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Libro de Proverbios, 8 20, de la Biblia. "Yo camino por la senda de la justicia, por los senderos de la equidad."

miércoles, 17 de febrero de 2016

288.-Mapa : Magni Mogolis Imperium (1681); Olfert Dapper. a

Magni Mogolis Imperium.


Anllela camila hormazabal moya


India (Imperio Mogol). Mapa histórico, 1681

Magni Mogolis Imperium  / Olfert Dapper (1636-1689).- [Nuremberg].- Mapa: 34 x 28 cm ; hojas 37 x 32 cm. Grabado con plancha de cobre, coloreado a mano. Texto en latín.
En el ángulo superior derecho, cartela con decoración de escudos, armas y productos frutales. Título en su interior.

En el ángulo inferior izquierdo, figuras pisciformes con instrumentos de navegación.

Escala gráfica de 80 milliaria anglicla (=4 cm)

 Cartela Escala gráfica y figuras pisciformes

Anllela camila hormazabal moya

Descripción del Imperio mogol. Contiene red hidrográfica, provincias y principales ciudades. Corresponde principalmente al norte de la India, delimitado por Tartaria, Persia, Mar arábigo, Bengala y Golfo de Bengala, antes denominado, según la toponimia de Ptolomeo, Sinus Gangeticus.

Anllela camila hormazabal moya



Biografía Olfert Dapper.


(enero de 1636 - 29 de diciembre de 1689) fue un médico y escritor holandés . Escribió libros sobre historia y geografía mundial , aunque nunca viajó fuera de los Países Bajos.
Olfert Dapper nació a principios de 1636 en el Jordaan de Ámsterdam . El 6 de enero de 1636 fue bautizado en la iglesia luterana de Amsterdam. 

En 1663 escribió un libro sobre la historia de Amsterdam . Su Descripción de África (1668) es un texto clave para los estudios africanos .Su libro "es uno de los relatos más autorizados sobre África del siglo XVII publicados en holandés. Las traducciones aparecieron en inglés , francés y alemán . 
Dapper nunca viajó a África, pero utilizó informes de misioneros jesuitas y otros (holandeses) exploradores. A los pocos años publicó sobre China , India , Persia , Georgia y Arabia. Sus libros se hicieron muy conocidos en su propio tiempo. Los platos finos incluyen vistas de Argel, Benin, El Cairo , Ciudad del Cabo , La Valetta , Marrakech , Santa Elena, Tánger , Trípoli, Túnez, así como animales y plantas.

Dapper fue enterrado el 29 de diciembre de 1689 en Amsterdam.


Un gran libro de un bibliófilo destacado: Don Fernando Ortiz.
18/7/2020
Por: Olga Vega García, Biblioteca Nacional José Martí
Encuadernación 

Con motivo de del 139  aniversario del nacimiento del etnólogo e investigador don Fernando Ortiz  nada mejor para conmemorar la efeméride que sacar a la luz uno de los preciados tesoros provenientes de su biblioteca personal, el voluminoso ejemplar que se pasa a describir a continuación.
El autor de la obra, el médico, escritor  y geógrafo holandés Olfert Dapper (que también aparece como Oliver u Oliverio Dapper) constituye punto de referencia obligada para todos aquellos que requieran de información sobre la historia del continente africano, pero a diferencia de otros de sus contemporáneos no se guardan grabados con su retrato en frontispicios u hojas independientes. El por qué de ello es ya una primera interrogante. 
Por otra parte los pocos datos que se localizan resultan contradictorios, ya que hay diferencias entre las fuentes consultadas acerca de si era un verdadero viajero o se limitó a escribir su obra en un período de unos tres años a partir de la bibliografía existente sobre el tema que llegó a sus manos: libros de historia y geografía, y de relatos de viajeros, tipo de literatura muy grata a los lectores de aquel entonces.   
Lo importante en su caso es que no se limitó solamente a recopilar datos como otros estudiosos de aquella época sino que resumió toda la información consultada, y además saliendo de la práctica común en su siglo fue enlazando las variadas disciplinas exponiendo de forma integrada los hechos y no limitándose a  enumerar citas unas a continuación de otras. No por gusto un Museo parisino, le Musée Dapper,  dedicado a divulgar la cultura africana, lleva su nombre a partir de su fundación en 1986.
Nació en Ámsterdam en 1690 en 1635, y fue bautizado en enero del siguiente año.  Ya en mayo de 1658 ingresó en la Universidad de Utrecht y dos años más tarde firmaba como doctor en medicina, aunque no se ha podido demostrar que hubiera cursado estudios.  Todo parece indicar que nunca abandonó Holanda, ciudad donde falleció un 29 de diciembre de 1689.
Entre sus obras se puede citar una descripción histórica de su ciudad natal publicada en l663,  seguida en 1665 por una traducción alemana de las obras de Herodoto. Más tarde se dedicó a la investigación de carácter geográfico hasta el fin de sus días, comenzando por su Nueva descripción de los países africanos (1668), luego por China dos años después (Expedición memorable de los holandeses a las costas y al imperio de la China, 1670),  Persia y Georgia ( en 1672) Descripción de la América y de las tierras del Sud (1673), Nueva descripción de las islas de Africa (1676), Nueva descripción del África (1680) y Arabia (en el mismo año).
2.-Su título más conocido fue la descripción de África.  Existen dos copias muy raras de la edición holandesa, publicada por el grabador  Jacob Van Meurs en 1668 y 1676.  Tras una versión inglesa y una alemana finalmente se publica la francesa a que se hace referencia. Sus obras completas fueron publicadas posteriormente en un volumen bajo el título de Exoticus curiosus, das ist Africa, America und Asiatische curiositaten… (Frankfurt, 1717-1718).
El volumen de la BNCJM tiene marca tipográfica en su portada y está enriquecido por un  abundante material ilustrativo compuesto por frontis calcográfico alegórico al contenido de la obra, mapas, planos y grabados, algunos plegables, además de imágenes gráficas de menor tamaño en las que se plasman la flora, fauna, escenas de vida social y costumbres, rasgos de los pobladores de las diferentes regiones con sus atuendos, utensilios empleados, en fin, un despliegue iconográfico que  asombra al lector actual y que constituye una característica del libro ilustrado del siglo decimoséptimo, cuando las técnicas del grabado en metal permitían obtener reproducciones con un nivel de detalle no alcanzado en épocas anteriores. 
3  4  Otro aspecto que debe valorarse es que por lo general el ilustrador retomaba las ideas de libros más antiguos o los plagiaba sin haber pisado el territorio plasmado en sus producciones, ni conocido los animales o plantas, solamente formando quizás las imágenes a partir de las descripciones aparecidas en los textos. 
 Esto hace estas láminas “únicas”, resultando muy divertido para los investigadores de libros antiguos el hecho de encontrarlas repetidas hasta el infinito en impresos posteriores.
 ¿Qué hacen unos leones junto a lo que pudiera ser un gigantesco tulipán?, esto solamente lo podría explicar su grabador.
Uno de los rasgos más relevantes, que lo convierten en pieza única viene dado por la huella dejada en ella por Don Fernando.  Además de las notas marginales manuscritas y los subrayados, aparecen en algunas páginas e inclusive en uno de los mapas una serie de palabras, rayas en lápiz de grafito o de color, y otros dibujos que al parecer destacan un párrafo que le resultaba de interés.
5  6  Siempre los bibliotecarios recalcan que los libros no deben ser rayados ni pintados, pero si esos detalles provienen de la mano de un poseedor como el destacado intelectual cubano,  el valor del libro se acrecienta y constituye una valiosísima fuente de información para el lector que rastrea cada detalle en busca de elementos que le permitan seguir las ideas de un gran investigador y arribar luego a sus propias conclusiones.
No hay dudas que perteneció a Don Fernando Ortiz, puesto que ostenta el famoso exlibris negro que caracteriza su fabulosa colección particular de impresos. Además se reconoce su letra y como se ha expuesto anteriormente solía emplear fundamentalmente lápices de grafito o color para escribir en las páginas impresas, con preferencia en sus márgenes.
Fue restaurado y encuadernado en media piel, negra y carmelita en la Biblioteca Nacional de Cuba José Martí, puesto que su estado de conservación no era bueno, su papel estaba algo oscurecido con manchas y picaduras de insectos. Al llevar a cabo esa labor los restauradores cuidaron que no se perdieran las marcas hechas por Ortiz dada su importancia. 
Se tuvo la curiosidad de revisar la bibliografía de tres obras muy conocidas de Ortiz: Los Negros Esclavos (ed. 1996), Nuevo catauro de cubanismos (1974) y Glosario de Afronegrismos (1991) y en ella aparece registrada la edición del siglo XVII.  Como excelente investigador refiere la consulta realizada de esta valiosa obra.
Don Fernando fue sin dudas un bibliófilo en toda la acepción de la palabra, un profundo conocedor de sus raros, y con amorosa dedicación fue llenando su casa de todos los tesoros que tan entrañables le resultaban no solamente para disfrute de él sino del grupo de amigos y estudiosos que asistían a sus tertulias.
Para finalizar, nada mejor que las propias palabras del autor aparecidas en  la Revista Bimestre Cubana cuando expresa: Nuestro amor, por los libros, especialmente por los raros y viejos, en cuyas páginas podemos atisbar las siluetas del pasado esfumadas por el olvido, nos lleva a iniciar un esfuerzo que desde hace tiempo nos atraía como atrajo a otros cubanos muchos años atrás.
encuadernación. 
7      BIBLIOGRAFÍA.

Barnet, Miguel.  La Casa templo. En: Miscelánea II de estudios dedicados de Fernando Ortiz (1881-1689). – New York _ Sociedad de Artes y Letras de las Américas, 1998.  

Enciclopedia Universal Ilustrada Europeo Americana Espasa Calpe.-  Madrid : Espasa Calpe, s.a. -- T,.17,   p. 991,

Olfert Dapper (1635/6-1689), Dutch physician and writer.  [en línea] http://www.wordmagicsoft.com/diccionario/en-es/dapper.php  [Consulta 9 abril 2009]

Olfert Dapper [en línea] http://dic.academic.ru/dic.nsf/enwiki/6811175 [Consulta 14 abril 2009] 

Qui était Olfert Dapper? [en línea] http://www.dapper.com.fr/fondation-olfert.php [Consulta 13 abril 2009] 

























Rutas marítimas entre Europa y Asia.

El descubrimiento de América supuso un antes y un después en la historia. Los reinos europeos lanzaron sus flotas de navíos a explorar los mares y océanos para encontrar nuevas rutas al Nuevo Mundo, ya fuera rumbo oeste hacia América o rumbo sureste hasta el Lejano Oriente. El objetivo era descubrir territorios inexplorados y, sobre todo, encontrar nuevas mercancías con las que comerciar.
Hacía siglos que los comerciantes europeos habían llegado por tierra hasta el Lejano Oriente, al este de Asia, en expediciones como las de Marco Polo en el siglo XIII. Las especias, tejidos y piedras preciosas que llegaban de allí eran muy valorados en Europa.
Sin embargo, la ruta marítima permitía ir más rápido y cargar muchas más mercancías a bordo, lo que suponía mayores ingresos para las expediciones. Así, después de que Cristóbal Colon llegara al continente americano en 1492, el resto de países también se lanzaron a descubrir nuevos mundos y abrieron nuevas rutas comerciales marítimas.
A finales del siglo XV, la Corona Española y el Reino de Portugal competían por explorar y conquistar nuevos territorios.
Para evitar conflictos de intereses, decidieron repartirse el mundo según se establecía en el Tratado de Tordesillas, firmado en 1494. Los representantes de ambos reinos dividieron el mapamundi con una línea imaginaria situada en medio del océano Atlántico.
Los portugueses se quedaron con una parte de Sudamérica correspondiente a Brasil (donde todavía hoy se habla portugués) y podían navegar en todos los mares al sur y al este de Europa. Por su parte, los españoles ganaban los territorios al oeste de Europa.
El 8 de julio de 1497, el navegante portugués Vasco da Gama partió del puerto de Lisboa con cuatro embarcaciones para encontrar una ruta marítima hasta la India. Respetando el acuerdo con los españoles, bordeó toda la costa Africana hasta llegar al extremo sur y después subió por el océano Índico.
Llegaron a las costas de Kerala, al sur de la India, el 20 de mayo de 1498. Habían tardado casi un año en llegar, pero las especies y joyas que consiguieron pagaron el viaje con creces. Vasco da Gama regresó a Lisboa en septiembre de 1499.
La Corona Española estaba inmersa en la conquista de América. Nobles, clérigos y marinos españoles se embarcaron en una misión de invadir, evangelizar y enriquecerse a costa de la población y las tierras del nuevo mundo. Sin embargo, también querían acceder al mercado de especias y piedras preciosas en el Lejano Oriente. Como no podían navegar hacia el este, el rey Carlos I de España financió una expedición para llegar a las Indias por el otro lado.
Ese fue el origen del viaje de Fernando Magallanes, que consiguió llegar hasta la India cruzando el océano Pacífico. Magallanes murió poco después de llegar al archipiélago de Indonesia y fue el marinero español Juan Sebastián Elcano quien terminó la primera vuelta al mundo.

Legado.

En general, los viajes marítimos de  los portugueses  a la India y de españoles a América en 1492 abrieron a las naciones  europeas,  a la exploración, conquista y la colonización de territorios en América, África, Asia y Oceanía. Los portugueses se dirigieron aún más al este, establecieron colonias en Macao (China), en Nagasaki (Japón) e incluso visitaron Corea. 
Los futuros Imperios coloniales europeos se alzaron, los europeos se beneficiaron de una gama de productos más barata y variada, la flora y la fauna se desplazaron por todo el planeta, las enfermedades encontraron nuevas víctimas y la vida de millones de personas de cuatro continentes cambió para siempre.

El Imperio mogol.




El Imperio mogol, Imperio mogol de la India o Gran Mogol (en turco: Babür İmparatorluğu, en persa: شاهان مغول Shāhān-e Moġul; en urdú: مغل باد شاہ Mughal Baadshah) fue un poderoso estado túrquico islámico del subcontinente indio, que existió entre los siglos XVI y XIX.​ Abarcó en su período de apogeo la mayor parte de los territorios actualmente correspondientes a la India, Pakistán y Bangladés, llegando a poseer zonas de Afganistán, Nepal, Bután y este del Irán.

Historia

A comienzos del siglo XVI, la India estaba dividida en numerosos Estados, en su mayor parte regidos por príncipes musulmanes. El sultanato de Delhi era demasiado débil para poder imponer la unidad política, sobre territorios de hecho independientes: Cachemira (1315), Bengala (1348), Jaunpur (1394), Gujarat (1396), Khändesh (1399), Mälva (1401) y Multan (1444), y los sultanatos del Dekán, surgido de la división en cinco Estados, a finales del siglo XV, del sultanato de Bahmani: Bidar, Berar, Golkonda, Bijapur y Ahmadnagar. 
En otras zonas la debilidad del sultanato de Delhi fue aprovechada por jefes hindúes para independizarse. Así ocurrió en el Rajastán, territorio ocupado por dos clanes, el del Marwar y el de Mewar, que eran de hecho agrupaciones de jefes de clanes independientes. A pesar de su enorme valor guerrero que los defendía de Delhi, eran incapaces de constituir una autoridad única. 

Al Sur, el poderoso Estado hindú de Vijayanagar, donde el sultanato de Delhi nunca había estado muy asentado, era el conservador de las tradiciones hindúes. A pesar de su fuerza militar y del aspecto deslumbrante que mostraban sus populosas ciudades, estaba debilitado por la autonomía creciente de los señores hindúes, que a mediados del siglo XVI eran incontrolables por los reyes. Esta situación dejaba a merced de una invasión victoriosa todo el territorio, y fue lo que ocurrió cuando el señor de Kabul, Babur el León (1483-1530), tras invadir el Punjab, decidió en 1526 apoderarse de Delhi. Babur, turco chatagai, era descendiente del gran conquistador mogol Tamerlán y de Gengis Khan. Tras ser despojado de su reino de Ferghana, en el Turquestán, por los uzbekos, y no poder reconquistarlo, volvió sus ojos hacia Afganistán y se apoderó de Kabul en 1504.
 Desde allí estableció relaciones con diversos reinos del sultanato de Delhi, hasta que decidió entrar en el Punjab y marchar sobre Delhi, a cuyo sultán venció en 1526. Tras apoderarse de las ciudades de Delhi y Agra, fue investido emperador del Indostán. Así comenzó el Imperio mogol en la India. De momento no dominaba más que la llanura del Indo y el Ganges, pero la derrota en 1527 de los príncipes rajputas y afganos le dio el control de la India septentrional. Sin embargo, cuando murió en 1530 no había realizado ninguna reforma administrativa en los territorios apresuradamente reunidos, aunque sí había adoptado medidas discriminatorias hacia los hindúes, a quienes despreciaba, como la imposición de una tributación sobre las peregrinaciones y de la jizya, gravamen suplementario que pagaban los no musulmanes.
 Al acceder al trono su hijo y sucesor Humayún (1530-1556) la presencia mogola no era apenas más que una ocupación militar mantenida por el prestigio personal de Babur. Pero Humayún, tan instruido como falto de energía, estuvo a punto de perder lo conquistado, entre conspiraciones de su familia, rebeliones de príncipes leales a la anterior dinastía y ataques exteriores. El peligro mayor vino de Shere Kan, gobernador afgano de Bihar, que sometió a los jefes afganos y se enfrentó y arrojó de Delhi a Humayún, convirtiéndose en emperador. Su breve reinado (1540-1545) fue fructífero en reformas centralizadoras de la Administración, en enorme mejora de las comunicaciones internas y en innovaciones en la recaudación de impuestos, más favorables al campesinado, que tendrán consecuencias beneficiosas en el futuro. 
En 1555, el exilado Humayún, con ayuda del rey de Persia, Thamasp, derrotó fácilmente al último de los varios e incapaces herederos de Shere Khan y se convirtió de nuevo en emperador. El reinado de Akbar el Grande (1556-1605) fue uno de los más brillantes de toda la historia india y del mundo de su tiempo. A su llegada al trono, el sultanato de Delhi no era más que uno de los reinos que existían en la península y sólo abarcaba el Punjab, la llanura indogangética y algunas zonas de la India central. 

La política de Akbar estuvo dedicada a la construcción de ese Estado grande, fuerte y brillante que llegó a ser la India mogol. Para ello llevó a cabo una campaña expansionista, tanto por vía militar como diplomática; organizó una Administración fuerte y centralizada que pudiese asumir las anexiones, y practicó en la medida de lo posible la tolerancia necesaria para mantener unidos territorios de religiones y culturas diferentes. 
La unificación de los diversos reinos bajo un mismo poder fuerte, y no nominal como había llegado a ser el sultanato de Delhi, supuso una guerra casi continua durante todo el reinado. La expansión comenzó en 1564 con la conquista del montañoso reino de Gondwana. Pero fue la anexión del Rajastán la que tuvo una importancia especial en su proyecto de unir a las dos comunidades religiosas del Indostán, musulmana e hindú, en un solo Estado, puesto que esta región representaba el auténtico espíritu de la India hindú, y sus príncipes se consideraban abanderados del hinduismo. 
La unión era además imprescindible si se quería seguir avanzando hacia el Sur sin dejar al lado un enclave especialmente hostil. Pese a su enemistad frontal hacia los soberanos musulmanes y a la dificultad añadida de que los príncipes rajastaníes fuesen considerados los más temibles guerreros de la India, Akbar consiguió la anexión por vía diplomática, desposando una princesa rajastaní en 1562 e involucrando a los príncipes rajastaníes en la gestión del Imperio. Durante el siglo siguiente, los ejércitos del Rajastán se hallarán al servicio de los mogoles, que aprovecharían además sus notables condiciones de gobernadores y administradores. A los príncipes que aceptaban pactar con él se les respetaba la autoridad política local y se les promocionaba en la política imperial, pero cuando se oponían, el castigo llegaba a ser ejemplar. 
Esto ocurrió con Mewar, que intentó resistirse al avance mogol desde su gran fortaleza de Chitor, cuyos defensores, tras un despliegue de valor extraordinario, decidieron morir en combate antes que entregarse, mientras sus mujeres siguieron la costumbre rajputana del "jauhar", consistente en arrojarse al fuego antes de que los hombres salgan para luchar hasta la muerte (1567-1569). Tras ese suicidio colectivo, unos 30.000 campesinos que habían ayudado a los sitiados fueron condenados a muerte como escarmiento general. De todas formas, la resistencia de los rajastaníes de Mewar continuó desde las montañas de Aravalli hasta fin de siglo. Abiertas las rutas del Sur, Akbar marchó sobre el Gujarat, reino musulmán, especialmente floreciente gracias al comercio entre sus puertos y el Oriente Medio. 
Tras la unión voluntaria de unos jefes y la victoria militar sobre otros, en 1573 el Gujarat fue definitivamente incorporado al Gobierno central. El control sobre la mitad norte de la India, de mar a mar, se ultima con la conquista de Bengala, en 1576. No significaba esto, sin embargo, que sobre todos estos nuevos territorios el poder de Akbar reinase sin trabas. Las rebeliones e insurrecciones son constantes y a los levantamientos de tipo político se sumaron los religiosos de líderes musulmanes integristas, descontentos con la creciente heterodoxia de Akbar, deseoso de encontrar una posible asimilación de todas las religiones. La unión se mantuvo gracias a la acción continua del ejército y un permanente estado de guerra. 
La actitud expansionista de los uzbekos y su amenaza sobre las fronteras del Noroeste, obligó a Akbar a asegurar la posesión de un territorio especialmente inestable. Las conquistas de Cachemira (1586), Multan (1591) y Qandahar y el Beluchistán (1595) le permitieron alejar el peligro por el Norte y volver de nuevo las miradas hacia el Sur. El intento de avance hacia el Sur ocupará los últimos años del reinado de Akbar, sin resultados positivos. 
Los sultanatos del Dekán, en la mitad sur de la península, eran regiones con un comercio floreciente con el Imperio otomano y la costa oriental de África y en contacto con las bases portuguesas asentadas en su costa occidental. En 1600 Akbar se anexionó los sultanatos de Ahmadnagar y Khandesh, y más tarde los de Berar, Bidar, Bijapun y Golkunda, todos ellos bajo un régimen autónomo, en el que los respectivos príncipes aceptaban la autoridad superior del emperador. Cuando Akbar murió en 1605 sólo quedaba independiente el gran reino hindú de Vijayanagar. Una de las tareas que causan más admiración del reinado de Akbar son las crónicas que encomendó a Abdul Fazli, su favorito y mano derecha, coautor de gran parte de las reformas establecidas en este reinado, sean económicas, administrativas o religiosas.

 En ellas se recoge todo lo que la tradición oral del momento recordaba de los antecesores mogoles del emperador y, sobre todo, de las acciones de éste, cuyos mínimos actos están reseñados para la posteridad, incluyéndose además minuciosos datos y estadísticas económicas referentes al Imperio. El conocimiento de la India de Akbar y, sobre todo, de su Corte, se redondea con una abundante colección pictórica, donde quedan reflejadas detalladamente las escenas cotidianas, con alto grado de veracidad, ya que los artistas tenían órdenes de cuidar en lo posible el parecido de las personas retratadas.

Decadencia y extinción

En 1709 subió al trono Bahadur Shah I, que no pudo revertir la decadencia que había empezado en los últimos años de Aurangzeb, y solo reinó hasta 1712. Sus descendientes tuvieron muy cortos reinados, sucediéndose hasta seis emperadores entre 1712 y 1720. En 1720 subió al trono mogol el emperador Muhammad Shah, que pese a sus habilidades gubernativas no pudo impedir la creciente decadencia marcada por los ataques del Imperio maratha, las revueltas de afganos y pashtunes en el norte, y la corrupción de sus cortesanos. De hecho en el reinado de Muhammad Shah los persas y afganos de Nadir Sah invadieron y saquearon Delhi en 1739, llevándose consigo numerosos tesoros, incluido el Trono del Pavo real.
Tras este terrible acontecimiento el poder del Imperio mogol se debilitó más aceleradamente, siendo llenado ese vacío por los marathas, el Imperio sij y los nizam de Hyderabad, mientras los mogoles veían reducido su poder efectivo al área más septentrional del Indostán, perdiendo toda presencia en el Decán. Inclusive cuando la Compañía Británica de las Indias Orientales empezó su predominio en India tras la batalla de Plassey en 1757, los británicos denominaban al monarca mogol como "rey de Delhi" y ya no como "emperador".

El debilitamiento de la Confederación Maratha tras la tercera batalla de Panipat en 1761 no significó alivio para el Imperio mogol pues ahora la Compañía Británica de las Indias Orientales era el poder mayor en la India. Inclusive en 1803, tras fallidos intentos de asegurar la autoridad de los mogoles sobre su reducido territorio, el emperador Shah Alam II debió aceptar la protección de Gran Bretaña (lo cual equivalía a sujetarse al poder británico), siendo que su dominio ahora se reducía a los actuales estados de Punyab, Haryana, y el norte de Uttar Pradesh. 
Los británicos no asumieron el gobierno directo sobre el Imperio mogol, pero sí ejercieron su control indirecto y mantuvieron a los emperadores mogoles como simples símbolos sin poder efectivo; esta situación terminó cuando en la rebelión de 1857 los soldados cipayos sublevados invocaron el liderazgo del último emperador mogol, Bahadur Shah II. Vencida la sublevación, el Raj británico asumió el gobierno directo sobre toda la India y se abolió formalmente el Imperio mogol.

 



Itsukushima Shrine.

Literatura Urde, y la influencia del imperio Mogol y literatura Persa-árabe-turca. 

Lenguas

En Pakistán se hablan más de 50 lenguas diferentes. El urdu indoario es la lengua nacional establecida constitucionalmente. Incluso antes de la fundación del Estado de Pakistán en 1947, el urdu se consideraba una especie de lengua franca de los musulmanes del subcontinente indio y los representantes de la idea pakistaní lo propagaron deliberadamente como lengua estatal del nuevo Estado, ya que se creía que un Estado sin una lengua nacional uniforme estaba amenazado por el separatismo. 
Los partidarios del multilingüismo fueron difamados en ocasiones como separatistas y enemigos de Pakistán. Además del urdu, el inglés también es lengua oficial y de la enseñanza superior. Mientras que este último es utilizado principalmente por el Gobierno y como lengua de los negocios y la educación, el urdu es la lengua franca de la mayoría de la población.

El urdu se diferencia del hindi, muy hablado en el norte de la India, esencialmente sólo en la mayor proporción de préstamos de palabras de origen persa y árabe y en el uso del alfabeto persa escrito en estilo nastaʿlīq. Como lengua materna, sin embargo, sólo la hablan entre el siete y el ocho por ciento de los habitantes, los muhajir. Son descendientes de musulmanes del norte de la India que huyeron a Pakistán cuando la India británica se dividió en 1947. Viven en todo el país, pero a diferencia de todos los demás grupos étnicos, viven casi exclusivamente en las ciudades. En Sindh representan el 40% del total de la población urbana, en Punjab el 10%, pero en ambos casos sólo tienen una pequeña parte de la población rural. Sin embargo, el número de hablantes nativos de urdu aumenta constantemente debido a la función social de la lengua, sobre todo porque el urdu estándar se utiliza como lengua de instrucción en la gran mayoría de las escuelas (de primaria y secundaria). La promoción selectiva del urdu como lengua nacional suprarregional por parte del gobierno pakistaní choca con la resistencia de muchos hablantes de las lenguas regionales más grandes, que perciben su identidad regional como insuficientemente representada en el Estado multiétnico de Pakistán.

En el censo de 1998 se registraron estadísticamente seis lenguas: Panyabí, pastún, sindhi, saraiki, baluchi y urdu. Según el censo de 1998, la lengua más hablada con diferencia es el panyabí, que también es indoario (44%), pero tiene poca importancia como lengua escrita porque, a diferencia de su variante oriental, reconocida como lengua oficial en el estado indio de Punyab, no goza de idioma oficial. En cambio, el sindhi, hablado por el 14% de la población, también puede utilizarse con fines oficiales en la provincia de Sindh. El saraiki (10% de hablantes) tiene su principal área de distribución en el sur del Punjab, con Multan como centro. Suele considerarse un dialecto panyabí en transición al sindhi. Del mismo modo, el hindko, otra lengua indoaria, es la lengua materna de una quinta parte de los habitantes de Khyber Pakhtunkhwa (antigua Provincia de la Frontera del Noroeste) y se calcula que cuenta con alrededor de un 2% de hablantes en todo el país.
 El pastún (8%) y el baloch (3%) figuran entre las lenguas iraníes, mientras que el brahui (1%), hablado en Baluchistán, es una lengua dravídica. En Karachi viven poblaciones originarias de la zona de Bombay que aún hablan gujarati.

En el extremo norte hay una gran variedad de lenguas, ninguna de las cuales tiene más de un millón de hablantes. Las más importantes son las lenguas dárdicas shina, kohistani y khowar, la indoaria gujari (un dialecto rajastaní) y la sinotibetana balti. En Gilgit-Baltistán, más de 100.000 personas hablan la lengua aislada burushaski.

     Regiones donde el urdu es oficial o cooficial.     Otras regiones donde sólo el hindi es oficial o cooficial.

El urdu (en urdu: اُردُو‎, romanizado: urdū, también conocido como Lashkari​ (deletreado localmente لشکری), es un idioma hablado mayoritariamente en Pakistán e India. En Pakistán es considerada una lengua nacional, mientras que en India es uno de los veinticuatro idiomas oficiales en el país.

A pesar de su condición de lengua nacional de Pakistán, tan solo unos diez millones de personas en ese país (un 8 % de la población total) lo hablan como lengua materna. 
Debido a la similitud entre el urdu y el hindi, los hablantes de las dos lenguas por lo general pueden entenderse en un nivel básico si ambas partes se abstienen de utilizar el vocabulario especializado o las diferencias dialectales. Algunos lingüistas los consideran como parte de una misma lengua y sostienen que son considerados como dos lenguas distintas por razones político-religiosas. La diferencia entre ambas lenguas radica en que el urdu es utilizado como lengua escrita por hablantes musulmanes y se escribe en una forma ligeramente adaptada del alfabeto persa (variante a su vez del alfabeto árabe).
El hindi, por el contrario, se escribe en el alfabeto devanagari, originalmente empleado para el sánscrito, y es utilizado por los hablantes hinduistas. Aunque el idioma coloquial es prácticamente el mismo, la norma culta del urdu hace uso de numerosos términos de origen árabe, kurdo, persa y turco, mientras que el hindi recurre, en estilos formales, al sánscrito como fuente de vocabulario culto. A la forma hablada común del urdu y el hindi se la denomina a menudo indostaní.

Uso en Pakistán

El urdu en Pakistán ha sufrido cambios y últimamente ha incorporado y tomado muchas palabras de lenguas como pashto pakistaní, punyabí, sindhi y balti, permitiendo así que los hablantes del idioma en Pakistán se distingan con mayor facilidad y den a la lengua un carácter decididamente pakistaní.
En Pakistán, el urdu es sobre todo aprendido como segundo idioma, pues casi el 93 % de la población de Pakistán tiene una lengua materna distinta del urdu. A pesar de esto, el urdu fue elegido como un símbolo de unidad y como lingua franca de Pakistán para que no se dé ninguna preferencia de un idioma sobre otro.​ El urdu es por lo tanto, hablado y entendido por la inmensa mayoría de una forma u otra, incluyendo una mayoría de la población urbana en ciudades como: Karachi, Lahore, Rawalpindi, Islamabad, Multán, Faisalabad, Hyderabad, Peshawar, Quetta, Jhang, Sargodha y Skardu.
El urdu es escrito y hablado en todas las provincias y territorios de Pakistán a pesar del hecho de que personas de provincias diferentes pueden tener diferentes lenguas indígenas, a partir del hecho de que es el «lenguaje base» del país. Por esta razón, también se enseña como asignatura obligatoria hasta la enseñanza secundaria superior, tanto en los sistemas escolares medios en inglés y en urdu. Esto ha producido millones de hablantes de urdu entre las personas cuya lengua materna es una de las lenguas oficiales de Pakistán como el panyabi, pashto, sindhi, balochi, potwari, hindko, pahari, saraiki, balti, y brahui pero pueden leer y escribir solo urdu. Se trata de absorber muchas palabras de las lenguas regionales de Pakistán. Esta variación del urdu se refiere a veces como urdu pakistaní. Así, mientras que la mayoría de la población está al corriente en urdu, que es la lengua materna de solo un 7 % de la población, en su mayoría inmigrantes musulmanes (conocidos como mojayires en Pakistán) de diferentes partes del sur de Asia (India, Birmania, Bangladés, etc). Las lenguas regionales también están siendo influidas por el vocabulario urdu.

Hay millones de pakistaníes cuya lengua materna no es el urdu, pero ya que han estudiado en escuelas de enseñanza media en urdu, pueden leer y escribir solo en urdu, junto con su lengua materna. La mayoría de los casi cinco millones de refugiados afganos de diferentes orígenes étnicos (como los pastunes, tayikos, uzbekos, Hazara y turkmenos) que se quedaron en Pakistán desde hace más de veinticinco años se han convertido en hablantes de urdu.


Uso en India

Es oficial en los estados indios de Bihar, Jammu y Cachemira y Andhra Pradesh. Aunque la mayor parte de los estados de India, así como el gobierno central, han promovido el uso del urdu desde la independencia, escrito sigue siendo muy habitual entre la comunidad musulmana de la India y es favorecido por algunas instituciones académicas, como la Universidad de Lucknow. El urdu que se habla en la India también se puede distinguir en muchos dialectos como dakhni (Deccan) del sur de la India, y khariboli de la región de Punyab desde los últimos tiempos.

Controversia sobre el origen del urdu y su relación con el hindi

La historia del urdu, así como su relación con el hindi, es motivo de controversia entre los hablantes de ambas lenguas y es sin duda uno de los casos más representativos en el mundo de la manera en que las identidades nacionales y religiosas se superponen a menudo sobre los criterios objetivos al determinar si dos formas de hablar cercanas o casi idénticas son dialectos o lenguas diferenciadas.
Para la mayoría de lingüistas, el urdu y el hindi son un ejemplo de diasistema, caso en el que una lengua hablada dispone de dos normas cultas para el lenguaje escrito. Un caso similar es el del serbio y el croata, generalmente considerados variantes escritas de una única lengua serbocroata.
La versión más aceptada en el mundo académico considera al indostaní una única lengua formada a raíz de las influencias persas y turcas sobre los dialectos índicos del norte de la India. El urdu sería el resultado de utilizar el alfabeto persa para representar esta lengua hablada y el hindi un intento posterior de utilizar un alfabeto autóctono y de "limpiar" el idioma de términos no indios. Frente a esta visión académica, en India y Pakistán es muy frecuente la idea de que el hindi y el urdu fueron originalmente dos lenguas totalmente diferentes y que la fusión de ambas es el resultado del colonialismo británico y del cine de Bollywood. Según esta visión, el intento de purificar la forma escrita de la lengua, eliminando, en el caso del urdu, palabras de origen sánscrito, sería una recuperación de esa lengua original. Del mismo modo que muchos hablantes de hindi consideran una afrenta la idea de que su lengua tenga su origen en el urdu, muchos hablantes de urdu ven en el persa y el turco las auténticas raíces de su lengua y llegan incluso a rechazar el origen indoario de la lengua.
La palabra hindi es uno de los antiguos nombres del idioma urdu. El significado de esta palabra es "indio" o "relacionado con la India". El hindi se hizo del urdu a principios del siglo xix. Bajo la política psicológica de 'dividir y gobernar', el idioma hindi surgió eliminando las palabras urdu-persas del urdu y reemplazándolas por palabras sánscritas.

Escritura

El urdu se escribe en una forma adaptada del alfabeto persa, que a su vez deriva del alfabeto árabe, al que se le añaden algunas letras para representar sonidos inexistentes en esa lengua. La escritura es horizontal y de derecha a izquierda. En la actualidad, el urdu en forma impresa tiene un aspecto ligeramente diferente del árabe debido a la adopción de estilos caligráficos diferentes como forma estándar. Mientras que los tipos de imprenta del árabe están basados en el estilo de caligrafía conocido como nasj, el urdu utiliza tipos basados en el estilo nasta'liq, difícil de componer en las imprentas y que ha retrasado el desarrollo de software para la representación electrónica del urdú.
El urdu, como el persa, conserva todas las letras propias del alfabeto árabe, incluso cuando éstas representan sonidos originalmente inexistentes en urdu. Los términos tomados del árabe se escriben así con su grafía original, y los hablantes con una buena formación en árabe se esfuerzan por pronunciar estos sonidos al estilo árabe. El urdú se ha escrito también ocasionalmente en alfabeto latino desde la época británica. 

Literatura en urdu.

Por literatura en urdu, a veces también simplemente literatura urdu, se entiende aquella literatura realizada en lengua urdu, que floreció gracias a la invasión islámica de la India, tras las campañas militares de Mahmud de Gazni (siglo xi). El urdú es el resultado de una base morfológica indoeuropea, en la que se han incluido numerosos préstamos de palabras árabes y persas, sobre todo bajo la influencia decisiva ejercida durante el Medioevo por la literatura persa.
La literatura urdu nace precisamente en el Medioevo y se difunde progresivamente en el subcontinente indio, partiendo de las regiones occidentales; sigue siendo la principal literatura en Pakistán, además de estar difundida y ser apreciada en la India, sobre todo en los ambientes musulmanes (hay que recordar que cerca del 10% de los indios son musulmanes). Esta literatura mantuvo su continuidad incluso después de 1857, fecha de la rebelión de los sepoys y la caída definitiva del Imperio mogol, lo que produjo una rápida pérdida de influencia de las élites musulmanas, para continuar tras la separación de la India y Pakistán en 1947, hasta nuestros días.

Historia

Periodo Dajini

En 1322 la dinastía Tughlaq llegó a Daulatabad, en el sur de la India, y la conquistó. Poco a poco, el dominio se divide en varias dinastías, cuyos centros de poder más importantes son Bijapur, Golconda y Gulbarga, ciudades en las que nace la primera literatura en urdu.

Periodo de Delhi

Entre el siglo xvi y xviii floreció el Imperio mogol y con él la literatura urdu. Delhi se convirtió en un importante centro de cultura, siendo capital del Imperio mogol. Característico de este periodo son los modos, estilos y motivos en buena parte traídos de la prestigiosa tradición poética de la literatura persa, que convivirá de ahora en adelante con la urdu, hasta el punto de que poetas y escritores de la corte son bilingües en persa y urdu. Así emergieron, entre otros, los que han sido considerados los cuatro pilares del periodo clásico de la literatura en urdu, todos ellos de Delhi: Mirza Sauda, Mazhar, Dard, Mir Taqi Mir.
Tras el periodo dorado que representa el gobierno del emperador Akbar (segunda mitad del siglo xvi), caracterizado por la gran tolerancia y el intercambio cultural e interreligioso, se inició en 1658 la decadencia con el emperador Aurangzeb, que dirigió el imperio con una política represiva e intolerante. En consecuencia se produjeron rebeliones en diversas zonas, como las de los sij o de los maratta. A la muerte de Aurangzeb comienza un proceso de desintegración del imperio y muchas regiones se hicieron independientes. Pero el golpe de gracia llegó a mediados del siglo xviii, primero con la invasión devastadora del emperador persa Nadir Sah y posteriormente con la de su general Durrani.

La corte de Lucknow

El poder imperial de su disgregando y la literatura se resintió. Lo poetas comenzaron a retirarse hacia Lucknow, en el estado de Awadh, independiente desde 1722 gracias al nawab Sa'adat Khan. Así se abre la fase de Lucknow de la literatura en urdú, en la que, además de los temas religiosos, se da espacia a los cantos profanos, las cantos de amor y la crítica social.
Emergieron interesantes voces de escritores, siendo los más importantes del periodo: Jurat, Inshallah Khan, Ranghin, Nasikh, Atish.

II periodo de la escuela de Delhi

Muhammad Iqbal.

En un momento dado, Delhi retoma el liderazgo cultural y se inicia el denominado II periodo de la escuela de Delhi, del que emerge, entre otros, Mirza Ghalib, autor de numerosos y bellísimos gazal. Sin embargo, el escritor más célebre sigue siendo Muhammad Iqbal, autor bilingüe persa urdú, fallecido en 1938, famoso por sus canciones, pero sobre todo por un espléndido poema en persa, el Javed-name («El poema eterno»), inspirado libremente en la Divina comedia de Dante y la obra de Goethe.
Durante el siglo xix, influenciado por la novela europea, se desarrolla la narrativa, con numerosas novelas de inspiración variada, aunque en clave de crítica social, que retratan la realidad cotidiana. Un centro importante de la prosa en urdú fue Fort William College situado en Calcuta, símbolo del imperialismo inglés en la India. Entre los autores destacaron Mir Amman, Mirza Hadi Ruswa y Sharar.

Desde la fundación de Pakistán

Tras la fundación de Pakistán en 1947, causa de una interminable serie de tensiones y conflictos con la India, la literatura en urdú se ha convertido en un importante factor identitario de los musulmanes del subcontinente. En efecto, no sólo escritores pakistaníes escriben poesía o narrativa, sino que numerosos escritores musulmanes de la Unión India lo emplean.
Sin embargo es en Pakistán donde se ha difundido en mayor medida entre los escritores, que al igual que los escritores indios, mantienen un bilingismo inglés urdú. Así, en algunos casos, los autores han pasado directamente al inglés, en perjuicio del urdú, como es el caso de los escritores pakistaníes (o de origen pakistaní) más famosos en el extranjero, Hanif Kureishi y Tariq Ali, o también Nadeem Aslam y Mohammed Hanif, todo ellos autores de fama internacional, cuyas novelas han sido traducidas a diversas otras lenguas europeas.

Formas literarias.

Poesía
En la tradición poética urdú, la mayoría de los autores poseen un seudónimo llamado takhallus, que puede ser tanto una parte del nombre del poeta como alguna otra palabra que adopta como identidad. La convención tradicional es la de colocar el seudónimo al final del nombre; así «Ghalib», cuyo nombre oficial y título era «Mirza Asadullah Beg Khan», es llamado formalmente «Mirza Asadullah Khan Ghalib» o en el habla común como «Mirza Ghalib». Debido a que el takhallus puede ser una parte del nombre, algunos poetas poseen elementos repetidos, como Faiz Ahmad Faiz.
En Pakistán, la poesía urdú se escribe en caligrafía nastaliq estándar de la escritura persa. Sin embargo, en la India, donde la poesía urdú es muy popular, la escritura persa a menudo está transliterada a escritura devanagari, como ayuda a los hablantes de hindí, que entienden urdú, pero no pueden leer la escritura persa. Con la llegada de internet, esta poesía se encuentra a menudo transliterada al alfabeto romano.

Las tazkiras y otras colecciones de poesía

Las tazkiras son compilaciones de memorias literarias que incluyen versos y máximas de los grandes poetas, junto con información biográfica y comentario sobre su estilo. A menudo no son más que colecciones de nombres, con una línea o dos de información sobre cada poeta, seguidas de un ejemplo de su poesía. Por otra parte, pueden ser una completa historia de la poesía urdú, con copiosos ejemplos ilustrativos.
Realmente no existen tazkiras completas. Las mejores dan detalles biográficos, pero fallan en su crítica literaria, por lo que dan poca información sobre el estilo o el poder poético, y aún menos del contenido de los poemas. Incluso en grandes antologías no se realiza una revisión sistemática de la obra de los autores. La mayoría tienen los nombres en orden alfabético, pero algunas prefieren el orden histórico. La mayoría sólo incluye poemas y las citas, elegidas al azar, no ilustran la poesía.
Otras formas de colecciones de poesía urdú son el diván, que es una colección de poemas, habitualmente gazales, y el kulliyat, literalmente es una colección completa de pomas de un autor, pero se suele emplear para cualquier colección de poemas de diferentes tipos.

Formas poéticas

Las principales formas poéticas en urdú son:

Gazal
Habitualmente un poema corto de amor, a veces sobre otros temas. Estrictamente hablando, debería tener la misma rima en todas sus estrofas. Los gazal urdús son en general artificiosos y convencionales.

Casida
Un tipo de oda, a menudo un panegírico a un benefactor, a veces una sátira, otras, un poema sobre un acontecimiento de importancia. En general, es más largo que un gazal, pero sigue el mismo tipo de rima.

Marsiya o elegía
Casi siempre sobre la muerte de Hasan y Husain o sus familias, pero ocasionalmente dedicado a la muerte de familiares o amigos. Habitualmente realizado en stanzas de seis líneas con rima aaaabb. La recitación de estas elegías en los diez primeros días del muharram es uno de los acontecimientos mayores en la vida de un musulmán. Una marsiya completamente desarrollada es siempre un poema épico. Entre los poetas más famosos que han realizado marsiyas siguiendo la tradición de Mir Anis se pueden mencionar a Mir Nawab Ali Munis, Dulaha Sahab Uruj, Mustafa Meerza urf Piyare Sahab Rasheed, Syed Muhammad Mirza Uns, Ali Nawab Qadeem, Syed Sajjad Hussain Shadeed Lucknavi, Allama, Dr. Syed Ali Imam Zaidi y Gauher Luckhnavi, biznieto de Mir Babber Ali Anis

Masnavi
En la mayoría de los casos se trata de un romance poético. Se puede extender durante varios miles de estrofas, pero en general es muchos más corto. Algunos masnavis tratan de ocurrencias ordinarias domésticas; Mir y Sauda escribieron algunos. La rima es siempre en pareados y la métrica más habitual es el tertrámetro báquico con yambo.

Nazm
El nazm urdú es uno de las principales formas de poesía, que posee una identidad propia. Históricamente son representantes notables de esta forma poética Nazeer Akarabadi, Iqbal, Josh, Firaq, Akhtarul Iman hasta Zahida Zaidi, Paigham Afaqui y Farhat Ehsas. Representantes modernos en Pakistán son Aftab Iqbal Shamim y Waheed Ahmed. Los poemas tratan de la vida normal, el pensamiento filosófico, asuntos nacionales y las dificultades de los individuos.

El dastaan
La literatura en urdú está tradicionalmente más cercana a la poesía que a la prosa, sin embargo existe un componente narrativo que se reduce prácticamente al dastaan (داستان), largas historias de carácter épico, a menudo de origen persa, que tratan sobre criaturas mágicas y asuntos fantásticos, en una historia extremadamente complicada.2​
Desde su origen en Irán, el dastaan se ha ido extendiendo gracias a bardos y contadores de cuentos, contaminándose de motivos «viajeros» tomados del folclore del Oriente Medio, Asia Central y en norte de la India, además de motivos de la literatura clásica, siendo especialmente popular en la literatura en urdú. Existen otros género similares en Oriente, como son como el masnawi persa, el gissa punyabí, el waqayati bait del Sind, etc. y también es reminiscente de la novela europea.
Esta forma de literatura popular fue posteriormente recogida por autores individuales. El dastaan más antiguos conocidos dentro de la literatura en urdú son el Dastan-i-amir hamra, escrito a principios del siglo xvii, y el desaparecido Bustan-iJayal («El jardín de la imaginación» o «El jardín de Jayal») de Mir Taqi Jayal (fallecido en 1760). La mayoría de la narrativa dastaan fue recogida a principios del siglo xix, entre los que se incluyen Bagh-oBahar («El jardín y fuente»') de Mir Amman, Mazhab-i-Lshq («La religión del amor») de Nihalchand Lahori, Araish-i-Mahfil («El adorno de la asamblea») de Hyderbakhsh Hyderi y Gulzar-i-Chin («La cama de flores de Chin») de Khalil Ali Khan Ashq.​

Novela

Uno de los primeros autores en escribir novela en urdú ha sido Nazeer Ahmed, que publicó en 1868–1869 Mirat-al-Urus («El espejo de la novia»). La novela ha tenido tal éxito, que ha sido reeditada desde entonces hasta reunir las 100.000 copias y ha sido traducida al bengalí, al braj, al cachemiro, al guyaratí y al inglés. Nazeer Ahmed también escribió Bina-tul-Nash («Las hijas de la Osa Mayor»), Taubat-un-Nasuh («El arrepentimiento de Nasuh», 1873-1874) y Fasaana-e-Mubtalaa (1885), novelas moralizantes. En 1899 se publicó Umrao Jaan Ada3​ (urdú: امراؤ جان ادا) de Mirza Hadi Ruswa, considerada por algunos como la primera novela en urdú.
La novela urdú comenzó dedicándose a los temas sociales, ampliando posteriormente la temática a la vida social rural. Bajo el movimiento de los escritores progresistas, inspirados por Sajjad Zaheer, se comenzó a tematizar el cambio de los tiempos. Posteriormente, el inmenso impacto producido por el horror de la partición de Pakistán y la India causó que la novela tratara sobre la identidad y la migración, como se puede comprobar en las obras mayores de Abdullah Hussain y Quratul Ain Haider.
Hacia finales del siglo xx, la novela se tornó hacia la vida y las realidades contemporánea y las aspiraciones de las jóvenes generaciones de la India. Las principales novelas de los escritores en urdú de la India demuestran una nueva confianza en la vida contemporánea, como las novela Makaan de Paigham Afaqui, Do Gaz Zameen de Abdus Samad o Pani de Ghazanfer. Estas novelas, y sobre todo la primera, han sacado a la novela en urdú del trauma de la partición y la identidad, llevándola al tratamiento de la vida moderna en la India. Makaan ha sido traducida al inglés y es conocida por la importancia dada a los personajes femeninos, de hecho, se considera la primera y mejor novela feminista en urdú. De hecho, el impacto de Makaan fue tal, que muchos escritores en inglés como Vikram Seth se volvieron hacia la novela y la producción de ficción en urdú se ha incrementado notablemente, como muestran los ejemplos Andhere Pag de Sarwat Khan, Numberdar Ka Neela de S. M. Ashraf y Fire Area de Ilyas Ahmed Gaddi.

Afsanah o historia corta

La literatura en urdú incluye la historia corta desde hace algo más de cien años. Durante este tiempo ha pasado por algunas fases de brillantez, como los inicios del romanticismo, el movimiento progresista, el modernismo y la época actual. Las historias cortas en urdú han tratado un amplio espectro de temas, tratando algunas de las más famosas sobre la partición de Pakistán y la India, y la violencia generada. Hacia finales del siglo pasado, la historia corta descubrió la complejidad de la vida diaria.
Aunque diversos escritores y escritoras han contribuido a la historia corta en su primera fase, incluyendo historias tanto románticas como de crítica social, la historia corta cristalizó como una parte intrínseca de la literatura urdú en los escritos de Munshi Premchand; entre sus historias más notables se cuentan «Kafan» y «Poos Ki Raat». El género volvió a ganar momento con la publicación de Angare, una colección de muchos autores de hacia finales de la vida de Premchand. Escritores como Ghulam Abbas, Manto, Rajinder Singh Bedi, Krishan Chander e Ismat Chughtai, por nombrar unos pocos, convirtieron la historia corta en un género mayor.
La siguiente generación de escritores incluyó a Qurratulain Hyder, Qazi Abdul Sattar y Joginder Paul. Posteriormente, las generaciones más jóvenes continuaron la tradición con escritores como Zahida Hina y Paigham Afaqui, Syed Mohd Ashraf y Salam Bin Razzaq.