordinances ) se publican en el Diario Oficial belga. A diferencia de las ordenanzas (Ordinances) , los decretos no están sujetos a revisión judicial ni a supervisión por parte del gobierno federal. Sin embargo, el Tribunal Constitucional es responsable de supervisar la división de poderes entre el Estado federal, las comunidades y las regiones y puede anular leyes,  decrees  y ordenanzas.

Variantes de decretos:

Existen decretos especiales (Special decrees) equivalentes a leyes especiales: dicha legislación requiere una mayoría de dos tercios en el parlamento y es necesaria para ciertos asuntos (principalmente relacionados con educación y asuntos institucionales).
Varias de las entidades mencionadas anteriormente pueden adoptar un decreto conjunto  joint decree (nl. gezamenlijk decreet, fr. décret conjoint), que es un decreto aprobado por múltiples entidades y que se aplica a cada una de ellas.
 Este mecanismo de cooperación es posible según el artículo 92bis/1 de la Ley Especial de Reforma Institucional, introducida en 2014 como parte de la sexta reforma estatal . El primero de estos decretos fue el decreto conjunto de la Región Valona y la Comunidad Francesa del 19 de julio de 2017 sobre una política de datos abiertos. 

  

Nota: En Bélgica , una ordinance (Dutch: Ordonnantie, French: ordonnance) es una forma de legislación aprobada por el Parlamento de Bruselas en ejercicio de sus competencias regionales y por la Asamblea Unida de la Comisión de la Comunidad Común.
 En principio, las ordenanzas tienen la misma fuerza jurídica que las leyes y los decretos, pero el Gobierno federal tiene la autoridad de suspender las ordenanzas si, en su opinión, podrían poner en peligro el papel de Bruselas como capital de Bélgica o el papel internacional de Bruselas, a veces considerada la "capital de la Unión Europea ".
En Bélgica , un regulation (Dutch: verordening, French: règlement) es una forma de legislación aprobada por el Parlamento de Bruselas en ejercicio de sus competencias de aglomeración y por la Comisión de la Comunidad Común en determinados casos.


Gabinete
Hotel de Grimbergen


El gabinete de la región de Bruselas-Capital está compuesto por ocho miembros, encabezados por un Ministro-Presidente . En el gabinete hay cuatro ministros, dos de los cuales deben ser francófonos y dos flamencos. De los tres secretarios de Estado, al menos uno debe ser flamenco. En la práctica, el Ministro Presidente es siempre francófono, por lo que el gabinete de la Región está formado por cinco miembros francófonos y tres neerlandófonos.


BRUSELAS.

De arriba a abajo y de izquierda a derecha: 1) Área de negocios barrio norte; 2) Alfombra floral en la Grand Place ; 3) Ayuntamiento y zona del Mont des Arts; 4) Parque Cincuentenario; 5) Manneken Pi; 6)  Catedral de San Miguel y Santa Gúdula ; 7) Columna del Congreso; 8) Palacio Real.



Bruselas apareció por primera vez en la historia como Broucsella, que viene de brouc, pantano, y sella, asentamiento, o lo que equivaldría a 'asentamiento en el pantano'.
El río Senne era navegable hasta las puertas de Bruselas, que ya para el siglo xi se había convertido en un puesto de comercio en el camino entre Brujas y Colonia.
Bruselas era administrada por los condes de Brabante. Estos iniciaron la construcción del primer castillo en la colina de Coudenberg hacia el siglo xii. Brabante era ya en el siglo xiii un ducado poderoso y próspero. Comprendía, aparte de Bruselas, Lovaina y 's-Hertogenbosch, ciudades como Amberes y Breda y se extendía hasta los Grandes Ríos. En el siglo xiii se construyó la primera muralla de la ciudad. Jan I se convirtió en duque de Brabante a finales de ese siglo. En ese momento decidió que el neerlandés - diets - pasaría a reemplazar al latín para la redacción de los documentos oficiales.

En ese tiempo la ciudad era regida por siete jueces laicos, gente de la clase patricia: los Coudenberge, 's Huge's Kints o Clutine, los Leeuws, Rodenbeke, Serroelofs, Uten Steenwege, Weerts. Entre otras cosas, estos jueces tenían el deber de cuidar las siete puertas de la ciudad.


Hacia 1303 la pequeña burguesía se rebela y obtiene el derecho de participar en la administración de la ciudad. Estaban representados por diecisiete gremios. Esta prerrogativa duró solo hasta 1306, cuando el duque y los patricios se unieron para quitarles el poder. El 1 de mayo estas fuerzas derrotan a los gremios en Vilvoorde.
El 17 de agosto de 1356 el conde de Flandes ocupó Bruselas y reemplazó el diets por el francés como idioma oficial. Esto no duró mucho tiempo porque el 24 de octubre un comando de un centenar de bruselenses liderados por t'Serckaes penetraron Bruselas, expulsaron a los soldados del duque de Flandes y devolvieron el poder al Ducado de Brabante. El diets volvió a pasar a ser el idioma oficial. En 1420 se construyó el Hotel de Ville en la plaza del mercado o plaza mayor.

La burguesía gremial en Bruselas.
Bruselas, situada en la ruta que unía Brujas con Colonia, dos de las ciudades importantes de la Liga Hanseática, prosperó enormemente gracias al comercio textil de lino, paño y tapices. Este negocio estaba controlado por las familias más poderosas que constituyeron los “Siete Linajes”. Los linajes constituyeron una primera “nobleza urbana” que fue obteniendo una serie de privilegios políticos y comerciales del Duque de Brabante, hasta que, además del poder económico, se alzaron con el control político, repartiéndose los cargos de gobierno entre ellos (siete linajes de los que salían los siete jueces que controlaban las siete puertas de la ciudad). Los linajes acordaban con el villicus, que era el representante del Duque en la ciudad, la elección anual del escabino (magistrado que regía la ciudad) y del jurado (que lo complementaba). Se tiene constancia de que esta oligarquía existía al menos desde el año 1306. 
Por su parte, los artesanos, como medida de protección ante abusos, comenzaron a agruparse en gremios. En Bruselas estaban reconocidos 49 gremios que se agruparon en nueve comunidades denominadas “Nueve Naciones”.
La rebelión de los gremios de 1421 contra la autoridad de los linajes se saldó con la entrada de los primeros en el gobierno de la ciudad. En ese año se aprobó una nueva constitución municipal que regulaba el reparto de poder entre los “patricios” (linajes) y los “plebeyos” (gremios). El acuerdo se mantendría hasta 1795. La nueva constitución establecía un gobierno para la ciudad compuesto por diecinueve personas. Diez procedían de los Siete Linajes y nueve de los gremios. Los diez miembros de los linajes tenían asignados los puestos de primer burgomaestre, siete concejales delegados (échevins) y dos tesoreros. Los nueve representantes de los gremios recibían los cargos de segundo burgomaestre, dos receptores y seis consejeros. Estos nueve se eran escogidos por los patricios de una lista de 49 personas propuesta por los 49 gremios, escogiendo a un miembro de cada “nación” para el gobierno municipal.


Edad Moderna

Carlos de Habsburgo, quien había nacido en Gante, volvió a otorgar a Bruselas como la sede del Brabante Flamenco y los consejos de gobierno comenzaron a realizarse allí.​ Esto atrajo inmigrantes a la ciudad que por primera vez supera la importancia de otras ciudades como Lovaina, Amberes y Malinas.
Carlos persiguió a los protestantes desde el comienzo en esta región. El 1 de julio de 1523 fueron ejecutados los monjes agustinos Henricus Vos y Johannes van den Esschen. Estos se convirtieron en los primeros protestantes en ser ejecutados después de que Lutero colocase sus tesis en la puerta de Wittenberg.
En 1556 se celebró la ceremonia de abdicación de Carlos de Habsburgo en el Aula Magna del Palacio de Coudenberg. La inquisición española hacía estragos en los Países Bajos. Eso motivó a que unos doscientos nobles de la región marcharan en 1566 ante el palacio de Margarita de Parma para pedir que se terminase la inquisición en la zona. Felipe II, que tenía a sus soldados concentrados en la guerra contra los turcos en el Mediterráneo, mandó a declarar que aceptaba la petición, pero solo lo hacía porque había sido obligado a ello.
Bruselas fue durante un tiempo una ciudad calvinista miembro de la Unión de Utrecht, pero en 1585 la ciudad capituló ante las tropas de Alejandro Farnesio, el Duque de Parma.

Bruselas hacia 1745


El 13 de agosto de 1695, durante el reinado de Luis XIV, las tropas del mariscal de Villeroy, que había invadido Brabante, bombardea Bruselas desde el Scheut, en Anderlecht. Los cañones destruyen casi toda la plaza mayor salvo el edificio del ayuntamiento, así como buena parte del resto de la ciudad. Un tercio de la superficie fue afectada: de 3830 a 5000 edificios. Otros gobiernos europeos protestaron por este régimen de terror de los franceses.

siglo xviii

El 12 de octubre de 1798 se produjo un levantamiento de campesinos contra Napoleon Bonaparte. Los motivos principales fueron los elevados impuestos, la política anticlerical de cierre de iglesias, persecución de curas y la introducción del reclutamiento forzoso. El levantamiento fue finalmente reprimido el 5 de diciembre en Ter Hilst (Hasselt).
La independencia de Bélgica marcaría un antes y un después en la evolución de Bruselas, que se convertiría en la capital del nuevo reino. La ciudad iniciaría entonces una serie de reformas trascendentales con el objetivo de representar el estatus adquirido.
Pero en aquel año 1830, Bruselas seguía circunscrita al perímetro amurallado, aunque ya había comenzado su derribo años atrás, por orden de Napoleón Bonaparte.
 Complementariamente, en su entorno, una serie de pequeños municipios agrícolas constituían una constelación urbana alrededor de ella.

La topografía de Bruselas refleja también su “bipolaridad” entre la “ciudad alta” al este y la “ciudad baja” al oeste. La imagen recoge las curvas de nivel cada cinco metros y muestra el trazado de la primera y segunda murallas de Bruselas (en línea continua) y la extensión de la ciudad en 1862 (línea discontinua). Se indica también la posición de los bulevares interiores entre las estaciones ferroviarias del norte y del sur.


En 1842 se finalizó la demolición del muro (solo se conserva la Porte de Hal) y, en su lugar, se fueron construyendo, paulatinamente, los bulevares exteriores que definen actualmente el “Pentágono” del centro histórico de Bruselas (denominado así por la peculiar disposición de las desaparecidas murallas). Sus aproximadamente ocho kilómetros de recorrido envolvían una ciudad que iba a sufrir una remodelación extraordinaria. La densidad de su trama histórica y las viejas casas unifamiliares que la completaban irían dando paso a nuevos trazados, rectilíneos y amplios, a barrios de vivienda plurifamiliar y a nuevos equipamientos que conformarían, a lo largo del siglo XIX, una nueva Bruselas.

El “Pentágono” en 1837, con el trazado previo a las grandes operaciones posteriores, como los bulevares interiores, el soterramiento del rio Senne y del canal Willembroeck, o la construcción del Palacio de Justicia.


Operaciones tempranas, como la creación del barrio que envuelve a la Place St.-Jean, producto del traslado del viejo hospital de St.-Jean, o del barrio de la Place du Béguinage junto al antiguo mercado, comenzaron a transformar la ciudad. Complementariamente, nuevos espacios comerciales como las galerías Saint-Hubert abiertas en 1846 según el diseño del arquitecto Jean-Pierre Cluysenaar, o la construcción de las dos estaciones ferroviarias que se situaron exteriormente al casco, en su frontera norte (desde 1835) y sur (desde 1840) prepararían la fase más importante de las grandes obras de Bruselas, impulsadas por el burgomaestre Jules Anspach, que gobernó la ciudad durante quince años (1864-1879).
El alcalde Anspach puso en marcha una serie de transformaciones urbanas radicales que siguieron el modelo establecido por el Barón Haussmann en París. Así, entre 1868 y 1871, se abrieron los bulevares interiores, que enlazarían directamente las estaciones ferroviarias norte y sur, aprovechando, en parte, el cauce del rio Senne, que sería soterrado. El nuevo eje, de más de dos kilómetros de longitud y de unos veinticinco metros de anchura, cuenta con tres tramos, que, desde el sur, son: Boulevard Maurice Lemonnier, Boulevard Anspach y Boulevard Adolphe Max (bifurcado con el Boulevard Emile Jacqmain), y quedan articulados por plazas (Place Fontainas y Place de Brouckère). 
También se abrió la Place de la Bourse, en el Boulevard Anspach, junto al edificio de la Bolsa (construido entre 1868 y 1873 según los planos del arquitecto León-Pierre Suys). La nueva espina dorsal de la ciudad animaría la remodelación de los barrios contiguos. Entre estas reconstrucciones urbanas destacan la que se llevó a cabo a partir de 1871 en el barrio de Notre-Dame-des-Neiges (entre rue Royale, rue de Louvain, rue de la Sablonnière y el bulevar exterior) con un nuevo trazado de geometría radial centrado en la Place de la Liberté; o la que modificó el sureste replanteando el enlace de las colinas de Coudenberg con la ciudad baja (rue Montagne de la Cour, rue Madelaine). Uno de los indiscutibles emblemas arquitectónicos del momento (que sería fuertemente denostado por las vanguardias modernas de finales del siglo XIX) fue el Palacio de Justicia, el gigantesco edificio proyectado por Joseph Poelaert, cuya construcción, desarrollada entre 1866 y 1883, modificó todo su entorno.
Principales transformaciones urbanas en el “Pentágono” de Bruselas, entre 1850 y las primeras décadas del siglo XX: 1. Estación de Bruselas Sur (Gare de Bruxelles-Midi / Brussel-Zuid); 2. Estación de Bruselas Norte (Gare de Bruxelles-Nord / Brussel-Noord); 3. Boulevard Lemmonier-Boulevard Anspach; 4. Rue du Midi; 5. Rue Van Artevelde; 6. Reestructuraciones en la Place du Béguinage; 7. Cubrición de los antiguos “quais”; 8. Palacio de Justicia; Rue de la Régence; 10. Reestructuracionesdel siglo XX en torno a la actual Estación Central (Gare de Bruxelles-Central / Brussel-Centraal); 11. Barrio de la Place de la Liberté (imagen procedente de la “Historia del Urbanismo. El Siglo XIX” de Paolo Sica)



La  ciudad antigua no dejaría de transformarse durante el siglo XX y, por ejemplo, su parte noroeste, en el área de la Place Sainte-Catherine, que había contado con varios muelles del canal Willenbroeck (que unía Bruselas con Amberes), vio rellenar su cauce para crear un nuevo barrio (el nombre de las calles recuerda su antiguo uso portuario). También fue muy importante la remodelación provocada por la construcción de la Estación ferroviaria Central y de la línea que le daba servicio uniendo las estaciones norte y sur, en parte soterrada, originando los bulevares de l’Empereur o de Berlaimont.
En general, el casco histórico de Bruselas sufriría un proceso de renovación que casi haría desaparecer su esencia antigua. De esa época dan testimonio algunos edificios (como la catedral de Bruselas, de los Saints-Michel-et-Gudule) y algún espacio tan extraordinario como la Grand Place que logró preservarse, pero otros muchos lugares y trazados históricos desaparecieron bajo los intereses inmobiliarios derivados en gran medida de los ingentes recursos obtenidos por la explotación colonial.
En  paralelo, a mediados del siglo, se superarían los límites de la ciudad histórica y se comenzaría el planteamiento de ensanches exteriores. El primero fue el Quartier Leopold, un gran proyecto urbano comenzado en 1850, ubicado el este, en la zona alta más allá del parque interior del “Pentágono” (el Parque de Bruselas, Parc de Bruxelles o Warandepark). Este barrio sería rematado por otro gran espacio verde, el Parque del Cincuentenario, construido en 1880 para celebrar el aniversario de la independencia belga. El Quartier Leopold se convertiría en un lugar muy exitoso donde se asentarían las élites (hoy se encuentra muy transformado y suele recibir el nombre de Quartier Européene, el barrio europeo, caracterizado por la presencia de las sedes de las principales instituciones de la Unión). 
Por el sureste, en el término de Ixelles se consolidaría el barrio Louise, un barrio señorial vertebrado por la Avenue Louise, Louizalaan, que sería un nuevo gran eje urbano (curiosamente perteneciente a Bruxelles-Ville), que comunicaba el centro con el gran Bosque de Soignes). Este ensanche albergaría alguno de los edificios modernistas más significativos de Bruselas.
Plano de Bruselas en 1910. El “Pentágono” había sido ampliamente excedido y los crecimientos de Bruselas se estaban produciendo en los municipios vecinos.


El  rápido crecimiento de Bruselas superó rápidamente sus límites municipales e invadió los términos limítrofes. Además, esos pueblos del entorno experimentaron su propio desarrollo.
 El resultado de esa doble dinámica extensiva fue la creación de una importante aglomeración urbana continua (que hoy alcanza el millón doscientas mil personas). Pero Bruselas no siguió la estrategia de otras capitales, que absorbieron los municipios del entorno convirtiéndolos en distritos administrados bajo la autoridad única del gobierno de la ciudad principal. 
Los ayuntamientos vecinos a Bruselas mantuvieron su autonomía (con la excepción de Laeken, Neder-Over-Heembeek y Haren, unidos en 1921 a Bruxelles-Ville) y hoy el conjunto forma un área metropolitana conocida como Región de Bruselas-Capital, formada por diecinueve municipios que, en su denominación francesa, son: 
Anderlecht, Auderghem, Berchem-Sainte-Agathe, Bruxelles-Ville, Etterbeek, Evere, Forest, Ganshoren, Ixelles, Jette, Koekelberg, Molenbeek-Saint-Jean, Saint-Gilles, Saint-Josse-ten-Noode, Schaerbeek, Uccle, Watermael-Boitsfort, Woluwe-Saint-Lambert y Woluwe-Saint-Pierre.
 
Administrativamente, la Región de Bruselas-Capital es una de las tres regiones en las que se divide Bélgica, junto a Valonia y Flandes.
Mapa con los 19 municipios que conforman la región de Bruselas Capital: 1. Anderlecht; 2. Auderghem; 3. Berchem-Sainte-Agathe; 4. Bruxelles-Ville; 5. Etterbeek; 6. Evere; 7. Forest; 8. Ganshoren; 9. Ixelles; 10. Jette; 11. Koekelberg; 12. Molenbeek-Saint-Jean; 13. Saint-Gilles; 14. Saint-Josse-ten-Noode; 15. Schaerbeek; 16. Uccle; 17. Watermael-Boitsfort; 18. Woluwe-Saint-Lambert; y 19. Woluwe-Saint-Pierre



Con todo, la gestión de la metrópoli de Bruselas es muy compleja. No es sencillo manejar una entidad que en realidad es un conjunto con muchas cabezas. Salvo algunas cuestiones que son mancomunadas entre las 19 comunas (como la protección contra incendios, la recogida de basuras o el urbanismo), cada uno de los municipios tiene sus propias normas y entra, en muchas ocasiones, en conflicto con las demás. Es llamativo el hecho de que en la aglomeración urbana existan seis cuerpos de policía diferentes, lo cual dificulta mucho la coordinación y compromete la eficacia de sus resultados (como se pudo comprobar en el caso de los atentados de marzo de 2016). 

De esto se lamentaba el ministro federal de interior belga, Jan Jambon, cuando, en 2015, decía que “Bruselas es una ciudad relativamente pequeña, de 1,2 millones de habitantes, pero tenemos seis departamentos de policía y 19 autoridades municipales diferentes. Nueva York tiene 11 millones de habitantes y sólo tiene un departamento de Policía" (“Brussels is a relatively small city, 1.2 million. And yet we have six police departments. Nineteen different municipalities. New York is a city of 11 million. How many police departments do they have? One.” Foro Político celebrado en Bruselas el 10 de noviembre de 2015).

La “esquizofrenia” de Bélgica y la multiculturalidad de Bruselas (identidades en conflicto).

El territorio belga fue muy codiciado por las potencias europeas de diferentes épocas, y sus disputas se prolongaron durante siglos determinando la historia del lugar. En consecuencia, por allí pasaron gentes muy diversas que dejaron su influjo, principalmente desde el ámbito francés y holandés. Estas circunstancias acabarían generando una cultura muy particular que hibridaría esas dos órbitas, expresando múltiples contraposiciones que van desde lo lingüístico a lo religioso y que ocasionan una cierta “esquizofrenia”. 
La independencia de Bélgica relajaría (pero no eliminaría) esas tensiones. Por ello, uno de los rasgos constitutivos de la Bélgica del presente, es la tirantez entre el área más proclive a Francia (Valonia) y la que mira hacia Holanda (Flandes), que ha creado divisiones profundas. La rápida industrialización del país a lo largo del siglo XIX atrajo a numerosos inmigrantes procedentes de muchas partes de Europa que reforzarían la multiculturalidad del territorio, aunque sin lograr eliminar la “bipolaridad” belga.

La realidad lingüística belga es una de las principales bases de la “esquizofrenia” belga

La  “esquizofrenia” belga persiste en la actualidad alimentando deseos de separatismo, impulsados, sobre todo, por los nacionalistas flamencos.  Los datos son reveladores, porque además de la diferencia idiomática entre el francés y el flamenco (lenguas habladas por el 40% y el 60% de la población respectivamente) y el hecho geográfico diferencial (Flandes es llano y con acceso al mar mientras que Valonia es interior y tiene una buena parte montañosa), las dos “almas” belgas son también distintas en cuanto al carácter de cada población (con muchos tópicos cruzados) y socioeconómicamente (Flandes, que cuenta con el 60% de la población del país, es más rica, tiene menos desempleo y sus sueldos son, en términos medios, mayores).
 Por todo esto, la amenaza de escisión está siempre presente, pero sin activarse definitivamente, quizá sujetada por la presencia de Bruselas como elemento de cohesión.
Flandes y Valonia podrían aparecer como un matrimonio que no se separa por el hijo (Bruselas) y así lo reflejan algunas viñetas cómicas “(¡Deja de llorar! Despues de todo, tú eres la única razón para que sigamos juntos todavía”)



La Bruselas histórica escenificaría físicamente esta bipolaridad belga, ya que la ciudad ofrecía dos zonas bien diferenciadas topográficamente: por el este, se encontraba la “ciudad alta”, acomodada y francófona, mientras que por el oeste aparecía la “ciudad baja”, habitada por comerciantes, artesanos y obreros que eran mayoritariamente flamencos.
 
Hoy, aunque, en cierto modo, esa dinámica urbana este-oeste subsiste todavía, la realidad de la capital es más compleja (la estructura de la región de Bruselas sigue mostrando una división, cuya frontera seguiría aproximadamente el curso del desaparecido rio Senne, dejando una parte oriental burguesa, mientras que hacia el oeste se extienden los barrios industriales y obreros).
 
Actualmente, Bruselas es una entidad administrativa autónoma enclavada en la región flamenca, aunque el 85% de sus habitantes sean francófonos, con una numerosa población flotante de funcionarios europeos y que, en los últimos decenios, está asistiendo a cambios sustanciales provocados por la consolidación de una importante población extranjera que está afectando a los difíciles equilibrios belgas.

Pero los belgas, y particularmente los bruselenses, también saben hacer de la necesidad virtud. La obligación de búsqueda del consenso para avanzar o la permanente negociación para delimitar competencias han impregnado su carácter de un espíritu mediador, aunque también subsistan comportamientos radicales (nacionalistas, xenófobos, fundamentalistas, etc.) que dificultan la convivencia en la ciudad (y en el país). Por eso, hay quienes ven en Bruselas una identidad incierta, extraviada por las influencias múltiples. Pero otros creen lo contrario, interpretando que la capital belga expresa con inusitada nitidez la esencia de la nueva Europa, un continente multifacético, donde confluyen culturas muy diversas, procedentes también de otras partes del mundo.

Bruselas, reflejando esa doble esencia belga, pero también representando una excepción multicultural, ha tenido que buscar el equilibrio entre posiciones extremas. Quizá esa vocación de mediación entre posturas enfrentadas potenció su estratégica posición y le permitió convertirse en la “capital oficiosa” de la Unión Europea, albergando las sedes de sus principales instituciones.

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